¿Qué son los microplásticos?

Qué son los microplásticos, los tipos que hay, cómo afectan al medioambiente y lo que suponen para la salud de las personas

ElTiempo.es

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Los microplásticos son partículas de material plástico que miden menos de 5 milímetros (mm) y que contaminan a los diferentes elementos del sistema climático. 

Desde la década de los 50, se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plásticos, y más de la mitad de esta cantidad se ha generado en los últimos años. Esto es debido a los hábitos de consumo, ya que los productos de plástico de un solo uso o los de una vida útil menor de cuatro años han invadido la vida cotidiana.

Únicamente se recicla alrededor del 9% y se incinera un 12%. Por desgracia, finalmente una gran cantidad de plástico acaba en los océanos.

Al no ser biodegradables y, al degradarse en estas partes tan pequeñas, entran a formar parte de multitud de tejidos de todo tipo de animales terrestres y marinos.

Aunque el ciclo completo de los microplásticos aún es bastante desconocido, hay numerosas investigaciones abiertas en la actualidad que alertan de sus graves peligros.

En 2017, la ONU estimó que había más de 50.000 millones de estas partículas en los océanos y que eran ingeridas por los animales marinos. Esta es la forma en la que se introducen en la cadena alimentaria.

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Tipos de microplásticos

Según su origen, estas micropartículas se clasifican en dos tipos.

Microplásticos primarios

Son aquellas partículas que se envían directamente al medio ambiente. Suponen entre el 20 y el 30% de los plásticos que contaminan los mares. Aproximadamente, un 35% de los microplásticos primarios procede del agua del lavado de ropa sintética.

Por otra parte, el desprendimiento de la goma de los neumáticos causado por el rozamiento por abrasión es el responsable de un 28% de estos microplásticos, mientras que la industria cosmética aporta un 2%.

Ciertos productos de higiene o de belleza poseen microesferas plásticas, como cremas exfoliantes o pastas dentífricas, que acaban en los océanos. Estas microesferas han sido añadidas intencionadamente en sustitución de otras soluciones más naturales.

Microplásticos secundarios

Proceden de la degradación de objetos grandes de plástico por la acción del agua, del viento, del sol o de microorganismos diversos. Representan entre un 70 y un 80% de los microplásticos del océano.

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Los microplásticos en la salud

En 2016, la FAO indicó que diversos estudios habían puesto de manifiesto la presencia de microplásticos en más de 800 especies marinas. Un estudio de la Universidad Johns Hopkins revelaba que un europeo que consume habitualmente marisco puede estar ingiriendo 11.000 partículas plásticas al año.

Sin embargo, no es la única fuente por la que se introducen en el organismo. El agua potable del grifo también los contiene. Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Incheon (Corea del Sur) y Greenpeace analizó numerosas marcas de sal común de uso doméstico. Más del 90% de ellas poseían microplásticos.

El efecto que causan estos microplásticos aún no está descrito. En este sentido, preocupa que algunos de ellos posean aditivos y sustancias químicas nocivas para los seres humanos. Por esta razón, y dando por hecho de que ya están presentes en nuestro organismo, muchos científicos han abierto varías líneas de investigación.

Las partículas que se encuentran con más frecuencia en el cuerpo humano son tereftalatos de polietileno y polipropilenos. Suelen formar parte de botellas y envases de plástico para agua, zumo o leche. Se presenta una enorme dificultad para describir la trazabilidad exacta de cada uno de estos microplásticos.

En cualquier caso, todo parece indicar que la comida procesada se contamina a lo largo de una o varias de sus fases de elaboración o con el envasado.

Sin embargo, a pesar de la certeza de su presencia en nuestro organismo, aún no hay evidencias científicas que avalen sus consecuencias negativas. No obstante, a los científicos les inquieta especialmente que las partículas de pequeño tamaño entren en el torrente sanguíneo y, de ahí, al hígado.

En marzo de 2022, científicos del CSIC descubrieron que los microplásticos alteran el aparato digestivo. Concretamente, señalaron que afectan a la flora intestinal, pues reducen la diversidad de la microbiota del colon.

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Las soluciones propuestas en los últimos años

En 2008, Ruanda prohibió la fabricación, comercialización, importación y utilización de bolsas de plástico y varias naciones siguieron su ejemplo. Así, en 2015, la Unión Europea anunció la prohibición de plásticos de un solo uso para 2021. Otros países, como Costa Rica, adoptarán la misma medida en 2023.

De hecho, son muchos los países que han legislado a favor de reducir el consumo de plásticos. En este sentido, también la industria cosmética se ha visto afectada. En Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido y Canadá ya se ha prohibido la utilización de microesferas en los productos de cuidado personal.

Soluciones recientes de la Unión Europea

La estrategia para mejorar la gestión del plástico, aprobada en septiembre de 2018 por el Parlamento Europeo, tiene como objetivo que en 2030 todos los envases plásticos sean de materiales reciclables. Por otro lado, estudia la prohibición de añadir microesferas de una manera intencionada, tanto a productos cosméticos como a detergentes.

Soluciones tecnológicas

Todas las prohibiciones y regulaciones son iniciativas imprescindibles para reducir la producción de plásticos y su uso. Sin embargo, ninguna de esas medidas contribuye a eliminar los que ya existen de una manera proactiva.

Actualmente existen tecnologías para separar y retener los microplásticos dentro de un medio acuoso. La eficacia es prácticamente total y, además, permite analizarlos. También son interesantes las tecnologías basadas en el poder de atracción de los ferrofluidos, las bacterias metabolizadoras de plásticos o los filtros de nueva generación.