«No mires arriba»: ¿Sólo una película o podría suceder realmente?

¿Es posible que un gran meteorito choque contra la Tierra como plantea la película «No mires arriba»? Lo cierto es que sí, la pregunta es ¿cuándo?

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

La película «No mires arriba» se ha convertido en uno de los grandes éxitos de Netflix. Sin entrar en spoilers sobre la película, la idea es muy sencilla: el descubrimiento de un cometa que impactará con la Tierra apenas unos meses después es recibido con indiferencia e, incluso, negación. La pregunta es ¿podría un gran asteroide chocar con nuestro planeta?

La pregunta no es «si puede pasar, es cuándo va a pasar»

Lo cierto es que la premisa de «No mires arriba» (al margen de la imagen que da de la sociedad y de la lectura que se quiera hacer al respecto) solo es descabellada en un aspecto: un asteroide, o cometa, lo suficientemente grande como para acabar con gran parte de la vida en la Tierra ya estaría monitorizado.

A fin de cuentas, hay que recordar que el cometa que puso fin al reinado de los dinosaurios medía unos diez kilómetros. La buena noticia, en este sentido, es que las colisiones con objetos grandes son mucho más raras que con objetos pequeños. Es decir, estas colisiones suceden en escalas de tiempo grandes.

Es mucho más habitual que los asteroides que choquen con la Tierra sean de apenas unos pocos metros y acaben desintegrándose en la atmósfera. La cuestión de fondo, de todos modos, es que ya sucedió hace 65 millones de años. En otras ocasiones en el pasado de la Tierra. Teniendo en cuenta esto, naturalmente, tal y como ocurre en «No mires arriba» en un futuro volverá a suceder.

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Llegará un momento en el que, de nuevo, haya un gran asteroide o cometa que se dirige a nuestro planeta. Para tener cierta calma, hay que aclarar que, entre todos los asteroides y cometas conocidos como Eros o Ganymed, no hay ninguno con posibilidad de colisión con la Tierra en los próximos 150 o 200 años.

Aunque siempre cabe la posibilidad de que llegue un cometa desde los confines del Sistema Solar (procedente de la lejana Nube de Oort), la posibilidad de que su trayectoria sea de choque con la Tierra es más bien remota (aunque no es cero).

De ahí que, en el mundo real, se esté trabajando en conceptos como el de la misión DART. El objetivo es demostrar que es posible modificar la órbita de un objeto. En ese caso, se modificará la órbita de un pequeño asteroide que es satélite de uno más grande, pero que podría usarse en otros ámbitos.

No hay colisión a la vista ahora… Pero no será siempre así

Si un día se detectase un asteroide que se dirigiese a la Tierra, una misión como la de DART permitiría modificar su órbita ligeramente. Aunque el cambio fuese de apenas unos centímetros, si se ejecuta a la distancia apropiada, es suficiente para que un asteroide pase de chocar con la Tierra a desviarse en miles de kilómetros.

Incluso con la seguridad que puede dar la tecnología de desvío de asteroides, lo cierto es que tarde o temprano habrá un gran objeto que sí se dirija a la Tierra, que pueda poner en peligro la mayor parte de la vida de nuestro planeta. De ahí que se hable de otro aspecto no menos importante…

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Concepto artístico de la misión DART. Crédito: NASA/Johns Hopkins APL

Para garantizar nuestra supervivencia, como especie, en una escala de tiempo superior a la de la frecuencia de los grandes impactos de asteroides (o cometas) en la Tierra, necesitaremos ser una especie interplanetaria.

De esta manera, si un gran impacto provocase que la Tierra fuese inhabitable, el ser humano podría seguir su existencia al tener presencia en, por ejemplo, Marte. Campañas como el desarrollo de la nave Starship, por parte de SpaceX, van precisamente en esa dirección, la de conseguir que podamos convertirnos en una especie interplanetaria para garantizar la supervivencia del ser humano.

DEO: ¿Y SI CAYERA UN GRAN METEORITO SOBRE LA TIERRA?

No es, sin embargo, un mecanismo que pretenda que el ser humano se traslade a un planeta diferente. No tenemos esa capacidad. Ni siquiera somos capaces, en estos momentos, de tener una presencia permanente en la Luna. Aunque es algo que se espera conseguir en la década de 2030.

Además, no podemos perder de vista el hecho de que ser una especie interplanetaria no implica, de ninguna manera, que nos desentendamos de la Tierra. Al contrario, también tenemos que ser conscientes de las condiciones en nuestro planeta, y de amenazas como el calentamiento global y sus consecuencias si no se toman las medidas adecuadas.

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La película «No mires arriba» se ha convertido en uno de los grandes éxitos de Netflix de esta temporada.

«No mires arriba» tiene mucho de crítica a la sociedad

Una parte muy importante del mensaje de «No mires arriba» es sobre la sociedad moderna. En esencia, se plantea que, de conocer una amenaza que pusiera fin a la vida en el planeta, colectivamente la trataríamos como algo poco importante o, incluso, sería tratada como una conspiración.

No hace falta mirar arriba para ver los problemas a los que nos tenemos que enfrentar. El calentamiento global, sin ir más lejos, es una fuente de discusiones muy acaloradas y de actitudes enfrentadas. A pesar de que el mensaje desde la comunidad científica es claro, el grueso de la sociedad no lo tiene entre sus grandes preocupaciones.

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Lo cierto es que, a pesar del miedo que puede causar pensar en el impacto de un gran asteroide, o en la erupción de un supervolcán (como el de Yellowstone) hay escenarios mucho más cercanos que están sucediendo ahora mismo que nos pueden llevar a una situación muy preocupante para la supervivencia del ser humano.

De media, las colisiones con objetos que puedan provocar una extinción global suceden en una escala de decenas de millones de años. Las erupciones de supervolcanes, del mismo modo, se producen en escalas de tiempo gigantescas en comparación a la vida de un ser humano.

Imaginemos, por ejemplo, que el próximo gran asteroide que vaya a chocar contra la Tierra llegue en 5000 años. ¿Somos capaces de imaginar qué tipo de tecnología (y conocimientos respecto al desvío de asteroides y cometas) podríamos tener para ese entonces? Sin embargo, en nuestro día a día y en estos momentos, tenemos preocupaciones mucho más cercanas y tangibles, como el calentamiento global.

Sea como fuere «No mires arriba» tiene parte de verdad porque sí, un gran asteroide podría chocar con nuestro planeta. Ya ha sucedido en el pasado y sucederá en el futuro. Lo bueno es que, por ahora, no hay ninguno a la vista en unos 150 o 200 años…