El jabalí entra en el catálogo de señales de tráfico de la DGT
Sergio Delgado Martorell
El jabalí ya tiene su propia señal de tráfico. Tras más de veinte años sin transformaciones relevantes, España ha renovado su catálogo de señales de tráfico.
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha promovido una revisión exhaustiva del repertorio señalético, ya avalada por el Consejo de Estado, que responde a las mutaciones sociales, tecnológicas y medioambientales que afectan a la movilidad actual.
Aunque la actualización abarca múltiples elementos, una de las señales que más atención ha suscitado es la que advierte del cruce de jabalíes, una presencia cada vez más frecuente en distintas regiones del país.
El jabalí consigue una señal: detrás del 40 % de los siniestros con fauna
No se trata de una anécdota aislada. La incorporación de esta señal responde a una emergencia vial creciente. En los últimos años, los jabalíes han multiplicado su presencia, adentrándose en entornos urbanos y periurbanos donde antes eran inusuales. La consecuencia: un notable incremento en el número de accidentes, algunos de ellos con desenlaces trágicos.
Según cifras oficiales de la DGT, este animal está implicado en 4 de cada 10 colisiones con fauna salvaje, superando incluso a los corzos, que concentran el 35 % de estos siniestros. Una estadística que justifica la adopción de esta señal específica, concebida para prevenir y mitigar riesgos en tramos donde la probabilidad de encuentro con jabalíes es elevada.
Así es la nueva señal de tráfico del jabalí
El nuevo pictograma muestra el perfil inconfundible de un jabalí adulto, destacando su colmillo prominente, y se utiliza exclusivamente en zonas donde existe una «proporción muy significativa» de ejemplares.
Su introducción supone un salto cualitativo respecto a la anterior señal genérica de «paso de animales en libertad», que carecía de especificidad. Gracias a esta modificación, se amplía el repertorio de fauna representada en la normativa vial, hasta ahora limitado a siluetas como la del ciervo, la vaca o el lince.
Se trata, por tanto, de una evolución coherente con los nuevos patrones de comportamiento animal, cada vez más condicionados por la presión urbanística y la fragmentación del hábitat.

Jabalíes en colegios, rotondas y centros comerciales
La convivencia entre jabalíes y ciudadanía dejó de ser un fenómeno rural. En ciudades como Málaga, estos animales han sido grabados en zonas residenciales, accesos escolares e incluso inmediaciones de centros comerciales como el Miramar de Fuengirola.
También se han documentado episodios similares en La Coruña y otras capitales de provincia, donde su presencia ha pasado de lo insólito a lo cotidiano.
Este desplazamiento de la fauna hacia entornos urbanos responde a factores multifactoriales: la reducción de sus hábitats naturales, la facilidad para acceder a residuos orgánicos y una progresiva pérdida del miedo al ser humano.
Como consecuencia, los jabalíes no solo generan situaciones de alarma vecinal, sino que cruzan calzadas de forma imprevisible, provocando colisiones que a menudo resultan inevitables.
Nuevas señales para una movilidad del siglo XXI
El rediseño impulsado por la DGT no se limita al ámbito faunístico. Entre las novedades se encuentran también señales dedicadas al patinete eléctrico, vehículo ya habitual en muchas urbes, y una actualización de la señal de zona escolar, que ahora otorga mayor visibilidad a la figura femenina, reforzando así los principios de representación igualitaria en la vía pública.
Estas modificaciones buscan responder a los cambios en los modos de desplazamiento, adaptando la señalización a una sociedad más diversa, más tecnológica y más atenta a los nuevos retos de la convivencia vial.
Advertencia para conductores y herramienta de gestión local
El propósito de esta nueva señal va más allá de alertar a los conductores. Su instalación también permite a las administraciones locales identificar zonas de riesgo y plantear medidas complementarias como la colocación de pasos de fauna, sistemas de vallado o controles de población animal.
En términos de seguridad, su eficacia dependerá del grado en que los conductores interpreten y respeten la advertencia visual.
Como sucede con otras señales de peligro, su éxito reside en la concienciación del usuario y en una respuesta preventiva adecuada: reducir la velocidad, aumentar la atención y anticipar posibles irrupciones.
