Ola de calor en París: cierran la cima de la Torre Eiffel y se activa el nivel máximo de alerta

Francia sufre uno de los junios más cálidos desde que hay registros y endurece las restricciones en la capital

Javier Castaño

Las temperaturas han escalado este martes hasta niveles que París no registraba desde hace un lustro. En plena alerta roja, y con el termómetro marcando cifras cercanas a los 39 ºC, las autoridades han tomado una medida inusual pero inevitable: cerrar el último piso de la Torre Eiffel para proteger tanto a los visitantes como al personal. No ocurría algo así desde 2019.

El calor no da tregua. En más de 1.300 escuelas de Francia se han suspendido las clases ante la imposibilidad de ventilar los edificios. En paralelo, una central nuclear ha sido desconectada temporalmente por el riesgo de sobrecalentamiento.

Mientras tanto, el Plan Canicule, en su nivel más alto, reorganiza horarios, actividades y flujos de tráfico en toda la región de Île-de-France.

Temperaturas fuera de escala y efectos inmediatos

La ola de calor no sólo ha elevado el mercurio, también ha alterado el ritmo de la ciudad. Desde primeras horas de la mañana, las restricciones de movilidad afectan a cientos de miles de trabajadores que utilizan vehículos con etiqueta Crit’Air 3, considerados contaminantes.

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Un Mediterráneo sobrecalentado agrava la situación

Las aguas del Mediterráneo occidental superan hasta 9 ºC la media habitual para estas fechas, lo que influye directamente en el ascenso de humedad hacia el norte. El fenómeno, que afecta sobre todo al sur de Francia, sostiene las temperaturas nocturnas y genera un ambiente sofocante incluso al anochecer.

Según el observatorio europeo Copernicus, el aire cálido que asciende desde África actúa en combinación con esta masa marítima anómala, reforzando la ola de calor en un bucle retroalimentado. La temperatura del agua alcanzó el domingo los 26,01 ºC, un récord absoluto para el mes de junio.

Trabajos nocturnos y colapso de infraestructuras

En las carreteras, las tareas de mantenimiento se han desplazado a la madrugada. En la A13, decenas de camiones y grúas operaban a oscuras, con cuadrillas de obreros —la mayoría migrantes— que no pueden trabajar bajo el sol sin infringir la legislación laboral.

A su vez, la venta de ventiladores y parasoles se ha disparado. En muchos comercios están agotados. La instalación de aire acondicionado en viviendas colectivas, lejos de ser sencilla, requiere de trámites que, en edificios protegidos, pueden llegar a bloquearse. La ciudad, con estructuras del siglo XIX, no estaba preparada para esto.

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Francia ya ha lamentado las primeras víctimas. Al menos dos personas han muerto por causas directamente vinculadas al calor, según informó el Ministerio de Transición Ecológica. Los servicios de emergencia han atendido a más de 300 afectados, en un episodio que recuerda a las olas de calor de 2003 o 2022, responsables de decenas de miles de muertes prematuras en Europa.

Francia no está sola

La situación se repite en otros puntos del continente. En España, junio ha sido el más cálido desde que se tienen registros, con medias superiores a 23,6 ºC. En Portugal, el récord lo ha marcado la ciudad de Mora, con 46,6 ºC.

Por su parte, en el sur de Alemania, donde los escolares disfrutan de vacaciones por calor («hitzefrei»), se esperan hasta 40 ºC esta semana. Y en Turquía, los incendios forestales han obligado a evacuar a más de 50.000 personas.

Incluso en el Reino Unido, donde menos del 5 % de las viviendas cuentan con aire acondicionado, las temperaturas han sobrepasado los 32 ºC en plena segunda ola del verano. En Wimbledon, los aficionados al tenis recurren a ventiladores de mano y botellas de agua helada para soportar las gradas.

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El turismo y la Torre Eiffel, también en revisión

Quienes estos días acuden a la Torre Eiffel descubren que solo pueden subir hasta la segunda planta. Las entradas para el nivel superior están siendo reembolsadas automáticamente, y las visitas guiadas, canceladas.

En los alrededores, fuentes públicas y zonas verdes permanecerán abiertas toda la noche, como parte del dispositivo especial activado en la capital francesa. La ciudad ha reforzado las recomendaciones a turistas y residentes: evitar actividades físicas, hidratarse con frecuencia, usar protección solar y mantenerse alejados de espacios cerrados sin ventilación.