Pueblos «sumergidos» de España que resurgen con la sequía

¿Buscando recorrer las ruinas de pueblos fantasma en España? La sequía nos da una oportunidad para hacerlo.

David Escribano

David Escribano

Durante los últimos años y especialmente en 2023, la sequía se está convirtiendo en un problema realmente preocupante en España. La lluvia escasea y el nivel de los embalses y pantanos marca números escuálidos. Este terrible fenómeno, sin embargo, provoca una consecuencia fascinante: la reaparición de los pueblos que estaban «sumergidos» bajo el agua.

Al disminuir el nivel de esa agua que los enterró en vida, las casas, iglesias y otras edificaciones de esas localidades, resurgen como auténticos fantasmas pétreos.

Ese momento puede durar semanas o meses, y muchos viajeros lo aprovechan para recorrer sus calles vacías en las que susurros imaginarios parecen contar historias de otro tiempo. Estos son algunos de los casos más sorprendentes y atractivos en España.

Portomarín, Galicia

Portomarían pueblos sumergidos de España
Fuente imagen: Pixabay

La localidad lucense de Portomarín es un gran ejemplo de pueblos sumergidos que renacen con la sequía.

Corría el año 1963 cuando el gobierno español decidió crear el embalse de Belesar, el más grande del río Miño. Al hacerlo, iban a sacrificar la vida de todo un pueblo, cuyos habitantes serían relocalizados a la parte alta de una colina cercana.

Fue así como el viejo Portomarín fue abandonado a las aguas. La famosa iglesia de San Nicolás – levantada entre los siglos XII y XIII con un aspecto inconfundible de fortaleza defensiva – fue trasladada, piedra a piedra a la nueva localización del pueblo.

Sin embargo, el púlpito de la orquesta, las paredes de las casas y el viejo cementerio son algunas de las cosas que emergen de las aguas cuando aprieta la sequía. Se pueden realizar recorridos en quad entre las antiguas ruinas y, cuando aún hay un poco de agua, en kayak.

Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria

Durante los años 40, 50 y 60 se crearon un buen número de embalses en España que anegarían poblaciones enteras. Es el caso del embalse del Ebro, que no sólo sumergió bajo sus caudalosas aguas al pueblo de Las Rozas de Valdearroyo, sino que también sumiría en el olvido a Quintanilla de Bustamante y La Magdalena.

Sin embargo, a veces no hay mal que por bien no venga. Así, el embalse está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

En el caso de Las Rozas, la torre de la iglesia de Villanueva aparece parcialmente sumergida para convertirse en “La Catedral de los Peces”. Uno de los más curiosos entre los pueblos sumergidos de España.

Pantano de Iznájar, Andalucía

Pantano de Iznájar
Fuente: Pixabay

Las aguas del pantano de Iznájar se extienden sobre un territorio comprendido entre las provincias de Granada, Córdoba y Málaga.

Creado en los años 60, supuso el fin de más de una veintena de pedanías andaluzas, como la aldea de San José o El Remolino. Cuando la lluvia escasea, aparecen las estructuras pétreas de antiguas casas, puentes, chimeneas o fábricas de aceite.

Al llegar la sequía, los amantes de la historia también hallarán en este gran embalse (de 100 kilómetros de orilla y 32 km de longitud) una necrópolis ibera y restos de antiguas construcciones romanas.

Embalse de Valdecañas, Extremadura

El extremeño embalse de Valdecañas también guarda tesoros arqueológicos bajo su líquido elemento. Un ejemplo de ello es el Dolmen de Guadalperal, un monumento funerario megalítico que tiene cerca de 2.500 años de antigüedad. Junto a él se extendía un poblado neolítico.

El mismo pantano pone al descubierto, cuando la lluvia se hace de rogar, al pueblo de Talavera la Vieja, que fue levantado sobre la urbe romana de Augustóbriga.

Otro icono del lugar es el puente de La Mesta, originario de la población de Villarta de los Montes (Badajoz). Es del siglo XIV y por sus más de 200 metros de largo transitaba el ganado de la Cañada Real Leonesa.

San Román de Sau, Cataluña

Pueblos sumergidos
Fuente: Pixabay

En la provincia de Barcelona también podemos encontrar pueblos sumergidos que reaparecen con la sequía.

Para encontrar uno de ellos, tendremos que viajar a la comarca de Osona. El embalse homónimo se construyó en 1962. Así, el caudal del río Ter acabó ocultando la belleza de San Román de Sau.

En algunas ocasiones, la falta de agua ha llegado a ser tal, que se puede pasear tranquilamente por las calles del pueblo a la vez que admiramos su bella iglesia del siglo XI. Este caso es algo distinto a los demás, pues el pueblo ya había sido abandonado antes de la construcción del embalse.

Mansilla de la Sierra, La Rioja

Fue durante la Segunda República cuando se creó el embalse de Mansilla y la población de Mansilla de la Sierra tuvo que ser relocalizada.

Los cerca de 600 habitantes que tenía el pueblo fueron reubicados cerca de allí. Ahora, cuando la falta de lluvia hace estragos, los descendientes de aquellos desplazados pueden volver a recorrer las calles por las que jugaron sus padres, madres y abuelos.

Aceredo y Bande, Galicia

La aldea de Aceredo, en Ourense, quedó sepultada bajo las aguas del embalse de Lindoso en 1992. Sin embargo, no son extraños los veranos en los que se puede volver a caminar por sus calles debido a la sequía.

Cerca de allí, en Bande, cuando baja el nivel del agua en el embalse de As Conchas, aparece, como por arte de magia, el campamento militar romano conocido como ‘A Cidá’. Lugares olvidados que nos recuerda la falta de agua y su importancia en nuestras vidas.