¿Qué hay detrás de los devastadores incendios de Australia?

Las anomalías meteorológicas que ha generado el cambio climático para amplificarlos.

Mario Picazo

Mario Picazo

Estas son las anomalías meteorológicas que ha generado el cambio climático para amplificarlos

VÍDEO: AUSTRALIA, ENTRE LAS LLAMAS

Australia es más propensa a los incendios forestales que cualquier otro continente en del planeta. Los veranos calurosos son bastante comunes, y también las temporadas de incendios forestales que arrasan miles de hectáreas de vegetación.

La temporada de incendios este 2019 ha visto cifras sin precedentes, con cerca de siete millones de hectáreas de superficie calcinadas, la mayoría durante los meses de primavera en el hemisferio sur (septiembre a diciembre).

Los ingredientes que los han causado parecen estar relacionados con una serie de anomalías meteorológicas, y los científicos tienen datos que las vinculan al cambio climático antropogénico. 

Oleada de incendios afectando el extremo oriental del estado de Nueva Gales del Sur, Australia el 15 de noviembre de 2019. Fuente: Aqua MODIS, NASA

El estado de Nueva Gales del Sur es una zona especialmente vulnerable a los incendios forestales, pero la temporada de incendios de 2019 ha sido única. En 1994, 1997, 2000, 2002 y 2018 se produjeron grandes incendios en este rincón del sudeste de Australia, pero 2019 ha sido con diferencia la peor.

Durante las últimas décadas, se ha consumido de media cerca de 280,000 hectáreas, pero esta última temporada, los incendios forestales han consumido cerca de 3.4 millones de hectáreas.

Hay zonas en Australia, donde la lluvia prácticamente ha desaparecido, una situación que hace que los incendios avancen a toda velocidad y devoren grandes extensiones de vegetación en poco tiempo. Según la Oficina Australiana de Meteorología, algunas zonas del país han visto una disminución considerable de las precipitaciones.

El suroeste es ahora un 20 por ciento más seco que en la década de 1970, mientras que el sureste, donde se han registrado la mayoría de los incendios, ha visto una disminución de las precipitaciones cercana al 11 desde la década de 1990. 

Disminución de la precipitación en el sudeste de Australia, Nueva Gales del Sur entre el 1 de octubre de 2016 y el 30 de septiembre de 2019. Fuente: Australian Bureau of Meteorology

La disminución de la precipitación en algunas zonas de Australia parece estar relacionada entre otros fenómenos con una señal positiva de lo que los meteorólogos llaman el Modo Anular del Sur (MAS). El MAS representa el movimiento norte-sur del cinturón de vientos del oeste que sopla sin parar a través de las latitudes medias y altas del hemisferio sur.

Estos vientos son los que conducen borrascas y frentes por el sur de Australia, trayendo lluvia a la región durante los meses de invierno. Durante los últimos años, ha dominado un modo positivo del MAS, lo que ha provocado que los frentes activos se desplacen más al sur de lo habitual, evitando a Australia.

La comunidad científica lleva tiempo estudiando estas anomalías y ha podido demostrar a través de investigaciones recientes, que esta nueva tendencia en el MAS está vinculada al cambio climático.

Estructura del MAS en su fase positiva, desplazando frentes y borrascas al sur del continente austral. Fuente : Commonwealth Australia/Australian Bureau of Meteorology

Hay zonas del sudeste del país que llevan experimentado una continua sequía desde 2017. Gran parte de esa falta de precipitación ha coincidido con los meses de invierno, la estación en la que la lluvia suele ser más abundante.

Un invierno tan seco como el de 2019, no tiene precedentes en el registro histórico de precipitaciones de Australia y parece estar estrechamente relacionado con las anomalías de temperatura del agua del océano.  

Las cálidas aguas del Océano Índico tropical, también juegan un papel fundamental a la hora de moldear los patrones de precipitación que llegan  al continente australiano.

Las diferentes fases del MAS y como afecta las precipitaciones en Australia.
Fuente : Australian Bureau of Meteorology.

Un fenómeno climático conocido como el Dipolo del Océano Índico (DOI), también conocido como El Niño del Índico, puede traer más o menos precipitaciones a la región. Cuando se encuentra en modo muy positivo, como lo fue en 2019, las temperaturas de la superficie del mar más frías de lo normal en la sección oriental del Océano Índico, limitan la cantidad de humedad (lluvia o nieve) que borrascas y frentes asociados transportan a la parte sur del país.

Esta situación causa sequía, de ahí que algunos de los peores incendios forestales registrados en Australia hayan coincidido con años positivos de DOI. 

Fase Positiva del DOI afectando las precipitaciones en Australia y oreas zonas del Océano Índico. Fuente Australian Bureau of Meteorology.

A medida que aumentan las temperaturas, también lo hacen otras variables que ayudan a generar y propagar incendios forestales, como la evaporación. Las condiciones atmosféricas más secas hacen que los suelos también se sequen, pero también ayudan a aumentar el volumen de potencial combustible (vegetación seca) disponible para avivar los incendios.

La última década, ha sido una de temperaturas cada vez más elevadas, se han batido registros térmicos año tras año, y ese exceso de calor ha sido el detonante en muchos casos de un mayor número de devastadores incendios.

Este pasado 2019, además de causar más de una docena de fallecidos, los incendios han provocado evacuaciones, la destrucción del patrimonio forestal y han supuesto una amenaza para la supervivencia de especies animales protegidas, como los koalas, todo esto sin contar el daño económico que han causado.

En la ciudad más grande del país, Sydney, el humo literalmente ha envenenado el aire, y durante 30 días la contaminación ha excedido niveles intolerables o muy peligrosos.

Durante días, la ciudad de Sydney ha visto cielos amenazantes cargados de humo y partículas que han provocado problemas respiratorios entre muchos de sus habitantes.

Los incendios de Australia continúan muy activos durante el arranque de este 2020 y aunque sus devastadores efectos están abriendo los ojos de muchos gobiernos del mundo, por desgracia aún hay muchos otros que reaccionan de manera indiferente ante esta tragedia. El cambio climático parece estar cada vez más relacionado con este tipo de fenómenos extremos, que cada vez ocurren con más frecuencia, duran más y tienen una intensidad que nadie recuerda haber vivido.