El mar se traga seis casas en Carolina del Norte por el oleaje de Imelda y Humberto
Buxton, isla de Hatteras: 45 minutos bastaron para que cinco casas cedieran; una sexta cayó por la noche.
María Rivas
El 30 de septiembre, la costa de Carolina del Norte fue testigo de una escena tan impactante como repetida en los últimos años. En la pequeña localidad de Buxton, situada en la isla de Hatteras, seis casas se desplomaron en apenas unas horas, engullidas por el océano.
Cinco de ellas cayeron en cadena durante la tarde, en apenas 45 minutos. La sexta se derrumbó avanzada la noche. Ninguna estaba habitada en ese momento, por lo que, pese a la magnitud del suceso, no hubo que lamentar víctimas.
Olas que no dieron tregua
Las marejadas que provocaron el colapso no llegaron desde tierra, sino desde mar abierto. Los huracanes Imelda y Humberto, aunque permanecieron lejos de la costa estadounidense, impulsaron oleaje prolongado y muy energético que alcanzó con fuerza el litoral de Carolina del Norte.
Las previsiones del Servicio Meteorológico Nacional ya advertían de olas entre 2,5 y 3,5 metros y condiciones «extremadamente peligrosas». En Buxton, el agua rebasó las dunas y socavó los cimientos de viviendas levantadas sobre pilotes, dejándolas sin soporte hasta que cedieron.
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Un paisaje alterado
Las imágenes captadas con drones mostraron cómo las casas se inclinaban, crujían y finalmente caían sobre el mar embravecido. La secuencia dejó tras de sí restos de madera, vidrios y electrodomésticos flotando a lo largo de la playa.
La administración del Cape Hatteras National Seashore cerró el acceso a la zona y pidió a los visitantes mantenerse alejados, tanto por seguridad como por la presencia de escombros peligrosos que podrían seguir llegando con la resaca.
Una costa en movimiento constante
Este no es un episodio aislado. En poco más de cinco años, ya son 18 las casas colapsadas en los Outer Banks, un territorio descrito por los expertos como uno de los paisajes más dinámicos ocupados por el ser humano.
Los Outer Banks son islas barrera, ecosistemas frágiles que se desplazan de manera natural por la acción del mar y el viento. El problema se agrava con la subida del nivel del mar y la erosión acelerada. Viviendas que hace décadas estaban alejadas de la orilla hoy se encuentran expuestas directamente al oleaje.
