Gripe y sequía: ¿cómo está influyendo este año?

Las condiciones ambientales como la humedad y la sequía pueden influir de manera determinante en la incidencia de la gripe y otros virus.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El otoño marca el inicio de la incidencia de la gripe. En 2022, la temporada de gripe parece que se ha adelantado al incrementar su incidencia en la población. 

Según el último informe del Sistema de Vigilancia de la gripe, «actualmente persiste el aumento en la incidencia de gripe en Atención Primaria, principalmente en menores de 15 años».

Los expertos apuntan que aunque el comportamiento del virus de la gripe es “imprevisible”. Esta temporada ya se está viendo una “actividad  gripal ya en las semanas iniciales de otoño”, apuntan desde la Sociedad Española de Epidemiología.

Tanto es así que algunos territorios como Castilla y León, Asturias o Andalucía ya han advertido del aumento de los casos de gripe en las últimas semanas. En Andalucía, por ejemplo se va a intensificar la vacunación antigripal para los menores de 5 años. Y se va a intentar hacer antes de la llegada del pico epidémico, que se espera para principios de diciembre. 

«Está demostrado que en estas edades se producen más casos de gripe cada año. La complicación es que, entre estos niños se producen algunos que requieren de ingreso hospitalario. La gran mayoría de ellos de personas mayores de 60 a 80 años», apuntan desde el departamento de Salud andaluz. 

Factores de contagio y propagación de la gripe

Detrás de esta incidencia hay varios factores. En primer lugar, la ausencia de inmunidad adquirida por la población. Esto es debido a la pandemia COVID-19 y la protección de las mascarillas. 

En segundo lugar, la mutación de los distintos tipos de virus y el hecho de pasar más tiempo en espacios cerrados. Y por último, las condiciones ambientales, como la baja humedad y la sequía

«A medida que disminuye la humedad, aumenta la incidencia de gripe. Esto es lógico, teniendo en cuenta que la sequedad aumenta el tiempo de permanencia en el aire de los aerosoles. Y, por lo tanto, favorece la transmisión». Así lo apunta Guillermo Martínez de Tejada, catedrático de Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.

Relación entre humedad y gripe

Estudios recientes señalan algo relevante. Una baja humedad en el ambiente, como la que puede producirse en épocas de bajas precipitaciones o sequía, puede contribuir a la propagación de la gripe. Es decir, los pacientes expuestos al aire seco son más susceptibles a la gripe.

Además, la exposición a niveles de baja humedad afecta la reparación de tejidos del epitelio de las vías respiratorias. Algo que afecta también al sistema inmune.

«La falta de humedad reseca las mucosas y afecta al buen funcionamiento de los mecanismos de limpieza del tracto respiratorio. Por eso, un uso excesivo de calefactores/radiadores en lugares cerrados y mal ventilados favorece la transmisión de aerosoles respiratorios y el contagio de la gripe. Tampoco hay que olvidar que la sequedad favorece la supervivencia del virus en el medioambiente», explica Martínez de Tejada.

El experto insiste en recordar que las asociaciones entre incidencia de la gripe y el volumen de precipitación no han sido concluyentes en estudios con seres humanos.

«Eso sí, en poblaciones de aves se ha descrito que un aumento de la precipitación se asocia con la disminución de intensidad de transmisión del virus».

Un uso excesivo de calefactores/radiadores en lugares cerrados y mal ventilados favorece la transmisión de aerosoles respiratorios y el contagio de la gripe. Fuente imagen: Pixabay

Contagio de la gripe

Por otro lado, trabajos anteriores señalaron que, con una humedad ambiental relativa baja, el virus de la gripe mantiene una capacidad de contagio intacta.

Sin embargo, cuando la humedad supera el 40% en el entorno, la carga de infección del virus disminuye a la mitad. Además, lo hace de manera rápida, en poco más de 15 minutos. 

«Los virus transportados tienen el potencial de permanecer suspendidos en las corrientes de aire por más tiempo y viajar distancias más largas. Aún así, su rápida inactivación a alta humedad atenúa esta preocupación. Por tanto, mantener una humedad relativa interior superior al 40% reducirá significativamente la infectividad de virus como el de la gripe». Estas son las conclusiones de los autores de este trabajo, publicado en la revista científica Plos One. 

«Es de esperar que, si nuestra protección frente a la gripe ha descendido con motivo de la epidemia de Covid, los cuadros gripales sean algo más severos. Por tanto, conviene promover, este año más que nunca, la vacunación frente a la gripe», concluye Martínez de Tejada.