¿Qué impacto puede tener la alta temperatura del Mar Mediterráneo en el clima?

El Mediterráneo vive este verano una de sus olas de calor más intensas y extensas. Preocupa el impacto que tendrá su elevada temperatura durante los próximos meses.

Mario Picazo

Mario Picazo

Este verano se habla constantemente de la ola de calor que afecta a España y otras zonas de Europa. También de lo elevada que está la temperatura en el Mar Mediterráneo. Se produjo una ola de calor durante la recta final de la primavera y otra más prolongada en julio. 

Mientras las temperaturas registradas en tierra se disparan por encima de la media habitual para estas fechas, las del agua del Mediterráneo también lo hacen.

La situación del Mar Mediterráneo a estas alturas del verano es excepcional. Por un lado, por el grado de calentamiento que muestran sus aguas superficiales. En algunos casos llega a estar 6,2oC por encima de la media.  

Por otro, porque la anomalía térmica positiva abarca gran parte del mar. Desde las costas peninsulares españolas hasta Grecia.

Ambiente bochornoso generado por la ola de calor marina

Los expertos saben que esta ola de calor marina se traduce en dos cosas. Más vapor de agua y temperaturas más bochornosas a nivel de la superficie en zonas terrestre. 

Durante estas últimas semanas, los registros térmicos en algunas zonas del litoral mediterráneo de Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares o Murcia no han sido tan elevados como en otras zonas del interior. 

Sin embargo, los registros de humedad sí que han sido muy elevados. Y, cuando esto ocurre, las sensaciones térmicas por calor bochornoso se disparan. 

temperatura Mar Mediterráneo
Anomalía de la temperatura del mar el 26 de julio de 2022. Fuente imagen: CEAM

Durante la ola de calor de julio también ha habido muchos días en los que la velocidad del viento ha sido mínima. Como no se han reciclado las masas de aire (ni a nivel local ni a nivel regional) han provocado el estancamiento del aire, que sólo se ha recalentado más bajo largas horas de insolación

Sumado a esto, la sensación de bochorno ha sido aún mayor con noches ecuatoriales en muchas zonas. 

Más DANAS y más vapor de agua para generar precipitaciones intensas

Un Mar Mediterráneo cálido por sí solo no significa que vayamos a vivir un periodo de precipitaciones extremas durante la recta final del verano y el otoño. Hoy en día todos estamos familiarizados con términos como «gota fría«, o «DANA«. 

Desde 1990, el número de DANAs ha aumentado en Europa. 

Para la formación de una DANA se necesita la presencia de aire frío en capas más altas de la atmósfera. Esto se convierte en el ingrediente fundamental para que las tormentas crezcan. 

Con esto, aumenta la inestabilidad atmosférica, y el gran volumen de vapor de agua disponible en la superficie se condensa rápidamente. Ese proceso ayuda a generar nubes de gran desarrollo vertical que producen precipitaciones muy intensas. 

temperatura Mar Mediterráneo
La borrasca Gloria el día 19 de enero de 2020, con su centro situado entre Ibiza y el cabo de la Nao.
Fuente imagen: MODIS / SUOMI-NPP

Hay estudios recientes que ya han demostrado que las DANAs aparecen con mayor frecuencia sobre nuestra geografía. Concretamente, sobre el Mediterráneo. Usando datos basados en el periodo de observación comprendido entre 1960 y 2017, se observa algo destacable. Desde 1990, el número de DANAs ha aumentado en Europa. 

España está entre los países que más han experimentado un aumento de la presencia de DANAs. Cerca del 80% de esas depresiones en altura suele tener una vida media de unos 3 días. Un 5%, sin embargo, puede llegar a impactar en una determinada región durante 5 días o más

Si a estos dos ingredientes fundamentales, más vapor de agua y más aire frío en niveles fríos de la atmósfera, sumamos el factor orográfico que proporcionan algunas zonas de nuestra geografía, el riesgo de intensas precipitaciones aumenta más aún. 

Cambio Climático para amplificar el riesgo de precipitaciones intensas

El aumento de temperatura que está viviendo el planeta tiene una relación directa con el aumento del riesgo de precipitaciones intensas. Este aumento de temperaturas puede ser a nivel de la superficie terrestre o de nuestros mares y océanos.

El nuevo clima que vive la población mundial incluye importantes cambios en la dinámica atmosférica. Entre ellos, una cambio en la ondulación de la corriente en chorro. Esta transporta masas de aire de las que, de cuando en cuando, se desprenden DANAs. 

Entre los cambios observados en la atmósfera estas últimas décadas destacan varios factores. La migración hacia los polos de la célula de Hadley, de las corrientes en chorro y de la ZCIT (Zona de Convergencia Intertropical). 

Esa corriente en chorro más ondulante es la que favorece la llegada de DANAs. Las DANAs son capaces de desencadenar episodios de lluvias torrenciales especialmente frecuentes en zonas del sur peninsular y en la vertiente Mediterránea.

El Mediterráneo se calienta a un ritmo superior al de otros mares del planeta

Se sabe desde hace tiempo que el Mar Mediterráneo, en conjunto, es una de las regiones del planeta más vulnerables al cambio climático. 

El ritmo de calentamiento es un 20% superior que la media mundial. Este cambio favorece la formación de grandes tormentas. Al mismo tiempo está forzando a muchas especies autóctonas a desplazarse a otras zonas. Mientras tanto, otras nuevas (cerca de 1000) se instalan en la región. 

El Mediterráneo se calienta un 20% más que la media global de mares.

El Mediterráneo, siempre conocido por sus extensas poblaciones de moluscos, ha visto como está se ha reducido un 90%. Especialmente, en la región más oriental del mar. A la vez, nuevas especies como el pez conejo y el pez león, han ido transformando una buena parte de los hábitats marinos. 

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Fuente imagen: Pixabay

Las poblaciones de medusas también ha aumentado en muchas zonas. Detrás de esta explosión, está el calentamiento del agua. También el aumento del vertido de contaminantes y la sobrepesca de algunas de las principales especies depredadoras de medusas.

Mejorando la protección marina se puede restaurar la biodiversidad y las poblaciones de peces en muchas zonas. De esa manera, hasta que se consiga reducir el impacto del ser humano en el clima terrestre, el Mar Mediterráneo podrá adaptarse mejor a los cambios que, inevitablemente, van a ir llegando estas próximas décadas.