La Tierra pierde su equilibrio: el norte del planeta se está oscureciendo
Sergio Delgado Martorell
Desde tiempos remotos, la humanidad ha observado y ha analizado el cielo buscando respuestas. Y de todo tipo. En él, se creía que habitaban los dioses que protegían e incluso castigaban lo que hacían las personas desde la tierra.
En la actualidad, lejos de experiencias oníricas, contamos con la última tecnología satelital para descubrir como es en realidad el espacio donde vivimos. Qué ocurre en él y cómo “envejece” nuestro planeta y nuestro cielo. Y no todos son buenas noticias.
Una investigación que ha sido publicada en la revista científica PNAS, nos desvela una información cuanto menos preocupante: el equilibrio energético del planeta Tierra empieza a mostrar algo sorprendente.
Toda la parte del norte de está oscureciendo a una velocidad que asusta. De hecho, en los últimos veinte años, el hemisferio norte refleja cada vez menos radiación solar hacia el espacio lo que podría afectar gravemente a la estabilidad del clima, según la propia comunidad científica.
Una ruptura de la habitual simetría entre los dos hemisferios que ha sido aceptada desde hace siglos y que podría llevar a consecuencias devastadoras en lo que a efectos climatológicos se refiere.
¿Qué es el efecto albedo?
La Tierra está constantemente interaccionando con la energía solar. Cerca de un tercio de la radiación entrante del sol es transmitida de nuevo al espacio cuando las nubes, las partículas en suspensión o el hielo mantienen el equilibrio.
Esto se denomina albedo y ha sido vital para la equiparación del medio climatológico. La luz de las superficies, como la propia nieve recién caída, reflejan de nuevo la radiación, mientras que los océanos y las tierras oscuras la absorben.
Hasta los años setenta, las mediciones por satélite habían mostrado que los dos hemisferios se compensaban al margen de cuáles fueran las diferencias geográficas.
El norte dominado por continentes y el sur, en gran parte formada por océanos, terminaban con un perfecto equilibrio gracias a la nubosidad y los aerosoles. Ahora bien, dicho equilibrio se está rompiendo y el hemisferio norte está oscureciendo a toda prisa.
Más que señales preocupantes
Lanzado por la NASA, CERES ha jugado un papel clave en información sobre este fenómeno inusual que está viviendo el planeta Tierra. Sus instrumentos se encuentran en más de diez satélites desde 2000 y se utilizan para medir tanto la radiación entrante como la reflectada.

Los datos demuestran cómo la cantidad de luz que rebota en el norte se ha reducido de forma considerable. Mientras que en el sur, se encuentra mucho más estable.
Según Norman G. Loeb, investigador principal del proyecto, este fenómeno está teniendo lugar debido a una combinación de factores. Por un lado, la reducción de aerosoles contaminantes en las grandes regiones industrializadas.
También afecta el constante deshielo en el Ártico. Y cómo no, los cambios en la cobertura nubosa. Desde 2020, el hemisferio norte está absorbiendo alrededor de 0.54 W/m² más por década, frente al 0.20 W/m² adicional que registraba el sur en décadas anteriores.
Una diferencia que afecta a la circulación atmosférica y oceánica sin igual.
El deshielo en el Ártico es un problema de primer orden
El deshielo del Ártico es ya uno de protagonistas de este oscurecimiento debido a la evaporación del hielo marino. Éste es vital para el reflejo de la energía solar, y al desaparecer deja al descubierto océanos oscuros que se ven obligados a interceptar más calor.
Una situación que produce mayor calentamiento, cambios en las precipitaciones y en las propias corrientes marítimas.
Si en el otro lado del Planeta, en la Antártida la pérdida del hielo es muchísimo menor, en el norte se concentra una mayor absorción de energía, menos albedo, más calentamiento… y todo explica porque el norte de está oscureciendo.
El equilibrio energético del planeta no es un detalle menor
Durante décadas, el sistema climático ha mantenido una simetría que permitía compensar las ganancias y pérdidas de energía entre hemisferios. El cambio actual amenaza con modificar la circulación general de la atmósfera y alterar regiones clave como la Zona de Convergencia Intertropical, responsable de las lluvias en áreas tropicales.
De hecho, ya se observan señales de que la circulación de grandes corrientes oceánicas, como la del Atlántico, podría estar debilitándose. Este fenómeno, unido a las alteraciones en los patrones de nubosidad, plantea un escenario incierto para millones de personas en diferentes regiones del planeta.
Expertos internacionales, como Aiko Voigt, de la Universidad de Viena, reconocen la importancia de este hallazgo, aunque piden cautela. Con apenas dos décadas de datos, es complicado afirmar si la simetría se ha perdido de manera definitiva o si mecanismos climáticos que aún desconocemos podrían restablecerla.