Un meteorito surca el cielo de Monterrey (México) y deja una estela espectacular

A primera hora del 15 de junio, una luz intensa atravesó el cielo del noreste de México. Muchos la vieron, nadie sabe con certeza qué fue.

Redacción

A primera hora del 15 de junio, un meteorito en Monterrey sorprendió a quienes aún estaban despiertos. Una luz intensa atravesó el cielo del noreste de México y dejó tras de sí una breve estela luminosa visible desde varios municipios de Nuevo León, así como desde Coahuila, Tamaulipas y parte del sur de Texas. El resplandor fue tan llamativo que muchos móviles captaron la escena antes de que desapareciera.

Se captó desde muchos ángulos. Vídeos grabados desde patios, calles, azoteas. Algunos vieron solo la luz. Otros, además, escucharon una especie de estruendo, sordo pero potente. En todos los casos, el relato coincidía: una claridad inusual cruzando el firmamento. Y luego, nada.

Sin rastro, pero con muchos ojos pendientes

Hasta ahora, no se ha localizado ningún fragmento. Tampoco se ha confirmado si hubo impacto. Sólo se sabe que ese objeto, lo que fuera, venía del espacio. Y que posiblemente acabó desintegrándose antes de tocar el suelo. Aún se especula con la posibilidad de que cayese cerca de la carretera 57, en la zona norte del país. Pero no hay pruebas. Todo son conjeturas.

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El fenómeno no fue exclusivo de Monterrey. También se observó desde zonas de Coahuila, Tamaulipas y hasta el sur de Texas. Quienes estaban despiertos, grabaron. Quienes dormían, se despertaron con el estruendo. Y los que no lo vieron en directo, lo han hecho ya por redes sociales.

Meteorito en Monterrey: Qué puede ser y por qué sucede

Se llaman meteoros. O a veces, simplemente, bólidos. Son fragmentos que viajan a gran velocidad y, al entrar en la atmósfera, se calientan tanto que se iluminan. Eso es lo que se ve: fuego en caída. Si algo de ese cuerpo sobrevive y llega al suelo, se convierte en meteorito. Pero no es lo habitual.

Estos fragmentos suelen venir de una región del sistema solar situada entre Marte y Júpiter. Allí, en el cinturón de asteroides, orbitan restos de formaciones antiguas. Muchos de esos trozos han viajado durante siglos, hasta ahora.

Se clasifican por su composición. Rocosos, metálicos o mixtos. Algunos pesan gramos, otros varios kilos. Pero la mayoría se deshacen antes de tocar tierra. No suelen representar peligro. Pero sí despiertan curiosidad. Porque cada vez que uno de ellos aparece, el cielo nos recuerda que sigue guardando secretos.

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