Una nueva investigación revela por qué y cuándo el desierto del Sahara fue verde
El desierto del Sáhara ha sido un vergel y ha tenido ríos y lagos en varias ocasiones en los últimos 800.000 años.
Pablo Ramos
Actualmente el Sáhara es el desierto más grande del planeta y uno de los que registran menos precipitaciones. Pero no siempre fue así. Hace cientos de miles de años, el Sáhara era un auténtico vergel.
Una investigación reciente ha calculado que, en el pasado, en distintos periodos desde hace unos 800.000 años, el Sáhara tuvo mucha vegetación, zonas forestales e incluso había ríos, lagos y animales dependientes del agua, como los hipopótamos.

«Nuestro estudio es uno de los primeros trabajos de modelado climático que simula los períodos húmedos africanos con una magnitud comparable a lo que indican las observaciones paleoclimáticas, revelando por qué y cuándo ocurrieron estos eventos», explican los autores de este trabajo, publicado en la revista Nature Communications.
Variaciones de la Tierra
En este aspecto, hay que tener en cuenta que el comienzo y finalización de todos los periodos húmedos se produjeron por pequeñas variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Y que durante las épocas de glaciación, finalizaban.
Según los expertos, la Tierra se tambalea sobre su eje durante un ciclo de unos 21.000 años. Esta variación influye en la estacionalidad y en cómo el sol incide sobre la superficie terrestre. Así, estos cambios determinan la cantidad de energía que recibe la Tierra en las diferentes estaciones afectando a la formación de borrascas y lluvias y, en consecuencia, a la vegetación.
«La transformación cíclica del desierto del Sahara en ecosistemas de sabana y bosque es uno de los cambios ambientales más notables del planeta», explica Edward Armstrong, científico climático de la Universidad de Helsinki y la Universidad de Bristol y uno de los autores principales de este trabajo.
De este modo, los expertos han podido demostrar que este desierto tuvo una gran cantidad de vegetación de forma periódica así como ríos, lagos y animales dependientes del agua, como los hipopótamos. Y con el paso del tiempo pasó a ser un desierto.

Sáhara, puerta de acceso de especies
Según los autores de este trabajo, la región del Sahara es «una especie de puerta que controla la dispersión de especies entre el norte y el África subsahariana». Tanto dentro como fuera del continente.
Esta alternancia de fases húmedas y áridas ha sido un factor determinante en la expansión de la biodiversidad, en especial de las especies de animales. «Cuando el Sahara estaba verde, la puerta estaba abierta, pero se cerraba cuando se desarrollan los desiertos», detallan.
«Nuestra capacidad para modelar los períodos húmedos del norte de África es un logro importante y significa que ahora también podemos modelar mejor las distribuciones humanas y comprender la evolución de nuestro género en África», apuntan los autores.