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La peor temporada de incendios en lo que va de siglo: ¿cómo puede ayudar la agricultura en su prevención?

¿Cómo afectan los incendios a los cultivos? ¿Cómo puede ayudar el impulso de la agricultura para evitar su propagación? Lo analizamos con nuestro equipo de Meteorología.

De acuerdo al EFFIS, en 2022 llevamos unas 215.000 hectáreas quemadas,  170.000 más que en la media 2006-2021. Ha habido numerosos incendios de gran tamaño y de sexta generación, algunos de enorme calado como el de Losacio (Zamora) en julio, el segundo más extenso en la historia de España.

Las causas tras los incendios son diversas. Desde rayos  al factor humano, bien sea por negligencia, imprudencia o provocado, ya que muchos siguen teniendo intencionalidad detrás.

¿Sabías que el total de superficie quemada en España este año supondría más de 330.000 campos de fútbol? Prácticamente, un cuarto de la extensión de toda la Comunidad de Madrid.  

Consecuencias e impactos

Las consecuencias de los incendios son devastadoras. No sólo se pierde masa forestal y ecosistemas únicos, que ya es una pérdida de gran valor por sí sola. También supone en muchísimos casos la pérdida de medios de vida del mundo rural, ya que actividades como la ganadería, agricultura o micología se ven considerablemente afectados.

En el caso de la agricultura, los impactos pueden ser directos: pérdida de cosechas por el fuego, aumento de la erosión, etc. Sin embargo, también hay efectos indirectos, como por ejemplo la reducción de la radiación solar incidente a causa del humo y las partículas presentes en la atmósfera. Bien es sabido que la existencia de diversos compuestos en la atmósfera reduce la radiación solar incidente. Sin embargo, ¿por qué afecta esto a la agricultura? Porque, especialmente en verano, hay muchos cultivos que requieren de una radiación solar incidente elevada para desarrollarse de forma adecuada y con la mayor calidad posible, como por ejemplo el tomate. 

Los incendios provocan una reducción de la radiación solar por la presencia del humo, afectando así al correcto desarrollo de algunos cultivos como el tomate.

Además de este efecto por el humo, también puede incrementarse la concentración de ozono en capas bajas, el cual es perjudicial para el desarrollo de las plantas. Los compuestos emitidos en un incendio pueden generar grandes cantidades de ozono al interactuar entre ellos. No obstante, las relaciones entre estos efectos son complejas: una gran cantidad de humo puede reducir la radiación solar en gran manera, reduciendo por tanto la formación de ozono (que requiere de dicha radiación).

Esta cuestión ha salido analizada en un estudio reciente por Corteva Agriscience, compañía agrícola referente en protección de cultivos, semillas y agricultura digital.. En este sentido, el informe concluye que «basado en lo que se sabe sobre los efectos de la radiación solar reducida y el ozono en los cultivos, es muy plausible que el humo de los incendios forestales podría causar reducciones en los rendimientos de los cultivos».

Palabra de experto

 

«El humo de los incendios tiene dos factores negativos para los cultivos reducción de radiación (baja tasa de fotosíntesis) y elevado nivel de ozono (cierre de estomas) y un efecto positivo por el aumento de la difusión de la radiación. Las distintas proporciones de estos tres factores harán más o menos grave la reducción de rendimientos en los cultivos, de forma que una drástica bajada de radiación será mucho más grave que la posible mejora de la difusión de dicha radicación.»

José Villau, Customer Technology Manager de Corteva

¿Pueden ayudar la ganadería y la agricultura contra los incendios forestales?

Es una pregunta recurrente, pero la respuesta es clara: sí. La agricultura tradicional extensiva ayuda a evitar que un incendio se propague rápidamente, sobre todo si se realiza en mosaico (intercalación de diversos cultivos). Por ejemplo, los campos en barbecho son cortafuegos naturales, y hay especies de árboles que aguantan mejor el fuego, no propagándolo rápidamente.

En el caso de la ganadería, es sin duda la ganadería extensiva. Este tipo de ganadería utiliza el territorio de forma muy práctica, y ayuda a mantener la cantidad de biomasa disponible como combustible en niveles más bajos. El ganado ovino, por ejemplo, consume grandes cantidades de hierba seca en los meses estivales.

Los campos en barbecho son cortafuegos naturales y hay especies de árboles que aguantan mejor el fuego, no propagándolo rápidamente. Fuente: Pexels

El abandono del campo, así como la falta de políticas de gestión forestal y de organización del territorio, son los tres factores claves que influyen sobre la virulencia de los incendios actuales. El cambio climático no es más que un catalizador: actúa como un acelerante, pero no provoca los incendios.

Si volvemos a una gestión inteligente del territorio, donde se potencien los medios de vida rural tradicionales combinados con una adecuada gestión y política forestal, estaremos reduciendo en gran medida el riesgo de incendios de grandes dimensiones. Además, esto ayudaría a fijar población en el medio rural, combatiendo otro de los grandes problemas existentes en España: el abandono del campo y la masificación de las ciudades.

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