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Cultivando el futuro: así es como las proyecciones climáticas para el año 2050 podrían afectar a la agricultura

La tecnología, la digitalización y la implementación de nuevas estrategias como factores claves en el futuro de los campos españoles.

La agricultura en España es un sector crucial que constituye un pilar fundamental para la economía y el bienestar social. Asimismo, destaca como uno de los sectores más dinámicos de la economía española, representando un gran porcentaje del PIB nacional y ocupando la mitad del territorio en actividades agrícolas y ganaderas, por ello, no es solo vital para la alimentación sino también para el equilibrio medioambiental.

Sin embargo, este sector se enfrenta cada año a uno de los retos más complejos e importantes: la adaptación y la lucha contra el cambio climático. Ante este desafío la tecnología y digitalización emergen como aliados cruciales y empresas innovadoras como Corteva Agriscience juegan un papel decisivo en marcar hacia donde va la agricultura en los próximos años, ofreciendo soluciones avanzadas a los agricultores que no solo buscan maximizar la rentabilidad sino también fomentar prácticas sostenibles.

Un sector clave en nuestro país

En España, el número de explotaciones agrarias asciende a casi al millón, esta red masiva de productores denota la
dependencia del país a la Agricultura y su elevada productividad y competitividad, posicionan a España como uno de los principales productores dentro de la Unión Europea, superando la media europea en comparación con otros países.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España figura como el cuarto mayor exportador agroalimentario en la Unión Europea, y ocupa la octava posición a nivel mundial. La diversidad climática y geográfica ha llevado a una especialización de cultivos por regiones, donde ciertos tipos de cultivos prosperan mejor en función de las condiciones locales y por tanto, cada uno afronta una serie de retos. 

Diversidad agrícola en cada región

No es un secreto que los principales cultivos de nuestro país, a nivel de producción, son los viñedos destinadas al vino y al mosto, seguidos de los cereales. Estos cultivos fundamentales se distribuyen principalmente en dos regiones: Castilla La Mancha y Castilla y León, aunque también estarían involucrados aquí otras como La Rioja, Madrid y Extremadura en el caso de las vides y Aragón en el de los cereales.

Sin embargo, el año 2023 trajo desafíos climáticos significativos a estas regiones, con un impacto notable en la agricultura; en Castilla y León, un territorio en el que el 85% de la superficie agraria es secano, si no llueve en primavera no hay cosecha ni pastos, y todo el trabajo e inversión se pierden. Por su parte, Castilla La Mancha han provocado cambios significativos en su distribución por el aumento de la temperatura y un patrón irregular de las precipitaciones. Concretamente, se ha observado una disminución en la cantidad de lluvia durante los meses de verano, cuando las demandas del cultivo son más elevadas, y un aumento de las precipitaciones en otoño e invierno, con un incremento en la frecuencia de eventos climáticos extremos.

Este escenario presenta un desafío, ya que conduce a la disminución del crecimiento vegetativo de la planta, la intensificación de los impactos asociados al estrés hídrico, y un mayor desajuste entre la madurez tecnológica y la madurez fenólica y aromática.

Otra de las principales zonas de cultivo en nuestro país es Andalucía, donde se concentra el mayor cultivo de productos tan importantes como los olivos o las hortalizas, con Jaén y Almería respectivamente, como principales motores. En Almería, conocida como la huerta de Europa por su gran producción de hortalizas en invernaderos, la agricultura intensiva bajo plástico supone el 15% del PIB de la provincia.

En la franja mediterránea, destaca la producción de cítricos en Valencia, así como también de nuevo las hortalizas en Cataluña y Murcia; mientras que el norte de nuestro país destacan los pastos y los frutales como manzanas y peras.

Además de la sequía y las subidas de las temperaturas que afectan a todo nuestro país, otro de los principales retos es el relevo generacional, la falta de mano de obra y las restricciones fitosanitarias.

Cosechando el futuro desde hoy

El sector agroalimentario español en su esfuerzo por construir una resiliencia frente al cambio climático está incorporando avances tecnológicos significativos que permiten una adaptación más eficaz a las condiciones climáticas variables.

Según los expertos de Corteva Agriscience, una tendencia destacada en los últimos años en este ámbito es la agricultura de precisión, que implica la utilización de tecnologías avanzadas entre las que se incluyen el uso de sensores que miden constantemente su evolución, drones y sistemas de información geográfica para recopilar datos detallados sobre el suelo, los cultivos y el clima. Sin duda, los progresos en la maquinaria están ayudando no solo a mejorar la productividad de los terrenos sino también la eficiencia en el uso de recursos como el agua o los fertilizantes.

La inteligencia artificial también juega un papel importante facilitando la toma de decisiones y el manejo eficiente de grandes volúmenes de datos. La incorporación de estas tecnologías es esencial para monitorizar la salud de los cultivos, contribuyendo así a una mayor sostenibilidad económica y ambiental en la producción agrícola.

Otros aspectos que pueden ayudar al sector son la implementación de nuevas estrategias, como los programas de tratamiento que propone Corteva para cultivos de alto impacto como el arroz. En búsqueda de soluciones adaptadas a las condiciones de cada parcela, y con un modo de acción diferenciado que mejora el manejo de resistencias a malas hierbas, Corteva propone mediante su tecnología Rinskor®active y su portfolio de herbicidas una serie de programas únicos para mejorar la rentabilidad de forma eficiente y sostenible.

Por último, otro aspecto a tener en cuenta para este 2024 es la importancia que la trazabilidad agroalimentaria ha adquirido, ofreciendo información detallada sobre el origen, proceso y distribución de los productos alimentarios. Esta transparencia es cada vez más demandada por los consumidores que priorizan la calidad y la seguridad alimentaria. En este sentido hablamos por ejemplo del interés del consumidor en productos orgánicos y sostenibles, el origen y los productos locales, o la seguridad alimentaria y la trazabilidad de calidad.

De lo local a lo regional

A nivel Europeo, el pasado 2023 entró en vigor la nueva Política Agraria Común, conocida como PAC 2023-2027, con tres objetivos principalesproteger el medio ambiente, promover el desarrollo de un sector agrícola digital y trazable que asegure la seguridad alimentaria a largo plazo; y por último fortalecer la estructura socioeconómica en las áreas rurales. Empresas como Corteva Agriscience están alineadas con estos retos, trabajando para ofrecer soluciones que beneficien a los profesionales del sector y contribuyan al desarrollo sostenible de la agricultura europea.