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Un finde de pata negra: ¡Saborea la Ruta del Jabugo!

A casi todos nos gusta el jamón ibérico pero la elaboración de este tesoro de la Marca España conlleva una gran exigencia y meticulosidad. El lugar: la denominada Ruta del Jabugo. Una zona de pueblos serranos ideal para el otoño, momento en que empieza la montaera.

A 99 de cada 100 personas que comen carne les gusta el jamón. Y si es ibérico, crece el porcentaje. Pero pocos conocen realmente la cantidad de requisitos que cumple este manjar hasta llegar a nuestra boca. La Ruta del Jabugo (Huelva) es una propuesta turística-gastronómica para adentrarse en el mundo del cerdo ibérico desde su hábitat, la dehesa hasta su degustación pasando por su curación en bodegas y secaderos.

Esta zona comprende los 31 municipios de su Denominación de Origen Protegida. El más famoso es Jabugo pero otros como Alájar, Aracena, Aroche, Linares de la Sierra o Santa Olalla de la Calle tejen una red mágica de pueblos cuyas dehesas han sido declaradas Reserva de la Biosfera por la UNESCO. 

Primera parada: Jabugo

Este pueblo de unos 2.250 habitantes gira alrededor del jamón Cinco Jotas. La bodega, fundada hace más de 140 años, ha dado trabajo a gran parte de las familias del municipio que han ido trasladando su saber hacer de generación en generación. Hace unos años, la marca abrió su centenaria bodega para dar a conocer los secretos del producto y las dehesas donde los cerdos campan a sus anchas.

La visita se inicia con un resumen de la historia del grupo desde su nacimiento en 1879 con la unión de tres socios, Rafael Sánchez Romero, Manuel Romero y Enrique Carvajal, hasta su consagración mundial.  Posteriormente, un vídeo interactivo sumerge de lleno al visitante en la dehesa contando datos interesantes del animal. Por ejemplo, durante la montanera (última fase de la cría en otoño e invierno que consiste en dejar pastar al cerdo en la dehesa) el cerco ibérico recorre hasta 14 kilómetros diarios y come 12 kilos de bellota para ganar un solo kilo de peso.

Otro de los atractivos del pueblo en su emblemática calle Barco, así denominada porque al subirla o bajarla da la sensación de que estás caminando por la quilla de una embarcación. Al cruzarla, llegaremos a la Plaza del Jamón, donde se encuentra el Ayuntamiento, la Iglesia de San Miguel y el Casino de Jabugo, el único de los cuatro que tuvo el pueblo que sigue en activo. 

La estancia en este pueblo serrano puede terminar en el Tiro Pichón, un edificio de marcado estilo regionalista que ordenó construir el primer Marqués de Aracena como lugar de disfrute de la caza por parte de la alta sociedad sevillana. Hoy es la Sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jabugo.

Segunda parada: Aracena y los pueblos serranos

Al llegar, antes de ir a ningún sitio concreto, merece la pena perderse por sus calles adoquinadas plagadas de casitas blancas de estilo andaluz. A medida que avance el paseo irás descubriendo lugares como la Iglesia de la Asunción o la plaza de San Pedro y su ermita de estilo mudéjar.

Pero si hay algo que caracteriza a este pueblo son sus Grutas de las Maravillas. Ubicadas en el centro del municipio, se han convertido en un enclave mágico fruto del impacto que ha hecho el agua entre las rocas. Sus lagos se entremezclan con curiosas formaciones (cortinas, coladas, excéntricas) a lo largo de las diferentes cavidades y grutas. Un rincón que lleva abierto para el disfrute del público desde 1914 y que en la actualidad cuesta 10 euros. 

Para quedarnos con una bonita estampa de Aracena, merece la pena subir al Castillo de Aracena, una fortificación musulmana del siglo XXIII que nos deja en primer plano un bonito aljibe y en segundo una hermosa panorámica del municipio. Justo a su lado, está la  Iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor que, según algunas lenguas locales, sirvió de inspiración para construir la Giralda de Sevilla. 

Aracena y Jabugo acaparan el protagonismo, pero el resto de pueblos no se quedan atrás. Corteconcepción, Alajar, Linares de la Sierra o Santa Olalla de la Calle respiran una esencia similar y proponen al visitante rutas por dehesas, visitas a secaderos y, por supuesto, degustaciones y catas del mejor jamón del mundo. 

«Aracena» by Gert Mewes is licensed under CC BY-ND 2.0

Tiempo de descuento: Riotinto

Si el reloj te lo permite, puedes sustituir la ruta serrana por una experiencia de otra planeta. A una media hora al sur de Aracena se encuentran las Minas de Riotinto, el lugar que eligió la NASA para sus experimentos. 

La cuenca minera de Riotinto guarda un parecido razonable con Marte, sin embargo, su río, rocas rojizas y escasa vegetación no impiden que haya una biodiversidad sorprendente. Para complementar la visita, es recomendable ir al Parque Minero de Riotinto. Allí podrás hacer un viaje en ferrocarril de 12 kilómetros, adentrarte en una mina e incluso visitar una casa de estilo victoriano.