El Atlántico se prepara para un 2020 repleto de huracanes
El atlántico calienta motores para una de las temporadas de huracanes más activas de los últimos años. Estos son los datos y el porque.
Mario Picazo
Las predicciones apuntan a que esta será una temporada más activa
La temporada de huracanes arranca oficialmente el 1 de junio y se extenderá hasta el 30 de noviembre, y este año está previsto que sea más activa de lo normal. La primera de las predicciones que se publican cada año es la del equipo de meteorólogos de la universidad estatal de Colorado.
Este año calculan que se van a registrar 16 tormentas con nombre, lo que quiere decir que veremos más tormentas que la media de los últimos 30 años.
Una temporada más activa de lo normal
De las 16 tormentas con nombre, esta previsto que 8 lleguen a categoría de huracán y que 4 de esos huracanes sean intensos, es decir que por lo menos alcancen la categoría 3 en la escala Saffir-Simpson. Un categoría 3, ya es un peligroso huracán, y arrastra vientos sostenidos de 185 kilómetros por hora o más.
Usando la media del periodo 1981 – 2010, una temporada de huracanes en el Atlántico suele tener 12 huracanes, de los cuales 6 llegan a huracán con 3 de intensidad categoría 3 o superior.
Aunque la temporada se extiende de junio a noviembre, no se descarta que se puedan registrar tormentas tropicales o huracanes madrugadores o tardíos, como ocurrió en mayo de 2019 con la tormenta subtropical Andrea, en mayo de 2018 con la tormenta tropical Alberto, o en 2017 con la tormenta tropical Arlene.
Una temporada es especialmente activa, cuando se juntan una serie de ingredientes fundamentales entre la atmósfera y el océano. Cuantos más de los que aparecen abajo coinciden, mayor es la probabilidad de que proliferen esas tormentas tropicales y huracanes:
- Temperatura de la superficie del océano por encima de la media
- Una atmósfera inestable
- Poca cizalladura de viento en altura
- Vientos alisios más flojos de lo habitual
- Escasas incursiones de aire seco habitualmente procedentes del desierto africano
¿Como influyen El Niño y La Niña en la actividad de huracanes Atlánticos este 2020?
El calentamiento (El Niño) o enfriamiento (La Niña) de las aguas del Pacífico, altera la meteorología global e influye de manera significativa en la actividad tropical que se registra en el océano Atlántico. Este mes de marzo las aguas del Pacífico ecuatorial se han ido enfriando, dejando atrás un débil El Niño para entrar en un periodo neutral que debería perdurar hasta el inicio de la temporada de huracanes.
Sin embargo, las predicciones apuntan a que durante la segunda mitad de la temporada, entre septiembre y noviembre, los meses más activos, La Niña podría empezar a instalarse en las aguas tropicales del Pacífico.
Aunque las predicciones de la evolución de las temperaturas del agua en el Pacífico ecuatorial pueden ser algo inciertas en esta época del año, si se forma La Niña cara a la recta final del verano, potenciaría la actividad de huracanes en el Atlántico.
Mientras la presencia de El Niño en el Pacífico reduce considerablemente la actividad tropical en el Atlántico, La Niña hace lo contrario, debilita los vientos alisios y la cizalladura de viento en altura y promueve la inestabilidad.
Si a eso se sumamos unas temperaturas del agua más cálidas, el riesgo de que esos huracanes sean intensos aumenta.
A estas alturas de la primavera el Atlántico ya está más caliente de lo habitual, un patrón que se correlaciona muy bien con lo que llega unos meses después, una temporada con más tormentas tropicales y huracanes.
No es porque ahora el océano está más caliente en pleno mes de abril, sino porque las predicciones de cómo evolucionarán esas temperaturas durante los próximos meses ya apuntan a que habrá gasolina suficiente en el Atlántico (agua cálida) para alimentar estos monstruos de la naturaleza.
VÍDEO: ¿CÓMO SE FORMAN LOS HURACANES?