Día del Perro: Golpe de calor en perros ¿qué hacer paso a paso?

Existe un mayor riesgo de golpe de calor en perros al no contar estos animales con glándulas sudoríparas en todo el cuerpo.

Javier Vegas

Javier Vegas

Los perros son mucho más sensibles al calor que los humanos. No tienen glándulas sudoríparas por todo el cuerpo, y sólo pueden eliminar el calor mediante jadeos o a través de las almohadillas de las patas. Por eso, el calor afecta mucho más rápido a los perros que a las personas y es más habitual que sufran golpes de calor, que en tan solo unos minutos pueden provocarle la muerte.

Los perros no disponen de glándulas sudoríparas por todo el cuerpo.

Un golpe de calor en perros es muy habitual cuando los dejamos encerrados en un coche. Sólo con dejarlo 10 minutos en el coche en verano mientras compramos algo, puede ser tiempo suficiente para que se produzca un fatal desenlace.

Por ello, es necesario conocer algunos consejos para prevenir un golpe de calor en perros y cómo actuar en caso de que esto ocurra.

¿Cómo prevenir un golpe de calor en perros?

No dejarlo nunca dentro de un coche encerrado: Solo unos minutos lo convierten en una trampa mortal. Se dan cada verano muchas muertes de perros por desconocimiento.

– En verano y sobre todo en las horas centrales del día, debe pasar el mínimo tiempo al sol y siempre con alguna sombra.

– Cuando hace calor sácalo a pasear a primera y última hora. Si sale al mediodía que sea a hacer sus necesidades.

Déjale siempre un cuenco con agua para que pueda beber y no se deshidrate.

Evita que haga ejercicio en las horas de más calor.

golpe de calor en perros
Fuente imagen: Pixabay

¿Qué hacer ante esta situación?

En caso de golpe de calor, se debe actuar de forma inmediata. Para eso, conocer los síntomas de un golpe de calor es imprescindible. Estos son, principalmente, debilidad, apatía, abundante jadeo, respiración y latidos fuertes. Pero sobre todo una temperatura interna alcanza los 42ºC.

En ese caso lo primero que se debe hacer es llevarlo a la clínica veterinaria. Aún así, durante el desplazamiento se le pueden dar los primeros auxilios.

Enfriar al perro hasta que su temperatura interna baje a la habitual (39ºC).

Trasladar al can a una zona fresca, aireada y a la sombra.

Refrescar con agua (no demasiado fría) zonas como el cuellos o la cabeza. Para ello se puede hacer uso de un paño.

Masajear las extremidades, para favorecer la circulación de la sangre.

Humedecer la boca, pero sin forzarle a beber. Debe hidratarse sólo si lo desea. Pero nunca que lo haga en abundancia.

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Si después de realizar estos pasos, notas que el perro ha mejorado y se siente mucho mejor, hay que llevarlo al veterinario igualmente. Aunque por fuera aparente normalidad, es conveniente realizarle una analítica.

Por lo tanto, puede concluirse que un perro está mucho más expuesto al calor que al frío, por eso en verano son mucho más sensibles. Por esta misma razón, toda precaución será siempre positiva y necesaria.