¿Cuál es la mejor temperatura para dormir con frío?

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El descanso durante la noche es fundamental para rendir en el día pero debe responder a unos niveles óptimos de confort.

Con edredrón, con manta, con sábanas de franela, con la persiana bajada por completo o dejando entrar un pequeño haz de luz por la ventana. Hay tantas formas de descansar durante la noche como personas pero en la época más fría del año hay que tener en cuenta la temperatura adecuada para dormir correctamente.

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Algunos duermen con la calefacción encendida, otros sin ningún tipo de climatización, y pero las condiciones ambientales pueden determinar si las características de descanso son las idóneas. «La temperatura ideal para dormir está entre 17 y 22 grados Celsius. Para dormir profundamente el organismo necesita disminuir unas décimas la temperatura corporal central al indico del sueño, y para elle debe poder ceder algo de calor al medioambiente», explica a Eltiempo.es  Javier Puertas, vicepresidente de la Sociedad Española del Sueño.

Temperatura y sueño profundo

Si, por ejemplo, el descanso se produce a temperaturas frías, la recuperación del cuerpo durante la noche no será la correcta.  «Dormir con sensación de frío y con la temperatura ambiente fría, genera como respuesta del organismo una vasoconstricción periférica para evitar que el cuerpo pierda demasiado calor y produce un estimulo de alerta. La vasoconstricción va a disminuir la llegada de la sangre a la piel y por lo tanto se pierde menos calor, por lo que no desciende la temperatura corporal central y el sueño es menos profundo», apunta Puertas.

El ambiente térmico afecta la salud humana y puede afectar a nuestro gasto de energía

Del mismo modo, si hace mucho calor y en el ambiente hay unos niveles elevados de humedad, con una sudoración excesiva, por ejemplo dormir con la calefacción a una temperatura alta, también afecta al sueño. En estos casos, la menor diferencia térmica con el entorno repercute en la cesión corporal de calor e impide que la temperatura del organismo sea la idónea para poder tener un sueño profundo.

Las condiciones ideales para dormir en invierno

Un sueño correcto debe responder a unas condiciones concretas y a las características únicas de cada persona ya que, por ejemplo, los niños emiten menos calor corporal y necesitan temperaturas más suaves y confortables que un adulto. Así, la temperatura para dormir es algo muy particular, sobre todo en condiciones invernales o bajo eventos fríos del otoño.

dormir con frio

Si por el contrario, debido a la calefacción o el aire acondicionado con bomba de calor, «que es aun menos recomendable», la temperaturas registrada en la habitación para dormir se sitúa por encima de los 21-22 grados «evitará que cedamos calor al medio y hará el sueño más superficial«, explican desde la Sociedad Española del Sueño.

«La temperatura ideal para dormir está entre 17 y 22 grados Celsius»

«En general se puede decir que idealmente la habitación debe ser fresca, pero no fría. Las mantas, edredones y en algunos casos pijamas y calcetines de dormir, generan un colchón térmico que facilita el dormirse sin tener que poner la calefacción. Las abuelas en los pueblos calentaban las sabanas con un braserillo Anes de acostar o se dormían con una bolsa de agua caliente», ejemplifica Puertas.

Ventajas de dormir con 15º grados

No obstante, varias investigaciones sugieren que dormir a una temperatura ambiental  entorno a los 15º y 17º puede tener múltiples beneficios para la salud. Un estudio de la Universidad de Maastricht asegura que la exposición a esas temperaturas leves de forma regular puede ser un camino saludable y sostenible para perder peso. Según los autores, ante estos episodios frescos, el cuerpo acelera su metabolismo y la producción de la calor en un 30%, lo que produce un aumento del gasto energético y de las calorías quemadas.»

«El ambiente térmico afecta la salud humana y, más específicamente, la exposición frecuente al frío leve puede afectar significativamente nuestro gasto de energía durante períodos de tiempo sostenidos», afirmaba Wouter van Marken Lichtenbelt, autor principal de este trabajo.