Una enorme bola de fuego verde cruza el cielo de Alicante, Murcia y Almería

Un asteroide cruzó la atmósfera y generó un destello de tono verdoso que sorprendió a todos los vecinos

Redacción

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No es la primera vez que ocurre, pero en esta ocasión los vecinos de muchos puntos del Mediterráneo lo contemplaron completamente atónitos. Un impresionante bólido, con tonalidades verdes, cruzó el cielo la noche del pasado 24 de diciembre.

La bola de fuego pudo verse en el cielo nocturno de Alicante, Murcia y Almería. Fue capturada por la webcam en la Laguna de La Mata, en Torrevieja (Alicante) a las 20:24 horas y difundido en redes sociales por Proyecto Mastral.

El destello que generó el súperbólido se debió al choque del asteroide contra la atmósfera terrestre. A medida que un asteroide entra en la atmósfera, choca con las moléculas de aire a muy alta velocidad. Esta interacción genera calor, un calor que emite una luz visible. La mayoría de asteroides se desintegran al entrar al contacto con la atmósfera, generando también un brillo que podemos percibir desde la Tierra.

En los vídeos compartidos por numerosos aficionados a la astronomía en redes sociales se puede ver cómo el bólido desciende, dejando un rastro verdoso, hasta desaparecer rápidamente en el cielo.

https://twitter.com/chematierra/status/1738719638412796271

La Red de Investigación de Bólidos y Metereoritos (SPMN)-CSIC confirmó que el asteroide podría tener su origen de la constelación Alfa Lyncis, una constelación situada en el hemisferio norte que fue introducida en el siglo XVII por el astrónomo Johannes Hevelius.

Sobre la tonalidad verdosa que generó, los bólidos o meteoroides que cruzan la atmósfera terrestre pueden generar un resplandor verde por varias razones relacionadas con su composición química y la física atmosférica, bien por la composición del propio asteroide, por la velocidad o por las interacciones atmosféricas.

«De origen cometario, y pese a la espectacularidad de esta bola de fuego, se extinguió a gran altura sin producir meteoritos«, ha explicado el profesor del CSIC Josep Trigo.