Despegue inminente: la cápsula de Boeing se prepara para una histórica misión

La misión tripulada de prueba Boeing Starliner tendrá lugar el 7 de mayo, a las 4:24 (horario peninsular) en la que viajarán dos astronautas.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Tras años de retrasos y modificaciones, la cápsula CST-100 Starliner, de Boeing, está por fin preparada para realizar un vuelo de prueba, que llevará a dos astronautas a la Estación Espacial Internacional. Será un momento muy importante y explicamos por qué.

El vuelo de prueba tripulado de la cápsula CST-100 Starliner es inminente

Este próximo martes, 7 de mayo, a las 4:24 (horario peninsular), la cápsula CST-100 Starliner (ahora también se la llama Boeing Starliner) pondrá rumbo a la Estación Espacial Internacional. A bordo viajarán dos astronautas de NASA.

Los elegidos son Barry Wilmore y Sunita Williams, que viajarán por tercera vez al espacio. Su misión, en este caso, será muy diferente a visitas anteriores a la Estación Espacial Internacional. Se encargarán de comprobar que todo está en orden.

De hecho, apenas permanecerán una semana en el laboratorio orbital. Su principal tarea será evaluar el comportamiento de la cápsula y realizar diferentes pruebas. Se demostrará que Boeing Starliner es capaz de realizar vuelos tripulados seguros.

La tripulación de la misión tripulada de prueba de Boeing Starliner: Sunita Williams y Barry Wilmore. Crédito: Kim Shifflet/NASA

Si hubiese cualquier circunstancia que lo requiriese, la NASA está preparada para ampliar la duración de la misión hasta seis meses (ese es el tiempo que los astronautas permanecerían en la estación) en lugar de unos cuantos días.

Naturalmente, las precauciones son enormes, porque cualquier vuelo tripulado implica un riesgo muy superior al de un vuelo no tripulado. La cápsula en sí no es nueva, ya se utilizó en el primer vuelo de prueba de Boeing (sin tripulación, naturalmente).

Mientras que el cohete Atlas V, que se utilizará en el lanzamiento, sí que será utilizado por primera vez para enviar seres humanos al espacio. Si todo va bien, esto supondrá un nuevo capítulo en las misiones tripuladas para Estados Unidos.

La alternativa a SpaceX para viajar a la Estación Espacial Internacional

La NASA, desde un primer momento, buscaba que su programa de lanzamientos de tripulación comercial tuviese a dos compañías, para tener una opción de apoyo en caso de que la otra fallase. Las compañías elegidas fueron SpaceX y Boeing.

Hasta ahora, sin embargo, solo la compañía de Elon Musk se ha encargado de enviar seres humanos al espacio, porque Boeing se ha encontrado con multitud de contratiempos (incluyendo el impacto de la pandemia) que han obligado a retrasar todo.

Si todo va bien, esto supondrá un nuevo capítulo en las misiones tripuladas para Estados Unidos.

Ahora, una vez este vuelo se lleve a cabo, y se dé luz verde, sí veremos que los lanzamientos tripulados alternan entre ambas compañías. Algo que la agencia espacial quiere mantener en otros aspectos de la exploración espacial.

Por ejemplo, tienen una idea similar con el programa Artemis. Quieren que haya diferentes compañías que se encarguen de enviar a los astronautas desde la estación espacial (que estará en órbita de la Luna) a la superficie del satélite.

La principal novedad de Boeing Starliner, respecto a la cápsula Crew Dragon, la veremos en el aterrizaje. SpaceX ha optado porque su cápsula americe en el océano. Boeing, sin embargo, ha preferido utilizar un sistema de paracaídas acompañado de seis airbags que se inflarán justo antes de tocar tierra.

Son dos opciones diferentes que, a lo largo de las décadas, se ha comprobado que funcionan perfectamente. No en vano, los aterrizajes de las cápsulas Soyuz tienen lugar en suelo firme, cuando regresan con tripulaciones de la Estación Espacial Internacional.

Un panorama muy interesante para los próximos años

En realidad, esto es solo un anticipo de lo que está por venir con las misiones del programa Artemis y la exploración de la Luna en los próximos años. La NASA está enrolando a diferentes compañías privadas para poder llevar a cabo sus objetivos.

Es una maniobra de lo más natural, porque permite que la agencia espacial no necesite un presupuesto tan grande y, a pesar de ello, pueda embarcarse en misiones ambiciosas. En estos momentos, de hecho, se encuentra en una situación delicada respecto a una de sus misiones.

Se trata de la misión de retorno de muestras de Marte. El objetivo es que, en los próximos años, una nave parta hacia Marte para recoger las muestras de suelo marciano que está preparando el róver Perseverance. El coste de la misión se ha disparado.

Tanto que, en estos momentos, la única opción viable para NASA es que alguna compañía privada se encargue de ello, para así abaratar costes y que no se cancele. Esto resultaría un varapalo porque es uno de los grandes proyectos de NASA.

De ahí que la entrada de la industria aeroespacial privada sea tan atractiva. La alternancia entre SpaceX y Boeing en los viajes a la Estación Espacial Internacional son solo el principio. Incluso para misiones no tripuladas, en la Luna, la NASA está contando con diferentes compañías.

En cualquier caso, por ahora, lo más importante es que Boeing consiga que su misión tripulada de prueba sea un éxito. Otro contratiempo afectaría a una imagen que, en los últimos años, se ha visto dañada por diferentes motivos.