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el gorro de tanto ronquido miré mi reloj y ya eran las 6. Como a las 6:10 (según mi reloj) no se levantaba nadie decidí levantarme haciendo el mínimo ruido posible y que se levantaran cuando quisieran. Llegué a la cocina y me encontré con un peregrino de Liverpool llamado Neil, con un ingles difícil que entender pero bastante simpático, estuvimos comentando que no se levantaba nadie y que quizás sería bueno salir pero estaba todavía muy oscuro. Total que a las 6:25 según mi reloj, como tenía hambre encontré pan y mermelada, me preparé un te y empecé a desayunar mientras seguía charlando con Neil. En un momento dado miré el reloj que había en la pared y marcaba las 5:10 y le dije a Neil que aquel reloj estaba mal y el me dijo que no que eran las 5:10. Total que cuando se levantó todo el mundo yo volví a desayunar y me disculpe con mis compañeros de habitación por haberles incordiado.