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calle Mayor, el de siempre, a hacer lo de siempre, lo que resultó ser un gran acopio de toallas, mantas , manteles, café de lujo, más mantas y otros manteles que junto con algunas baratijas sin nombre me hicieron pensar si el final de los tiempos estaría ya al caer o si podríamos seguir respirando unas semanas màs. Lo segundo parecía algo más apropiado habida cuenta de que esas cosas raras no ocurren en un día azulado de agosto y por ęllo podemos contarlo. Al fondo, los más entendidos del grupo siendo como eran, de buena casta y de colegio de pago y muy impuestos en la materia, discutían a viva voz con el dueño si el palet de prendas interiores femeninas de la derecha habían sido fabricadas en la China o en Mataró; el resto de la compra ni se cuestionó, pero lo relacionado con tales prendas resultø ser primordial y decisivo en las negociaciones y evidentemente exigía una explicación convincente en el acto o eso me pareciø - tras unos largos minutos de acalorado intercambio y sin llegar a conclusión decente alguna, pensë que resultaría mãs provechoso dejar el tema para otro día, tomar las de Villadiego y enfilar carretera abajo hasta el embarcadero donde nos esperaría una de las más bellas experiencias jamás vivida en primera persona, la verdad, y que quien lo haya experimentado seguro que lo corroborarà. Experiencia que, por supuesto, resultó ser infinitamente más interesante y apasionante que el dilema de la procedencia de las benditas miniprendas. – Hasta aquí la anécdota del día (100% real, que no ficticia, my friends) y colorín colorado, cierro con alguna imagen de tan sacrosanto lugar. (Continuará)- Sls.