¿Cómo se forman los tsunamis y por qué se originan?

Se trata de uno de los fenómenos meteorológicos más extremos y que más muertes causa.

Eltiempo.es IA

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Uno de los fenómenos meteorológicos más temidos entre la población mundial y que más atención levanta en los medios de comunicación es el tsunami. Es un fenómeno absolutamente destructor. Es verdad aquello que dice la frase «arrasa por donde pasa».

Algunos ejemplos claros son el tsunami de 2011 de Fukushima, que causó estragos en su central nuclear, con sus desastrosas consecuencias medioambientales. O el de 2004, el que más víctimas mortales se ha cobrado a lo largo de la historia.

Por esta razón, resulta interesante hablar y desgranar en qué consiste un tsunami, así como las causas de su origen.

¿Qué hace que se forme un tsunami?

Las olas del mar, normalmente, se forman por el viento. Sin embargo, para comprender el origen de un tsunami, no hay que mirar hacia arriba, sino hacia abajo. Y es que estos se forman en la tierra.

Sí, los tsunamis se producen «por culpa» de un terremoto. Pero de un terremoto que se produce en el mar. O más bien, bajo el mar.

tsunamis
El terremoto que originó el tsunami de 2004 estaba localizado en el Océano Índico. Fuente imagen: Pixabay

¿Cuál fue el último tsunami en el mundo?

Si se habla en términos de cronología, el último tsunami que se originó fue en diciembre de 2021. La erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, situado en el Océano Pacífico, provocó un tsunami que llegó a distintas partes del mundo.

De hecho, en Perú tuvo consecuencias desastrosas, provocando el derrame de barriles de crudo el mar en la costa de Lima, la capital.

¿Por qué se producen los tsunamis?

Tal y como se ha comentado, los tsunamis se forman por un terremoto bajo el mar. Cuando el movimiento de las placas tectónicas es vertical, el nivel del mar se eleva.

Fuente imagen: ElTiempo.es

Para que uno pueda hacerse una idea, es como si el agua fuera empujada por el escalón de una escalera mecánica. Esta energía se propaga y las olas viajan a la costa. Al acercarse a ella, el mar es menos profundo. Como consecuencia, las olas crecen en altura. Pueden llegar, incluso, a alcanzar la altura de un edificio de 8 plantas.

Ante esta fuerza y tamaño, es lógico que destruyan poblaciones y ciudades allá por donde pasan.