Los nanoplásticos que se acumulan en el cuerpo pueden causar Parkinson

Los nanoplásticos son partículas de plástico increíblemente pequeñas, con tamaños que van desde 1 hasta 100 nanómetros.

Redacción

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El problema de los microplásticos no afecta sólo a la salud medioambiental, también a la salud de los seres humanos. Así lo ha demostrado un grupo de investigadores liderados por la Universidad Duke. Estos han identificado una interacción entre nanopartículas plásticas (también conocidas como nanoplásticos) y una proteína presente de forma natural en el cerebro.

Esto sugiere cambios asociados con la enfermedad de Parkinson y algunos tipos de demencia. El hallazgo, publicado el 17 de noviembre en la revista Science Advances, establece las bases para una nueva área de investigación. Y lo hace destacando el impacto oportuno de los factores ambientales en la biología humana.

¿Qué son los nanoplásticos?

Los nanoplásticos son partículas de plástico increíblemente pequeñas, con tamaños que van desde 1 hasta 100 nanómetros.

Originados por la descomposición de plásticos más grandes o creados de manera intencional, estos diminutos fragmentos plantean preocupaciones ambientales y de salud. Pueden ingresar fácilmente a los ecosistemas acuáticos y terrestres, potencialmente afectando la cadena alimentaria.

Su interacción con células y proteínas se está estudiando, y la capacidad de estas partículas para afectar la salud humana y el medioambiente está en constante evaluación. Esto es, dada su ubicuidad y persistencia en diversos entornos.

La contaminación por plásticos es quizás el mayor desafío del ser humano de los últimos siglos. Fuente imagen: Pexels

Nanopartículas plásticas y Parkinson ¿Cuál es la relación?

La enfermedad de Parkinson ha sido etiquetada como el trastorno neurológico de más rápido crecimiento en el mundo, según el principal investigador, Andrew West, Ph.D., profesor en el Departamento de Farmacología y Biología del Cáncer de la Escuela de Medicina de la Universidad Duke.

West destaca que aunque se ha sugerido que los factores ambientales podrían desempeñar un papel destacado en la enfermedad de Parkinson, en su mayoría no se han identificado dichos factores.

Estudios anteriores han demostrado que los plásticos mal desechados tienden a descomponerse en fragmentos muy pequeños. Se acumulan en suministros de agua y alimentos, e incluso se han encontrado en la sangre de la mayoría de los adultos en investigaciones recientes.

«Nuestro estudio sugiere que la aparición de micro y nanopartículas plásticas en el medioambiente podría representar un nuevo desafío tóxico. Sobre todo en cuanto al riesgo y progresión de la enfermedad de Parkinson», advierte West. «Esto es especialmente preocupante dado el aumento previsto de estas sustancias contaminantes en nuestros suministros de agua y alimentos».

West y sus colegas descubrieron que las nanopartículas del plástico poliestireno, comúnmente encontrado en artículos de un sólo uso como vasos desechables y cubiertos, atraen la acumulación de la proteína conocida como alfa-sinucleína.

Lo más sorprendente, según West, son los fuertes vínculos formados entre el plástico y la proteína en el área de la neurona donde estas acumulaciones se congregan, la lisosoma.

Estas acumulaciones de plástico y proteínas se observaron en tres modelos diferentes realizados en el estudio: en tubos de ensayo, neuronas cultivadas y modelos de ratones con enfermedad de Parkinson.

Aunque West destaca preguntas pendientes sobre cómo pueden ocurrir tales interacciones en humanos y si el tipo de plástico podría desempeñar un papel, subraya la necesidad de evaluar el impacto creciente de las nanopartículas plásticas en el riesgo y progresión de la enfermedad de Parkinson y la demencia.

Algunas conclusiones sobre el estudio

«Aunque los contaminantes de micro y nanoplasticos se están evaluando de cerca por su impacto potencial en el cáncer y las enfermedades autoinmunes, la naturaleza impactante de las interacciones que pudimos observar en nuestros modelos sugiere la necesidad de evaluar el aumento de contaminantes de nanoplástico en el riesgo y la progresión de la enfermedad de Parkinson y demencia», afirma West.

«La tecnología necesaria para monitorear nanoplasticos aún está en sus etapas más tempranas y no está lista para responder todas las preguntas que tenemos», añade.

«Pero esperamos que los esfuerzos en esta área aumenten rápidamente, ya que observamos lo que estas partículas pueden hacer en nuestros modelos. Si sabemos qué buscar, podemos tomar las medidas necesarias para protegernos, sin comprometer todos los beneficios que obtenemos a diario de los plásticos».