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día como hoy, casi despejado en las montañas, apacible, soleado y con viento en calma en los valles. Pero volando, sintiendo el avión y leyendo la atmósfera, se nota el frente polar, que está ahí, retorciéndose para dar a luz la primera generación de borrascas invernales. En tres días serán ya adolescentes y todas esas locas e imprevisibles hermanas, que rodearán el planeta formando un cinturón en el hemisferio norte, entre los 40 y 50 grados de latitud, van a provocar la lluvia, la nieve, el viento y el descenso de temperatura allí por donde pasen, como las nuevas alumnas (ciclones) que alborotan y excitan a los chicos (anticiclones) de la clase a principio del curso. Tan fuerte viene empujando que esta mañana se subía planeando sin motor a barlovento de la nube lenticular situada sobre el pico Bachimala. ¡Por la cándida adolescencia!