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EL ARBOL TRISTE 2/4

.../...Estos árboles, dijeron refunfuñado los labradores que tenían tierras lindantes con el camino. Estos árboles malditos, extendiendo sus raíces hasta nuestros campos echaran a perder una gran parte del cultivo. En sus ramas vendrán a posarse los pájaros, nuestros eternos enemigos, y desde allí expiaran el momento oportuno de venir a picotear las mieses. Entre el espeso follaje fabricaran sus nidos, con lo cual aumentaran cada primavera los destructores

de nuestras cosechas. Eso no puede ser, eso no será, concluyeron exclamando todos. Desde aquel día nos declararon guerra a muerte. Con que placer metía el labrador a fondo toda la reja al arar la tierra junto a la cual se desenvolvían nuestras raíces para arrancarlas de cuajo ! Con que deleite colgaba su zurrón de nuestro débil tronco y en las horas de las comidas tras cortar las rebanadas de pan clavaba toda la hoja del cuchillo afilado adrede en nuestra corteza, por la cual escapaba la savia en raudal lagrimoso ! Con que infantil alegría se comunicaban los campesinos a lo largo de la carretera y de una heredad a otra la satisfactoria noticia de “ ya hay varios que se van poniendo amarillos”, mas adelante “ han muerto tantos a la derecha y tantos a la izquierda “ y al cabo de algún tiempo, después de una labor echa a conciencia y sin desalientos de ninguna especie, la feliz nueva de “ ya no queda sino uno “ corriendo a campo traviesa entre risas, canturia y algazara ! Y este uno era yo; Yo, que recogí los lamentos que mis compañeros exhalaban en sus horas de tortura, y juntando a sus dolores el dolor mío, cuando el viento mueve mis hojas y agita mis ramas, salgo al paso al caminante con murmullos y rumores, desahogando de este modo propios y ajenos sufrimientos. Solo quede; Y como si mi presencia fuera indispensable o aquellos barbaros inconscientes, desde aquel entonces dejaron de torturarme. Verdaderamente a mi vista recordaban la hazaña realizada con mis compañeros, y en la cual cada uno quería haber contribuido en parte principalísima por considerarlo de gran merito. Ya no me miraron con odio, ni me castigaron adrede. Pero, dado el gran desprecio con que aquí se tiene a los arboles, como si fueran cosa inútil y embarazosa, como impedir que los aficionados al tiro de pistola me acribillaran a balazos, escogiendo como punto de mira mi blanca corteza ? Como privar a este de arrancar una rama, al otro de probar su fuerza dando de firme con un nudoso garrote contra tallos y hojas, y a muchos, pero que a muchos, como quitarles el placer inmenso de convertir mi tronco, vergüenza me da decirlo ! en rustico y primitivo Wáter Closet ? .../...

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    Que preciosa serie de fotografias , los collage me encantan has hecho una bonita combinacion .Enhorabuena Un saludo desde Algeciras

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