Fotos

final decidimos no hacerlo porque había que subir de lado y era complicado moverse y después había que bajar. El día no obstante tuvo sus recompensas, encontramos setas gigantes que eran más grandes que la palma de mi mano. Visitamos una lagunilla preciosa y visitamos el corral del ciego, un auténtico laberinto de piedras gigantes y paramos a comer cerca de allí sintiéndonos muy cerca del cielo. Nos despistamos un par de veces de la ruta y fue necesario retroceder porque sin cuerdas no se podía pasar, pero sin más inconvenientes