María José Montesinos
España dispondrá de pabellón propio en la próxima cumbre del clima de Egipto, la COP27. Una situación que sólo se había dado en la reunión de 2019, celebrada en Madrid. Esta decisión demuestra la apuesta que se hace desde nuestro país por resaltar en la COP27 el papel de España en la solución climática.
A principios de octubre de 2022, la directora general de Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), Valvanera Ulargui, confirmaba la presencia de un pabellón español en la COP27.
«Este espacio propio servirá – explicaba Ulargui – para el intercambio de experiencias con el resto de países. Además de como foro de encuentro para compartir ideas e iniciativas».
El rol de España en la cooperación con Latinoamérica
La directora general de la Oficina de Cambio Climático subrayaba el rol que puede ejercer España para esa cooperación entre países, especialmente respecto a Latinoamérica.
Caben destacar, en este aspecto, los estrechos lazos que nos unen con las comunidades hispanas del otro lado del Atlántico. Pero también se resalta el papel de España en la solución climática respecto a los países del norte de África, con quien se tiene igualmente una relación constante y antigua.
España contará con pabellón propio en la cumbre del clima, COP27, que empieza el día 6.
Además, desde el Ministerio Transición Ecológica destacan que el pabellón será un buen escaparate para mostrar las estrategias puestas en marcha en nuestro país. Así como el papel de España en la solución climática.
La COP27 comenzó el día 6 y se desarrollará hasta el 18 de noviembre, en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij. El hecho de que Egipto, un país en vías de desarrollo y uno de los que se van a ver muy afectados por las consecuencias del cambio climático, sea el anfitrión intensifica el convencimiento general de que la financiación de los daños climáticos va a ser un asunto clave de este encuentro internacional.
España en la solución climática: apoyo financiero a los menos desarrollados
Ya en los Acuerdos de París de la COP21, se reconocía la necesidad de que los países más desarrollados ofrezcan apoyo económico a los menos desarrollados.
Tanto en la adaptación al cambio climático como en los daños y pérdidas que pudieran sufrir por el calentamiento global.
Se trata de una cuestión de justicia climática. Y es que los países menos desarrollados son los que menos han contribuido a la generación de emisiones. Esta proviene, en su mayor parte, de los países ricos e industrializados.
Además, en muchos casos resultan los más vulnerables a los cambios generados por la subida de temperaturas.
En la COP26 de Glasgow, el presidente del gobierno anunció el compromiso de España de aportar unos 1.350 millones de euros a esa financiación climática. Desde el Miteco se confirma esa línea para la COP27.
De esta manera, el apoyo financiero a los países menos desarrollados y su acompañamiento en su adaptación climática será una de las claves que definan el papel de España en la COP27.
Los cuatro pilares de la COP27
Junto al problema de la financiación y los daños hay otros dos pilares fundamentales de esta cumbre. Estos son las estrategias para la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus consecuencias.
Es obvio que la mitigación del cambio climático pasa sobre todo por una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. España llega a la COP27 manteniendo sus posiciones a favor de las energías renovables.
España llega a la COP27 manteniendo con los hechos sus posiciones a favor de las energías renovables.
Y lo hace frente a la recuperación del carbón y la energía nuclear que se observa en otros países europeos tras la crisis energética motivada por la invasión de Putin de Ucrania.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética española prevé que la dependencia energética del país de los combustibles fósiles descienda. Y lo hará «como consecuencia de la caída de las importaciones de carbón y de petróleo».
El Miteco basa ese descenso en «la transición hacia una economía más eficiente y basada en tecnologías renovables en todos los sectores de la economía».
En el actual escenario de conflicto, España sigue apostando por las energías renovables.
Desde el Gobierno se defiende la necesidad de profundos cambios estructurales en el sistema energético. Y lo hace, precisamente, en este nuevo escenario de confrontación, en el que se han disparado el consumo y los precios de los combustibles fósiles.
Esto no es sólo una medida económica, sino también el modo de alcanzar la seguridad energética.
Según la Ley de Cambio Climático, antes de 2050, España deberá alcanzar la neutralidad climática. Además, el sistema eléctrico deberá estar basado, exclusivamente, en fuentes de generación de origen renovable.
El papel de España en la solución climática cuenta con dos importantes instrumentos:
- Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC)
- La Estrategia de Descarbonización
Hacia una economía descarbonizada
Las medidas establecidas en el PNIEC constituyen una fase intermedia en el camino a la neutralidad climática. En este sentido, España ha asumido desde el principio la meta de bajar las emisiones hasta el 55% en 2030. Esto es de acuerdo a la iniciativa Fit for 55 puesta en marcha por la Unión Europea.
España se ha comprometido a reducir las emisiones un 55% para 2030.
Avanzar en una economía descarbonizada implica aceptar un uso responsable de los recursos. Por esta razón, la Ley de Cambio Climático, con carácter general, limita los nuevos proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos en territorio español.
Igualmente, sucede lo mismo con minerales radioactivos y carbón
Para la COP27, España puede presentar sus logros en energías renovables. Y es que, durante 2021, se registró un aumento de la potencia instalada renovable.
Las infraestructuras de energía renovable representan el 56,7% de las instalaciones de generación eléctrica en España. Sumado a ello, también se desarrollan otros vectores energéticos, como el uso del hidrógeno verde.
La lucha contra el cambio climático exige la cooperación entre el sector público y privado.
En los Acuerdos de París se apelaba al sector privado para lograr la reducción de emisiones. En España así se ha hecho. Es decir, se ha desarrollado la cooperación entre la esfera pública y el sector privado para desarrollar las tecnologías necesarias para transitar hacia una economía descarbonizada.