El núcleo de la Tierra podría haberse frenado y esto es lo que pasaría

Según un nuevo estudio, el núcleo de la Tierra podría haberse frenado. A pesar de lo que pudiéramos pensar, no hay motivo alguno para la alarma.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Dos sismólogos, Yi Yang y Xiaodong Song, investigadores de la Universidad de Pekín, han presentado un estudio en el que afirman que el núcleo de la Tierra podría haberse frenado en su rotación. En realidad, no están diciendo que se haya detenido.

El hallazgo, para los propios autores del estudio, resulta sorprendente, porque indica que, en algún momento en torno a 2009, el núcleo interno de la Tierra dejó de rotar más rápido que el resto del planeta. Primero hagamos un breve recordatorio.

En el interior de la Tierra, en su centro, nos encontramos con el núcleo. Tiene un diámetro aproximado de 7.000 kilómetros y está dividido en dos regiones diferentes. El núcleo interno es sólido, compuesto principalmente por hierro y ronda los 2.400 kilómetros de diámetro.

Está rodeado por el núcleo externo. A diferencia del interno, es líquido, y está compuesto principalmente por hierro y otros elementos. El hecho de que sea líquido implica que, en consecuencia, el núcleo interno está desacoplado del resto del planeta.

Dicho de otra manera, tiene la capacidad de rotar a su propio ritmo. Desde que se descubriese el núcleo interno, en 1936, ha sido objeto de multitud de estudios. Pero, por las condiciones en el interior del planeta, es necesario recurrir a métodos indirectos.

Las condiciones bajo la superficie son extremas. Cuanto más nos acercamos al núcleo, más alta es la temperatura y la presión. La perforación más profunda realizada apenas supera los diez kilómetros bajo la superficie. Así que era necesaria otra herramienta…

El papel de los terremotos

El descubrimiento del núcleo interno fue posible gracias al estudio de los terremotos. Concretamente, a cómo viajan las ondas sísmicas por todo el planeta. Los cambios en su velocidad permitieron entender cómo es el núcleo de la Tierra.

En 1996, Xiaodong Song, junto a otro investigador, analizó los terremotos que se originaron en una misma región a lo largo de tres décadas. Su energía era detectada por un sistema de monitorización a miles de kilómetros del lugar.

Desde los años 60, el tiempo de viaje de las ondas sísmicas, de esos terremotos, había cambiado. Algo que indicaba que el núcleo interno rota más rápido que el manto del planeta. Esta capa se encuentra justo encima del núcleo externo.

La Tierra, observada por el satélite DSCOVR el 27 de junio de 2019. Crédito: NASA

En estudios posteriores, se determinó el ritmo de esa superrotación, concluyendo que el núcleo interno rota más rápido que el manto, a un ritmo de una décima de grado por año. Es decir, es una diferencia muy pequeña respecto a la rotación del planeta.

En el estudio que, ahora, ha recibido tanta atención, Yang y Son explican que han analizado terremotos desde 1995 a 2021 y han observado que esa superrotación se detuvo hacia 2009. Además, el cambio lo habían observado en diferentes lugares.

Es decir, se trataría de un fenómeno que afecta a todo el planeta, conectado con la rotación del núcleo, en lugar de deberse a un cambio en la superficie local del núcleo interno. No solo eso, los datos sugieren que el núcleo podría estar en proceso de entrar en subrotación.

No todos los investigadores están de acuerdo en el comportamiento del núcleo de la Tierra

Es necesario mencionar, también que el hierro, del núcleo externo, se cristaliza en la superficie del núcleo interno. Esto provoca un cambio en la densidad del líquido del núcleo externo, desencadenando un movimiento de agitación, que mantiene el campo magnético terrestre.

A pesar de lo planteado, no todos los investigadores concuerdan con estos resultados. En verano de 2022, un estudio analizaba las ondas generadas por las pruebas nucleares de Estados Unidos entre 1969 y 1971. Su análisis mostraba que, entre esos años, el núcleo había subrotado.

Es decir, se movía algo más lentamente que el manto terrestre. Solo a partir de 1971, por tanto, el núcleo interno habría acelerado hasta alcanzar la superrotación. Pero quizá no sea algo que se mantiene de manera estable.

Hay estudios que apuntan en esa dirección, indicando que la superrotación podría estar presente solo en momentos concretos, en lugar de ser un fenómeno estable y continuado. Algunos investigadores han llegado a afirmar que la superrotación no existe.

Las diferencias en el tiempo de viaje de las ondas sísmicas, en ese escenario, se deberían a cambios físicos en la superficie del núcleo interno del planeta. Así que el debate está servido. No parece haber unanimidad al respecto.

¿Qué consecuencias puede tener?

Suponiendo que los investigadores estén en lo cierto, y el núcleo esté en proceso de entrar en subrotación, podría indicar que algo está sucediendo con las fuerzas gravitatorias y magnéticas que dictan la rotación del núcleo interno.

Este tipo de cambios podría conectar el núcleo interno con fenómenos mucho más amplios, como los cambios en la duración del día. Lo cierto es que, aunque son cambios imperceptibles (inferiores a un segundo), los días se han acortado en los últimos tiempos.

Una posible explicación, se sugiere, podría ser precisamente cambios en la rotación del núcleo interno de la Tierra. Pero, al mismo tiempo, también hemos visto que hay motivos para poner en duda que sea así. Solo hay una manera de resolver este dilema.

Es necesario disponer de más datos, de más terremotos, para poder tener una imagen más concreta de lo que sucede con el núcleo interno del planeta. Lejos de ser algo que nos deba quitar el sueño, en cualquier caso, estamos ante un tema apasionante.

Es un recordatorio más de que nos queda mucho que comprender y descubrir sobre nuestro propio hogar. El universo está plagado de misterios y enigmas, pero nuestro propio planeta, por sorprendente que pueda parecer, también alberga sus propias sorpresas.

El estudio, publicado en la revista Nature Geoscience, puede consultarse en este enlace.