El pasado climático de Titán contado por sus dunas

Las dunas de Titán pueden dar información acerca de su clima pasado.

Marian

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Titán es el satélite más grande de Saturno, y uno de los más interesantes del Sistema Solar, pues es el único que tiene una atmósfera a su alrededor. Esta atmósfera, compuesta principalmente de nitrógeno, metano e hidrocarburos, es tan extremadamente densa que hasta 2004, cuando llegó la nave Cassini-Huygens, no se supo nada de la superficie de Titán. Y por desgracia no ocultaba titanianos viviendo felices allí.

Saturno y su satélite Titán. Fuente: Cassini (NASA)

Este satélite es el elemento más parecido a la Tierra que se ha encontrado en el Sistema Solar. En Titán llueve, hace viento, hay ríos, lagos y mares de metano líquido, y también existe un ciclo estacional como en nuestro planeta. También presenta dunas de centenares de metros de altura que se extienden distancias kilométricas. Estas dunas, además, encierran un gran misterio: los datos recogidos por Cassini mostraron que los vientos predominantes de Titán iban de este a oeste, y que además eran muy débiles, mientras que la orientación de las dunas revelaba que fueron formadas con vientos fuertes que iban en la dirección opuesta. Por otro lado, la existencia de unas dunas con forma de estrella de tres puntas resultaba desconcertante. ¿Qué está ocurriendo allí? ¿Realmente habrá titanianos? ¿Titanianos ninjas?

Titán. Fuente: NASA

La revista Nature ha publicado hace apenas unos días los resultados de la investigación liderada por Ryan Ewing, un geólogo de la Universidad Texas A&M en College Station. El estudio revela que los vientos que mueven la arena de la superficie de Titán probablemente cambian de dirección según las variaciones orbitales de Saturno con respecto al Sol. Estos vaivenes modifican la cantidad de luz solar que recibe la atmósfera del satélite, modificando con ello la dirección e intensidad de los vientos. Por ello, la forma que presentan hoy las dunas puede dar información acerca de los ciclos climáticos de Titán. Esto no es algo nuevo, pues algunas de las que hay en la Tierra, en el Sahara, también revelan datos del clima del pasado, como que en la última glaciación los vientos fueron más fuertes debido también a las oscilaciones de la órbita terrestre. Las dunas son la caja negra de los planetas.

Dunas de Titán. Fuente: R. Ewing. Cassini (NASA)

Los modelos indican que para que una duna de Titán, de cientos de kilómetros de longitud, cambie de orientación se necesitan alrededor de 3.000 años de Saturno, que son 90.000 años terrestres (lo que viene durando una película de Peter Jackson). Por tanto, tienen que ser moldeadas con variaciones de los vientos que se dan muy a largo plazo, como los que podrían darse con cambios climáticos. Los resultados han revelado también que los vientos tienen que ir un 50% más rápido de lo que se pensaba en un principio, y que además, las dunas estrella podrían haberse formado por vientos que soplan desde varias direcciones diferentes en distintos momentos, y no a la misma vez que las grandes dunas lineales. Todo indica que se necesitaron enormes escalas de tiempo para que se formaran todas ellas en la superficie de Titán, y que estudiándolas se podría conocer algo más acerca del pasado de este satélite. Es curioso, una duna puede decir cómo era un cuerpo celeste hace miles de años, y yo no soy capaz de acordarme de dónde puse ayer el mando de la tele.

Dunas de la Tierra (a), Marte (b), Titán (c) y Venus (d). Fuente: Ryan C. Ewing et al. (2014) Nature