Incendios frecuentes en invierno: una nueva norma del clima en el que vivimos

Los incendios empiezan a ser cada vez más frecuentes y devastadores durante los meses de invierno. Detrás de esa nueva norma está el cambio climático y la falta de una gestión apropiada.

Mario Picazo

Mario Picazo

Bienvenidos al invierno en el Antropoceno. Esa es la palabra de moda utilizada por algunos ambientalistas para describir nuestro periodo climático actual. «Antropo» de «hombre» y «ceno» de «nuevo». En otras palabras, es el comienzo de una nueva era climática de influencia humana.

Durante esta nueva era, los incendios forestales están aumentando en frecuencia y magnitud con el clima más cálido que vivimos. Cada año tienen mayor impacto sobre los recursos naturales, las infraestructuras y millones de personas por todo el mundo. 

Incendios en invierno en españa
Los incendios en invierno empiezan a ser cada vez más frecuentes a medida que cabía el clima terrestre.

El Cambio Climático y el desarrollo urbano potencian los incendios

En el nuevo Clima que vivimos, las regiones secas se están volviendo más secas y las temporadas de incendios forestales empiezan antes y acaban más tarde. La nueva norma, es que esos incendios, antaño especialmente frecuentes solo durante los meses de más calor, se produzcan todas las estaciones del año, inclusive en invierno.

El cambio climático ha sido un factor clave para aumentar el riesgo y la extensión de los incendios forestales en España y otras zonas del mundo. El riesgo de incendios forestales depende de varios factores, incluida la temperatura, la humedad del suelo y la presencia de árboles, arbustos y otros potenciales combustibles. 

El cambio climático es un factor clave que aumenta el riesgo, la intensidad y la duración de los incendios. Hoy ya no solo ocurren con frecuencia durante los meses de más calor también en invierno.

Todos estos factores tienen un vínculo directo o indirecto con la variabilidad climática. El cambio climático favorece el secado de la materia orgánica en los bosques, ese material que se quema y propaga los incendios forestales con mayor facilidad.

Al mismo tiempo que las condiciones ambientales que favorecen la propagación de incendios se dilatan en el tiempo y espacio, la invasión humana en zonas propensas a incendios ha aumentando aún más el potencial de ignición. 

Los ingredientes perfectos para los fuegos de invierno en España

En España los incendios de invierno pueden ser frecuentes si las condiciones meteorológicas y del entorno son favorables. Habitualmente  la ausencia o deshielo de la nieve, la altitud del terreno, los episodios de viento seco e intenso y la persistencia de los anticiclones del primer trimestre del año, ayudan a generarlos. 

En el Cantábrico los episodios de viento sur, no solo se caracterizan por alcanzar velocidades altas, también disparan la temperatura y bajan la humedad del aire sobre todo cerca de la costa. Algo similar a lo que ocurre con los vientos de poniente en las costas del Mediterráneo.

Los incendios forestales en el norte peninsular se producen con un máximo de frecuencia y afectando a más superficie durante el final del invierno y el comienzo de la primavera. Entre el origen de estas llamas, se encuentra las quemas de matorral para favorecer el rebrote de los pastos antes de que el ganado sea conducido al monte en primavera.

En España los incendios en invierno son más frecuentes en el norte peninsular.

¿Incendios en invierno incluso con nieve?

La quema de madera cortada durante los meses de otoño es una práctica común de manejo forestal. Por eso, a veces, los incendios de otoño pueden sobrevivir incluso una vez enterrados por la nieve durante todo el invierno. Las raíces subterráneas y los tocones arderán, aun estando bajo la nieve, y saldrán a la superficie con la llegada de temperaturas más suaves.

Los incendios de otoño pueden sobrevivir incluso una vez enterrados por la nieve durante todo el invierno

Si además la zona en cuestión recibe poca lluvia en otoño, y la primera nevada del año es de nieve seca, entonces las quemas controladas aún pueden arder e incluso extenderse bajo la nieve. La hojarasca enterrada debajo de la nieve todavía está lo suficientemente seca como para quemarse.

La nieve seca tiene suficiente aire para alimentar el fuego, pero el contenido de agua de la nieve seca derretida no es suficiente para apagarlo. Las intensas nevadas de invierno generalmente pueden ayudar a extinguir los incendios forestales de esa estación, pero hay situaciones en las que la nieve no ayuda.

La prevención fundamental para limitar el número y la dimensión de incendios

Para prevenir incendios intencionados es fundamental una buena gestión del monte y de las quemas que se realizan. Deben de ser siempre controladas y autorizadas, respetando las temporadas de prohibición y dando alternativas al uso del fuego.

Tal y como evoluciona el clima y aumenta el riesgo de incendios, esa gestión deber ser constante, durante las cuatro estaciones del año, independiente del riesgo de incendio que habitualmente se ha registrado en el pasado.

En lugar de quemar arbustos, se puede por ejemplo juntar ramas caídas para formar montones de arbustos que a su vez puedan usarse como hábitat para la vida silvestre. Al juntar ramas secas en un área pequeña, en realidad puede reducir el peligro de incendio, al tiempo que proporciona a la vida silvestre materiales para la madriguera.

Si es necesario llevar a cabo una quema, hay que evitar hacerlo en días secos y ventosos. Tener a mano una fuente de agua, una pala y otras herramientas para combatir incendios. 

A la hora de hacer una quema controlada también es una buena idea comunicarse con el departamento de bomberos local o con la correspondiente autoridad de incendios que para informarles de lo que se está haciendo.