La mitad de la población estará sin agua subterránea para el 2050
El mundo consume agua a un ritmo frenético y una buena parte llega del subsuelo. España es uno de los países que más la extraen.
Mario Picazo
El uso desproporcionado y en algunos casos clandestino del agua sigue siendo un serio problema para la humanidad y lo será aún más con el paso de los años. Son numerosas las zonas del planeta donde se explotan los acuíferos de manera descontrolada con los consiguientes problemas para el entorno y la población.
En relación con este creciente problema, un equipo de expertos norteamericanos ha realizado un estudio que muestra cómo para el año 2050 la mitad de la población global tendrá problemas para acceder a aguas subterráneas en condiciones.
Un complejo estudio que descifra el futuro del agua subterránea
Para llegar a esa conclusión han utilizado un modelo numérico que contempla la compleja relación entre la extracción de aguas subterráneas, el desarrollo económico, los sistemas energéticos y el Cambio Climático.
En total se han realizado simulaciones para generar 900 escenarios diferentes. La idea era capturar una variedad de escenarios futuros que representen la realidad de lo que les depara a las aguas subterráneas del mundo entero.
El escenario promedio obtenido indica que el agua subterránea alcanzará su punto máximo alrededor del 2050 con 625 kilómetros cúbicos de agua, aproximadamente el doble que en la actualidad.
Se espera que en tan solo 3 décadas la extracción de agua subterránea alcance su punto máximo a nivel global. De producirse tal cambio, podría remodelar el sistema alimentario y alterar el sistema de abastecimiento de agua para al menos la mitad de la población mundial.
Un problema que va en aumento desde hace décadas
A medida que aumenta la población y la elaboración de productos de todo tipo, aumenta también la demanda de agua. Las sequías más extremas que vivimos año tras año tampoco ayudan, razón por la cual cada vez dependemos más del agua que tenemos bajo nuestros pies.
Prueba de ello, el aumento del uso de agua subterránea que estamos experimentando de forma acelerada. Entre 1960 y 2010, la extracción mundial de aguas subterráneas ha aumentado más del 50 por ciento. Gran parte de ese incremento ha llegado del sector de la agricultura que necesita más agua para regar cultivos.
Entre 1960 y 2010, la extracción mundial de aguas subterráneas ha aumentado más del 50 por ciento
Tanto ha aumentado nuestra dependencia del agua que llega de los maltrechos acuíferos, que hoy en día, una quinta parte de todos los alimentos se producen a partir de aguas subterráneas.
Impacto en la biodiversidad y extracción más cara
El problema es que necesitamos tanta agua para nuestro día a día de actividad frenética, que vaciamos esos acuíferos a un ritmo mucho mayor del que tardan en rellenarse. Por eso, no solo nos estamos quedando sin agua y deteriorando la calidad de la poca que queda, también estamos ayudando a transformar el entorno que nos abastece de ella.
En algunas zonas, la tierra ya se está hundiendo de tanta agua que hemos extraído. En otras, acaba contaminada y eso tiene un gran impacto también sobre la biodiversidad que de ella depende. Aguas cada vez más profundas e inaccesibles que requieren profundizar más que en el pasado para extraerlas, disparando así el coste de su extracción.
España un país vulnerable en el apartado de aguas subterráneas
El declive de los acuíferos es un problema global que afecta a unos países más que a otros. Ya sea por la sequía, la naturaleza de la precipitación o por una deficiente gestión de los recursos hídricos, hay muchos países que están sufriendo con este problema.
Los expertos apuntan a zonas concretas, como focos de deshidratación subterránea, aunque destacan algunas zonas de Estados Unidos, España, Oriente Medio, la India, regiones del este de China y Australia.
El caso de España está entre los citados y preocupa entre un buen número de sectores. Hay zonas de la península Ibérica donde el descenso de las aguas subterráneas es alarmante y se habla de hasta más de un metro al año.
Un informe de Datadista de 2022 muestra cómo el 27 por ciento de las masas de agua subterránea en España está en mal estado cuantitativo debido fundamentalmente a las extracciones masivas realizadas.
Afecta a más del 50 por ciento de las masas en las cuencas del Segura, Guadiana y las internas de Cataluña, así como a un tercio en cuencas del tamaño del Guadalquivir, Segura, Duero, Ebro y Júcar.
Por otra parte, añaden que el 30 por ciento de las masas de agua subterránea presentan mal estado químico. Una situación que se extiende a la mayor parte de las masas en las cuencas del Guadiana, Segura, Guadalete y Barbate, Gran Canaria, Tinto, Odiel y Piedras y a un tercio de las del Guadalquivir, Júcar, Duero y Ebro.