Las increíbles primeras imágenes del telescopio Euclid

La Agencia Espacial Europea ha publicado las primeras imágenes del telescopio Euclid, mostrando su capacidad de observación del cosmos.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Euclid es un telescopio concebido con un objetivo muy ambicioso: ayudar a entender el papel de la materia oscura en las galaxias que podemos observar a nuestro alrededor, así como profundizar en el estudio de la energía oscura.

Ésta última es la responsable de la aceleración de la expansión del universo. Ambas, conjuntamente, suponen el 95% del universo. Son dos grandes enigmas porque su estudio es muy complejo, al no interactuar con el espectro electromagnético.

Bajo esta premisa, Euclid nació con unos requisitos muy específicos. Tenía que ser un telescopio capaz de observar grandes regiones del firmamento, con un nivel de detalle muy alto, para poder obtener toda la información posible.

Así, Euclid es capaz de observar objetos a distancias de hasta 10.000 millones de años-luz. Lo que permite que se pueda estudiar el universo, y la evolución de la materia y la energía oscura, a lo largo de las diferentes etapas del cosmos.

Tras haber llegado a su destino, el primer paso del equipo de Euclid era poner a prueba las herramientas del observatorio espacial. Por ello, en las primeras imágenes de Euclid, publicadas por la Agencia Espacial Europea, hay objetos muy variados.

Antes de entrar en ello, sin embargo, vale la pena aclarar que Euclid no es un telescopio que compita con James Webb. De hecho, ni siquiera comparten las mismas características y sus objetivos son, también, muy diferentes.

¿En qué se diferencian Euclid y James Webb?

En esencia, Euclid es un telescopio diametralmente opuesto a James Webb, y sus imágenes no son tan potentes (o nítidas) como las del telescopio de la NASA. El motivo es muy sencillo, porque ambos parten de una base diferente.

James Webb es un telescopio concebido para observar regiones del firmamento pequeñas, centrándose en lugares muy concretos en cada observación. A cambio, es capaz de obtener imágenes de gran resolución y captar galaxias a más de 13 000 millones de años-luz.

En esas imágenes, por tanto, se observa mucho menos firmamento que con Euclid, pero a cambio, podemos observar más lejos en el universo y la cantidad de información y detalle recogida, en los objetos estudiados, es mayor.

Para poder cumplir con su propósito, Euclid necesita una estrategia diferente. Es necesario crear un mapa en 3D del universo. El telescopio será el encargado de crear el mapa 3D más grande, del cosmos, que se haya realizado hasta la fecha.

Por eso, necesita poder observar grandes regiones del firmamento y, en un período de tiempo relativamente breve, captar tantos detalles como sea posible. No es tan nítido como James Webb, pero a cambio observa mucho más firmamento.

Estas diferencias obedecen a sus respectivas naturalezas. James Webb ha sido concebido, entre otras cosas, para encontrar (y estudiar) las primeras galaxias del cosmos y las primeras estrellas del universo. No necesita observar grandes regiones del cielo.

Cinco objetos espectaculares

La primera imagen de Euclid es el Cúmulo de galaxias de Perseo. En primer plano, hay más de 1000 galaxias. De fondo, más de 100 000. El cúmulo está a 240 millones de años-luz y es la primera vez que un telescopio logra captar tantas galaxias con un nivel alto de detalle.

El cúmulo de galaxias de Perseo, observado por Euclid. Crédito: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA

La segunda es la de la galaxia espiral IC 342, conocida como la «galaxia oculta», al encontrarse tras el disco de la Vía Láctea, a 11 millones de años-luz. La capacidad de observación en infrarrojo de Euclid ya está permitiendo obtener información clave sobre esta galaxia.

La galaxia IC 342 vista por Euclid. Crédito: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA

En tercer lugar nos encontramos con la galaxia irregular NGC 6822. Está a 1,6 millones de años-luz. Euclid observará muchas galaxias como esta durante su trabajo, a mucha más distancia de la Vía Láctea. NGC 6822 es una de las más cercanas.

La galaxia irregular NGC 6822 vista por Euclid. Crédito: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA

La cuarta imagen es muy especial. Es el cúmulo globular NGC 6397. Una enorme agrupación (cientos de miles) de estrellas, algunas muy viejas. Está a 7800 años-luz y es la primera vez que un telescopio logra observarlo por completo y, en una sola observación, captar tantas estrellas.

El cúmulo globular NGC 6397 visto por Euclid. Crédito: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA

Por último, Euclid nos muestra la popular Nebulosa Cabeza de Caballo. En su interior están formándose nuevas estrellas de la Vía Láctea. El telescopio permitirá identificar muchas estrellas recién nacidas, así como, incluso, enanas marrones (popularmente conocidas como estrellas fallidas).

La Nebulosa Cabeza de Caballo, vista por Euclid. Crédito: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA

Euclid apenas acaba de comenzar sus primeros pasos. En los próximos años, a medida que el equipo comienza su trabajo a pleno rendimiento, nos dejará muchas imágenes espectaculares, mientras ayuda a responder a una de las grandes preguntas de la cosmología…