Qué ver en Altea, la joya de la Costa Blanca

Planea una escapada ideal a una de los pueblos más hermosos de la Costa Blanca.

David Escribano

David Escribano

Entre playas y montañas, asomándose a la generosa y suave Costa Blanca alicantina, una localidad aparece para enamorar a todos aquellos viajeros que deciden darle una oportunidad y detenerse en ella. Y es que, no sólo hay muchas cosas interesantes que ver en Altea. El pueblo, además, emana un halo de romanticismo del que es imposible sustraerse.

La Costa Blanca de Alicante es famosa por sus decenas de playas de bandera azul. Estas hacen las delicias de los bañistas. No sólo cada verano sino, gracias al microclima que posee la zona, durante casi todo el año.

Sin embargo, también hay una serie de poblaciones que bien merecen que dejemos la toalla en el coche y nos dediquemos a explorarlas. La mejor manera es caminando por sus tranquilas calles. Altea es, quizás, la más bella de todas ellas.

Qué ver en Altea

Iglesia y vista del casco antiguo de Altea
Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. Fuente imagen: Pixabay

Altea posee variados atractivos para el viajero. Por un lado, aquellos que estén buscando disfrutar de un día de playa tendrán a su disposición varias opciones.

En el casco urbano de Altea se hallan las playas de La Roda y L’Espigó, siendo esta última muy tranquila e ideal para familias. La del Cap Negret, en el norte, suele ser menos frecuentada. Las más bellas, desde el punto de vista natural, son la de la Olla – que tiene frente a ella los islotes de Illeta e Illot – y Mascarat, la mejor para los amantes del snorkel.

Debemos tener en cuenta que todas las playas de Altea son de cantos rodados, por lo que será una buena idea visitarlas con escarpines.

El paseo marítimo es otro de los mejores lugares que ver en Altea. Se puede encontrar allí una amplia oferta de alojamientos, bares, heladerías, restaurantes y pequeñas tiendas. Ideal para un paseo tranquilo al atardecer.

El casco antiguo, imprescindible

Sin embargo, cuando el sol comienza a despedirse hasta un nuevo día, son las calles del casco antiguo las que se llenan de vida. Y es que, sin duda, esa zona es la más bonita que ver en Altea. Se puede acceder a él caminando desde el paseo marítimo, o, si llegamos en tren, desde la estación de Renfe.

A partir de la estación, las calles ganan pendiente y caracolean. Ello permite que nos perdamos en un laberinto de humildes casas, muchas de las cuales presentan una colorida decoración floral.

A esas rúas de suelo empedrado se asoman también plazas, miradores, restaurantes, tiendas de artesanías y otros muchos pequeños negocios. Todos perfectamente integrados en el ambiente tranquilo del lugar.

Uno de los mejores miradores es el de Los Cronistas. Desde él se puede ver la parte baja del pueblo, las aguas del Mediterráneo, el puerto deportivo y la silueta de la magnífica Sierra Helada. Sus acantilados mueren directamente en el mar.

Miradores de Altea
Mirador de Altea. Fuente imagen: Pixabay

Otro buen mirador, pero este hacia la sierra de Bernia y el interior, es la reconstruida Torre de Bellaguarda. Ocupa el lugar de una vieja atalaya defensiva levantada entre los siglos XIII y XIV.

Los amantes de estas históricas construcciones pueden visitar otras torres en Altea y sus alrededores. Por ejemplo, la de La Galera, el Mascarat y Cap Negret.

No torres, sino cúpulas son las que identifican a la parroquia que corona el casco antiguo de Altea.

Todas las callejuelas que serpentean por él acaban desembocando en ella. La iglesia de Nuestra Señora del Consuelo es el monumento por excelencia que ver en Altea.

Se asoma a la plaza de la Iglesia (siempre está rebosante de vida al estar ocupada por bares, restaurantes y un bonito mirador) y de ella destacan, sobre todo, sus cúpulas. Estas están decoradas con llamativos mosaicos azules.

Una vez visitada, tan sólo nos queda buscar entre los restaurantes del pueblo y elegir uno para degustar una cena con estupendas vistas.

Qué ver en Altea la Vieja

Quizás esas vistas nos muestren el pueblo de Altea la Vella (o la Vieja).

En la actualidad, Altea la Vieja es una pedanía de Altea, pero siglos atrás fue un importante núcleo poblacional. Tuvo entidad propia desde la Edad Media hasta el siglo XVI. A partir de ese momento fue abandonada durante un par de siglos por desplazamientos poblacionales y otras razones.

A partir del siglo XVIII, la localidad fue recibiendo a nuevos habitantes.

Se puede llegar a Altea la Vieja desde Altea siguiendo el Camí del Fondo (Ruta Roja). Es un circuito circular de algo más de 8 kilómetros que recorre las partidas de Barranquet y Quintanes. Pasa también por antiguas ermitas y parte del camino viejo de Alcoy.

Merece la pena darse un paseo por el casco antiguo de Altea la Vella. Este guarda cierto parecido con el de Altea, aunque está mucho menos desarrollado desde el punto de vista de ocio y turismo.

Calles que ver en Altea
Calles de Altea. Fuente imagen: Pixabay

Qué distancia hay de Benidorm a Altea

Benidorm, una de las ciudades más turísticas del levante español, se encuentra a poco más de 10 kilómetros, en línea recta, de Altea. Por carretera, en cambio, les separan 17 kilómetros. Por ello, una visita a Altea es una de las excursiones de un día más populares de Benidorm.

Podremos llegar de Benidorm a Altea en poco más de 15 minutos en tu propio coche. Si preferimos usar el transporte público hay dos opciones. Viajar unos 20 minutos en autobús o 40 minutos en uno de los tranvías de la línea 9.

Cuánto se tarda de Alicante a Altea

Atardecer que ver en Altea
Amanece en las playas de Altea. Fuente imagen: Pixabay

Para viajar de Alicante a Altea podemos tomar la AP-7 (gratuita) y recorreremos la distancia en unos 45 minutos. Si optamos por el transporte público, tendremos algo más de una hora de viaje en un autobús de la compañía ALSA. O 1 hora y 45 minutos con el tranvía, teniendo que hacer un transbordo.