Riesgo de inundaciones en las próximas semanas

Siempre después de grandes nevadas, durante el invierno y la subida de las temperaturas provoca inundaciones importantes en la mitad norte peninsular. Ríos como el Ebro y afluentes o el Duero son siempre zonas muy sensibles. ¿Por qué ocurre esto?

Eltiempo.es IA

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En invierno la llegada de la nieve siempre es un alivio no sólo para las estaciones de esquí, si no también para el equilibrio natural del sistema. Pero ya sabemos, que durante esta estación y ahora más que nos acercamos a la primavera hay momentos en los que vemos los problemas derivados del deshielo por grandes nevadas, en los medios de comunicación. El Ebro suele ser uno de los que más problemas tiene, por ejemplo a su paso por la ciudad de Zaragoza.

En los próximos días y debido a las fuertes nevadas de las últimas semanas el manto nivoso (nieve) ha sido muy elevado, y las previsiones nos marcan de momento, que para los primeros días de marzo las temperaturas van a subir de manera considerable, lo que va a provocar un deshielo en las montañas de nuestro país. Parece que sólo durará unos días y después hacia la zona de los Pirineos el frío volverá a ser protagonista.

La nieve al deshelarse, es un nuevo aporte al ciclo del agua, que en condiciones normales el suelo es capaz de absorber y los ríos de transportar. Pero si las nevadas son muy abundantes y los cambios atmosféricos rápidos, se produce un deshielo inmediato que satura al sistema, la conclusión son desbordamientos de ríos, encharcamiento de praderas y de zonas bajas de la montaña. Un factor clave en nuestra geografía, es que la mayoría de los asentamientos poblacionales o núcleos de población más importantes, están entorno a los principales ríos peninsulares.

Hemos desarrollado la vida en estos núcleos, sin respetar la vida natural del río, sus márgenes y sus llanuras de inundación. Por ejemplo hemos encauzado los ríos con cemento a su paso por poblaciones y ciudades. Su consecuencia es, que ante una fuerte crecida, el río no puede actuar de manera natural, crece y se desborda afectando nuestra vida. Esto es un clásico, en la manera en la que los humanos nos distribuimos por el territorio.

El agua tiene un ciclo vital que mantiene al planeta en un cierto equilibrio y está constituida por 15 componentes (sin tener cuenta la acción humana):

  1. Agua almacenada por los océanos
  2. Evaporación
  3. Agua en la atmósfera
  4. Condensación
  5. Precipitación
  6. Agua almacenada en los hielos y la nieve
  7. Agua de deshielo
  8. Escorrentía superficial
  9. Corriente de agua
  10. Agua dulce almacenada
  11. Infiltración
  12. Descarga de agua subterránea
  13. Manatiales
  14. Transpiración
  15. Agua subterránea almacenada

La conclusión es que hay que estar atentos y prevenidos para que las distintas poblaciones que se encuentran en las zonas bajas de afluentes y ríos no sufran las consecuencias de la llegada del agua del deshielo, las autoridades tienen planes de actuación que deben ponerse en marcha con antelación, para gestionar este tipo de situaciones y se minimicen daños y costes. Estar pendientes de las condiciones meteorológicas de los próximos días y de la próxima semana, para ver la variación de las temperaturas en este caso en la mitad norte peninsular y también las nuevas nevadas de estos últimos días.

 

Geográficamente hablando, en España hay zonas más complejas que otras como es el caso, de la Cornisa Cantábrica, una barrera montañosa muy pegada al mar, en su cara norte, el recorrido natural del agua desde que se deshiela hasta que desemboca en el mar Cantábrico, es realmente corto. Las consecuencias pueden ser inundaciones e incluso movimientos de tierra por la escorrentía superficial, si el proceso es muy rápido. En su cara sur, vierte agua a la Meseta Castellano-leonesa, al río Duero, también el río Sil (afluente) que nace en la Cantábrica y vierte sus aguas en el río Miño que desemboca entre Galicia y Portugal, sin olvidarnos de la cabecera del Ebro que recibe deshielo también de la Cantábrica Oriental, os podéis imaginar el volumen de agua que puede llegar a acumularse en las cuencas de estos ríos y sus afluentes.

Lo mismo ocurre en el Ebro, recibe agua del deshielo de la Cantábrica, la Cordillera Ibérica y los Pirineos, por ello, es tan habitual ver inundadas nos sólo las partes bajas del río (Delta), si no en zonas altas y medias.

 

Las autoridades deben tener en cuenta, la situación del agua embalsada, para ver qué capacidad les queda y si hay que desembalsar agua, así como evitar que se dañen por las crecidas casas en pueblos pegadas a los ríos, carreteras secundarias, campos de cultivo, el ganado puede quedar aislado, granjas, áreas recreativas etc. Un esfuerzo de prevención, ante una situación normal que ocurre todos los años y suele agravarse cuando las nevadas son muy abundantes en esta estación del año, que se junta con la primavera y sus lluvias.