Fotos

era en realidad un toro con una respetable cornamenta, y que ya no me miraba con buenos ojos. No perdí la compostura, me quité la camisa, y cuando me embistió le di dos pases de pecho, cuatro naturales, y cinco chicuelinas, fue apoteósico, todo el pueblo aplaudiendo y pidiendo la oreja, fue tan grande la ovación que tuve que saludar desde el centro del prado. Hasta aquí todo muy bonito y heroico, pero no es verdad, lamentablemente la realidad no fue tan heroica, la realidad fue que cuando cuando el toro arrancó, pillé tal polvareda que perdí la compostura, y hasta las alpargatas corriendo, en pocos minutos crucé la frontera con Francia. Con que malas intenciones venía el jodío toro. Ahí terminó lo que era un apacible reportaje de vacas pastando. La última foto la hice segundos antes de que me embistiera la fiera. Con lo bonito que me estaba quedando el reportaje.