Fotos

en un prado que supongo estaba recogiendo su alimento y tome algunas fotos. Seguí andando hasta Atapuerca donde pare a sellar, me apetecía tener un sello de Atapuerca entre otras cosas porque admiro mucho a Juan Luis Arsuaga y el trabajo que se esta realizando en los yacimientos. Me fui acercando a Burgos. El día anterior habíamos comentado la posibilidad de tomar un autobús en Villafría que esta a unos nueve kilómetros de Burgos y así evitar toda la zona industrial y los suburbios, y yo había decidido hacerlo pero me salió incluso mejor de lo que había planeado. Cuando llegué a Orbaneja Riopico encontré una parada de autobús y gente esperando, entre ellos había dos peregrinos italianos. En la parada ponía que el autobús iba a Burgos, que había que llamar por teléfono con antelación me dijeron los vecinos que esperaban que estaba a punto de pasar. Total que llegó el autobús y el señor paro y nos dijo a mí y a los italianos que no habíamos reservado pero que nos llevaba porque tenía sitio. El autobús nos dejó en la estación de autobuses de Burgos a cinco minutos de la catedral y nos ahorramos unos trece kilómetros. Al entrar en la catedral de Burgos fui a sellar y estuve charlando con el chico que atendía y salieron en conversación los cuatro chicos de Barcelona. La catedral es sencillamente magnífica y tome muchísimas fotos. No me extiendo aquí pues ya he hablado de ella en la introducción histórica. Después de ver la catedral, cuando estaba buscando la continuación del camino de pronto alguien grito mi nombre y para mi asombro eran los chicos de Barcelona Marc, Cristina y Paola que se volvían a casa, la otra chica Blanca se había reunido con su hermana mayor y continuaban por unos días. Después de los abrazos y el oportuno selfie nos despedimos y continué mi camino. Al poco rato me encontré con Salvarote y Maria que no habían hecho trampa para entrar en Burgos y me comentaron que se iban a quedar en Tardajos. Antes de salir de Burgos compré tres jabones para lavar la ropa (no vendían uno solo) y unas cerezas. En el campus universitario me permitieron entrar en internet gratuitamente y mande correos para dar señales de vida. Tenían productos que cultivaban los chicos de agrónomos y que vendían por la voluntad les entregué dos de los jabones que llevaba para que los regalaran. El resto del camino hasta Tardajos (no se si habían cambiado el pueblo de sitio) fue un poco cansado por el calor y porque había obras y el camino tenía desvíos y se tragaba un montón de polvo por las obras. Cuando pasaba por Tardajos saludé a Salvatore y Maria y fue la última vez que los vi. Espero volver a saber algo de ellos.