La NASA y la ESA estudian el enigma de la corona solar

La superficie del Sol tiene una temperatura de entre 5.500 y 6.000ºC, pero su corona ronda los dos millones de grados. ¿Por qué?

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Desde hace décadas, es sabido que la corona solar, la capa más externa de la atmósfera solar, es mucho más cálida que la superficie de la estrella. Algo que resulta sorprendente y que no es fácil de explicar. Ahora, la NASA y ESA se han unido para intentar dar con una respuesta.

Las sondas Parker y Solar Orbiter trabajan conjuntamente

El estudio del Sol puede realizarse de dos maneras diferentes. Por un lado, podemos estudiarlo desde la distancia, con naves que nunca llegan a acercarse a nuestra estrella y pueden observar qué sucede en su conjunto desde mucha distancia.

Por otro, podemos enviar una nave al entorno del Sol para observar de cerca qué es lo que sucede en nuestra estrella. Las sondas Parker (de NASA) y Solar Orbiter (de la Agencia Espacial Europea, ESA) optan, precisamente, por cada alternativa.

En el caso de Solar Orbiter, estudia el Sol desde la distancia, permitiendo observar qué sucede en el conjunto de la estrella. Es capaz de tomar una imagen global. A su distancia, sin embargo, se pierden detalles del funcionamiento de la estrella.

Concepto artístico de la sonda solar Parker. Crédito: NASA/Johns Hopkins APL/Steve Gribben

La sonda Parker, por su parte, está estudiando el Sol muy de cerca. Tan de cerca que ya ha sobrevolado la corona solar. Para ello, ha sido necesario proteger a la sonda de las altas temperaturas que encontramos en el entorno del Sol.

Es precisamente esta, la temperatura, la explicación a por qué NASA y ESA han decidido aunar esfuerzos y estudiar la estrella, simultáneamente, desde dos lugares muy diferentes. La superficie del Sol tiene una temperatura de entre 5.500 y 6.000 grados Celsius.

La corona, que se extiende a 2.200 kilómetros por encima de la superficie, sin embargo, tiene una temperatura mucho más alta. Ronda los dos millones de grados. Durante mucho tiempo, no ha habido una explicación obvia.

La utilidad de realizar dos observaciones simultáneas (y diferentes)

Así que, con esto en mente, la NASA y la ESA han combinado sus respectivas misiones. Mientras la sonda Parker observaba una región concreta del Sol, a muy poca distancia (es decir, in situ), la nave Solar Orbiter hacía lo mismo desde la distancia.

Solar Orbiter observaba una región mucho mayor, incluyendo, también, la que estaba observando la sonda Parker. De esta manera, se obtienen datos mucho más completo. Se obtiene lo que se ve desde la distancia y lo que sucede a pequeña escala.

Esto es importante porque, desde que se descubrió este misterio, se han planteado algunas explicaciones sobre qué mecanismo podría ser el responsable de que la corona solar sea mucho más cálida de lo que lo es la superficie solar.

Este trabajo conjunto se ha llevado a cabo durante el tiempo suficiente para recoger multitud de datos interesantes para entender qué sucede. El Sol se mantiene en equilibrio, y no colapsa bajo su propia gravedad, gracias a la fusión en su interior.

Nuestra estrella convierte hidrógeno en helio. Ese proceso libera enormes cantidades de energía, que contrarresta la enorme gravedad de la estrella e impide que colapse bajo su gravedad. Esto se puede ver de otra manera.

Es fácil entender por qué el Sol tiene una temperatura de 5500 grados (o la que fuese, si fuese diferente). Es, simplemente, la consecuencia de su propio funcionamiento. Es un producto del proceso de fusión que realiza en su interior.

El misterio de la temperatura de la corona solar

Pero que, a medida que nos alejamos de la superficie del Sol, nos encontremos con un aumento de temperatura en la corona solar es más difícil de explicar porque no parece haber una explicación evidente. O al menos, eso se pensaba.

Una de las hipótesis más aceptadas es que son las turbulencias, en la atmósfera del Sol, las que provocan este aumento de temperatura. Estas turbulencias son producto de la interacción entre el campo magnético del astro y su propia atmósfera.

Tarde o temprano, esas turbulencias se disipan y su energía se convierte en calor. A esa relación, entre un campo magnético y un fluido capaz de conducir la electricidad (como la atmósfera del Sol) se la conoce como magnetohidrodinámica.

Este mecanismo es el que se ha planteado que provoca ese calentamiento de la corona solar. Lo interesante es que las observaciones parecen apuntar en la dirección de que esta explicación es la correcta, pero no es perfecta.

La disipación de esas turbulencias parece ser la responsable del calentamiento de la corona solar, pero los datos hacen pensar que podrían estar teniendo lugar más cerca de la superficie del Sol (y por tanto no sería una explicación plenamente satisfactoria).

En realidad, hay otra lectura que resulta igual de interesante. Estas observaciones conjuntas de las sondas Parker y Solar Orbiter muestran que los modelos sobre cómo funciona la corona solar son bastante acertados, pero necesitan ser afinados. Así que, con el tiempo, colaboraciones como esta podrían ayudar a dar con las respuestas que todavía se nos escapan.