Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo

La crítica de la película «Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo» para que sepáis que os espera antes de acudir al cine.

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Hoy vamos a hablar de Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo, película que ya se ha estrenado en las salas de cine españolas. Con un reparto de altura combinado con frío, hielo y nieve, obtenemos una película de Blancanieves en la que falta un ingrediente muy importante…¡Blancanieves!

Y es que una vez más lo hemos vuelto a hacer en España, nos hemos inventado el título de una película. Mientras que el título original de la película es The Huntsman: Winter´s War, nosotros hemos optado por introducir el nombre de Blancanieves, haciendo que los espectadores españoles queden un poco desencajados al terminar de ver la película.

Una vez aclarado esto vamos al lío. Para aquellos que visteis la primera parte, esta película no es tan oscura. La luminosidad y el color priman en esta entrega que toma referencias de múltiples películas para crear su estética e historia. El problema es cuando coges tantas cosas de otras películas que no creas algo propio, y además no lo sabes mezclar.

Es como si quiero hacer unas lentejas cogiendo la receta de una paella, un pollo asado y una tarta de chocolate, y encima lo hago todo en una sandwichera (tengo que probar eso). Algo así ha pasado en esta película, si analizamos un poco su contenido podemos ver elementos de Frozen, Maléfica, Brave o incluso El señor de los anillos.

Para esta producción se ha conseguido un gran elenco de actores, pero no se han sabido aprovechar. Un guion pobre o una falta de profundidad en el diseño de personajes hacen que sea más que evidente que estamos viendo una historia mal construida.

Se ha intentado dar un toque cómico introduciendo cuatro personajes enanos al más puro estilo de la Tierra Media. Desde luego son personajes que aportan algo nuevo a la historia en forma de humor, pero en ocasiones no se han utilizado correctamente creando situaciones metidas totalmente con calzador.

El peso de la historia es para Chris Hemsworth (no, en esta película no lleva martillo, pero está igual de cachas), que interpreta al cazador y utiliza su carisma para añadir esos toques cómicos que requería el guion, pero sigue siendo un personaje totalmente plano.

Lo mismo ocurre con los personajes de Jessica Chastain o Emily Blunt, nos saben a poco sabiendo lo que podrían haber dado de sí estas actrices. 

Echamos en falta una mayor presencia en la película de Charlize Theron que podría haber animado un poco el guateque, ya que vuelve a ser la mejor con una interpretación potente, pero aún con la alargada sombra de su excelente interpretación de «Furiosa» en la oscarizada película Mad Max: Furia en la carretera, el personaje se nos queda corto.

Podríamos salvar a los efectos visuales de la película de los que no esperábamos menos de una producción de este presupuesto. Tienen una continua presencia a lo largo de la película y es de agradecer unos efectos bien ejecutados.

Por otra parte, parece que el tiempo que deberían haber dedicado en realizar un buen guion o pulir otros aspectos, lo han dedicado en diseñar todo tipo de vestuarios de lo más extravagantes para Theron y Blunt. Y es que en ocasiones no sabía muy bien si estaba viendo una película o en la pasarela de moda de Milán, después he recordado que llevaba 18 centimos en monedas en el bolsillo, y he vuelto a la realidad.

Un problema que creo que descolocará a muchos espectadores es la realización y el montaje excesivamente picado en las escenas de acción. Cuando introduces muchos planos durante una pelea, el espectador tiene una sensación de fluidez, de acción. Pero cuando pasas el límite lo que consigues es dejar al espectador totalmente descolocado, no sabe situarse dentro de la escena ni que está ocurriendo en realidad.

Michael Bay se sentiría orgulloso de la cantidad de planos que Cedric Nicolas-Troyan ha conseguido incrustar en tan poco tiempo, pero mi cerebro ha quedado totalmente descompuesto.

La banda sonora de la película desde mi punto de vista pasa desapercibida. Esto no quiere decir que sea mala, muchas veces los elementos invisibles son los que hacen que todo fluya, seguramente no has creado una obra maestra, pero no has hecho un mal trabajo.

La conclusión es que Las crónicas de Blancanieves: El cazador y le reina de hielo es una película para pasar el rato. Te vas a reír en algunos momentos y te vas a entretener con sus efectos visuales, pero desde luego no puedes esperar salir del cine con esa satisfacción que nos regalan ciertas películas.

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