Las jirafas entran en la lista de especies en riesgo de extinción

El CSIC advierte de que proteger a las jirafas de la caza ilegal es la mejor manera de mantener sanas y prósperas a sus poblaciones.

Redacción

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Las jirafas figuran ahora en la lista de especies en peligro de extinción. Esto es debido a una dramática disminución de entre 36% y 40% en su tamaño poblacional. El número de animales de esta especie era de 160.000 individuos en 1985 y se redujo a 97.562 en 2015. Por este motivo, ya se puede afirmar que la jirafa está en peligro de extinción.

En un estudio publicado en la revista Global Change Biology, un equipo científico liderado por la Estación Biológica de Doñana–CSIC, la Universidad Estatal de Pensilvania y el Wild Nature Institute, ha demostrado que la aplicación eficaz de la ley que protege a las jirafas de la caza ilegal es la mejor manera de mantener sanas y prósperas a sus poblaciones.

La jirafa es un icono de las sabanas africanas, reconocible por su forma y altura únicas y sus bellos patrones de manchas. Sin embargo, a pesar de su popularidad en todo el mundo, se enfrentan a grandes retos para seguir sobreviviendo en libertad. El número de jirafas y de otros animales grandes y emblemáticos, como elefantes y rinocerontes, ha caído en picado.

«Las jirafas son físicamente grandes, por lo que necesitan mucho espacio para moverse», comentan desde CSIC. «Los cazadores furtivos las matan para vender su carne y partes de su cuerpo en los mercados de carne de animales silvestres. También están sufriendo los estragos del cambio climático, el cual está aumentando las lluvias torrenciales que ayudan a propagar enfermedades que causan la muerte de las jirafas», agrega este experto.

En los últimos años la población de jirafas ha caído un 40%

Las amenazas que sufren las jirafas

“Para conservar a las jirafas necesitábamos saber qué presiones naturales y humanas están afectando más en el declive de su población y si éramos capaces de emprender acciones para mitigar las amenazas”, comenta Maria Paniw, investigadora del a Estación Biológica de Doñana.

Para ello, el equipo científico se propuso investigar cómo afectaban los cambios en el uso del suelo, la caza ilegal y la pluviosidad a la abundancia de jirafas masái en la región de Tarangire, en Tanzania, al este de África. Esta región alberga dos parques nacionales, un rancho ganadero dedicado al ecoturismo y varias aldeas con diferentes niveles de conservación de la tierra y la fauna.

Pusieron a prueba una serie de amenazas para la persistencia de las jirafas en este sistema, como la expansión de las ciudades a lo largo de los límites de la zona de estudio, la pérdida de conectividad entre las zonas claves del hábitat, la mejora o reducción de la aplicación de la ley sobre la vida salvaje, los cambios en la presión de depredación sobre las crías de jirafa debido a cambios en las poblaciones de leones y ñus, o la mayor frecuencia de episodios de lluvias torrenciales.

 “Nuestro estudio demostró que el mayor riesgo de disminución de la población y extinción de las jirafas se debe a una aplicación más relajada de la ley sobre la fauna salvaje, lo que provoca un aumento de la caza furtiva”, explica la investigadora de la Estación Biológica de Doñana.

“Además, una aplicación más dura de la ley mitigaría los efectos de los aumentos más extremos previstos de las lluvias torrenciales y la expansión de las ciudades».” Los resultados, en definitiva, ponen de relieve la gran utilidad de la aplicación de la ley como herramienta de conservación de la naturaleza.», agrega.

Los problemas surgen cuando se matan jirafas para los mercados donde se vende carne de animales salvajes.

El equipo científico recomienda que se endurezca la aplicación de la legislación sobre fauna salvaje en los territorios que se sitúan fuera del parque nacional. También ven necesario que se promovieran medios de vida legales para la gente local para reducir esa necesidad percibida que puede constituir la caza furtiva como medio para obtener ingresos.