Ruta por las ruinas de los pueblos originarios de la Península Ibérica

Descubrimos las huellas de tartessos, celtas, íberos y fenicios en la península ibérica.

David Escribano

David Escribano

La historia de nuestro país es densa y rica, estando repleta de decenas de hazañas y mitos protagonizados por los pueblos originarios de la Península Ibérica.

En nuestras tierras han dejado una huella indeleble cartagineses, romanos y musulmanes, pero antes que ellos, otros colonizaron el territorio durante la Edad Antigua.

Hablamos de tartessos, íberos y celtas, pero también de los fenicios. A ellos se les pueden considerar como los pueblos originarios de la península ibérica.

Ruinas de Tartessos

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Pieza encontrada en La Joya

Tartessos es una civilización que se mueve entre la leyenda y la historia. Estos hombres poblaron, entre los años 1000 y 500 A.C. el suroeste de la península ibérica, una zona que era muy rica en cobre y plata. Además, dominaban la ruta del estaño y tenían estrechos tratos comerciales con los griegos, quienes los admiraban profundamente.

La caída en desgracia y desaparición de este pueblo es todo un misterio. Hoy en día, se puede ver su huella en lugares como la necrópolis de la Joya, en Huelva. Este cementerio tartésico fue hallado en los 60 del pasado siglo y supuso un punto de inflexión en el conocimiento de esta cultura.

En Sevilla, se halló el tesoro tartésico del Carambolo, compuesto por un collar, dos adornos pectorales, dos brazaletes y dieciséis placas – todo en oro de 24 quilates -, además de cerámicas de gran valor arqueológico.

En Cádiz, se encuentra, entre las sierras de Calvario y Romaza, la necrópolis de Espera o Carissa Aurelia. Aquí, las excavaciones desentrañaron una ciudad perfectamente desarrollada rodeada por una necrópolis de gran extensión, además de partes romanas.

Ruinas de los Celtas

Santa Trega A Guarda
Castro de Santa Trega. Fuente imagen: Pixabay

Otro de los pueblos originarios de la península ibérica fueron los celtas. Esta civilización tiene unos orígenes misteriosos y difusos, estando siempre envuelta en una especie de aura mística.

Para conocerlos un poco mejor, una visita imprescindible en España es la del castro de Santa Trega (o Santa Tecla), situado en A Guarda, un turístico municipio de Pontevedra.

El castro (antiguo poblado celta formado por casas de piedra) cubre una superficie de unas 20 hectáreas y se encuentra muy bien preservado. Situado a 340 metros sobre el mar, su origen data del siglo IV a. de C. y se calcula que en él habitaron cerca de 5.000 personas antes del comienzo de su ocaso.

Además, para poder comprender cómo vivían sus antiguos moradores, hay un par de viviendas reconstruidas.

En Galicia existen otros castros de importancia, como los de Viladonga (Lugo) y Baroña (A Coruña), pero también se hallan ruinas interesantes en Asturias, como el castro de Coaña (el mejor conservado y más popular del Principado); y en Ávila, como el castro de la Mesa de Miranda.

Ruinas de los Fenicios

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Yacimiento arqueológico Gadir. Foto cedida por Turismo de Cádiz

Los fenicios fueron magníficos navegantes y poderosos comerciantes que dominaron parte del Mediterráneo desde el siglo XII a. de C. Su decadencia no llegaría hasta seis siglos más tarde.

Ellos fueron los que trajeron a Occidente, por ejemplo, la vid y el olivo, salazones, el torno de alfarero, el alfabeto y la forja de hierro.

Para descubrir su legado en la península ibérica, hay que visitar lugares cercanos a la costa, pues era donde solían ubicar sus ciudades.

Cádiz es el gran ejemplo fenicio de la península ibérica, puesto que la ciudad fue fundada por este pueblo. Para conocer ese legado, se puede visitar el yacimiento arqueológico Gadir que cobra especial importancia al ser muy escasos los restos arquitectónicos fenicios en el Mediterráneo.

En él se pueden observar calles, casas (se conservan hasta ocho viviendas hechas de barro y arcilla) y herramientas del siglo IX a. de C. El protagonista principal de la exposición es Mattan, el esqueleto de un fenicio que murió durante un incendio ocurrido en la ciudad en el siglo VI a. de C.

Dejamos la península por un momento para viajar hasta Ibiza. Esta isla balear acoge las ruinas de un importante poblado fenicio en Sa Caleta. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, su origen data del siglo VIII a. de C. Se ha podido averiguar que sus pobladores eran buscadores de metales que llegaron de la península ibérica.

Ruinas de los Íberos

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Los íberos fueron uno de los pueblos originarios de la península ibérica más bravos y guerreros. Finalmente, acabaron siendo derrotados por cartagineses y romanos – aliándose, según la conveniencia, con unos y otros durante las famosas guerras púnicas -, pero dejaron un importante legado tras de sí.

En Cataluña existe una Ruta de los Íberos que lleva a visitar los yacimientos arqueológicos de Vilar de Arbeca (Lleida), donde hay un poblado bien fortificado en el que nacieron los valientes ilergetes; Ullastret (Girona), ejemplo de la arquitectura militar íbera; Calafell (Tarragona), fundado en el siglo VI a. de C. y sede del caudillo de los cosetanos; o el bello Parque Natural del Montseny, donde se encuentra el Turó del Montgrós, construido en el siglo VI a. de C. y destruido cuatro siglos más tarde, en una batalla contra los romanos.

Viajar en busca del legado de los pueblos originarios de la península ibérica es toda una aventura arqueológica, natural y cultural, al más puro estilo de Indiana Jones.