Meteopedia

Orografía

¿Qué es la orografía y para qué sirve?

La orografía la conforman el conjunto de elevaciones que se encuentran en un área determinada. Aunque es poco común, también puede conocerse como orología.

A veces tiende a pensarse que la orografía y la topografía son lo mismo, pero no es exactamente así: la topografía se limita exclusivamente a las características de la superficie, mientras que la orografía va más allá, estudiando también la formación de las distintas formaciones que componen el relieve. La orografía se puede incluir en el estudio de la geomorfología de los terrenos.

El estudio de la orografía nos permite identificar cualquier elemento del relieve: montañas, valles, llanuras, accidentes costeros (cabos, golfos, bahías), etc. De igual forma, es útil para identificar la forma que presentan los cursos de agua y su desembocadura (meandros, deltas, etc.).

Su representación cartográfica en mapas nos permite visualizar el relieve de la región que se desee. El nivel de veracidad con el que se representa la orografía de un lugar va a depender de la resolución horizontal de estos mapas; a mayor resolución, mejor se ajusta a la realidad.

La forma de representar la orografía en los mapas es mediante las curvas de nivel, que unen zonas de misma altitud. A veces también se superponen a estas líneas escala de colores para diferenciar las distintas altitudes. En algunos casos se llegan a emplear mapas con relieve propio, con las montañas sobresaliendo del mapa y las zonas más hondonadas representadas como cavidades en él.

¿Cuál es la importancia de la orografía?

Conocer la orografía de una región es de fundamental interés para diversos ámbitos. Además de la influencia que tiene en el clima y la meteorología (que comentaremos en el siguiente apartado), su estudio es imprescindible para la construcción y para actividades como la agricultura o la minería.

A la hora de hacer una adecuada planificación urbanística o de la red de transporte (carretera o ferrocarril) es condición necesaria realizar un estudio previo del terreno para evitar construir en zonas fácilmente inundables o con alta susceptibilidad a desprendimientos, por ejemplo. En el caso de construcciones en zonas con una orografía potencialmente peligrosa es necesario alertar a la población de los riesgos, por ejemplo, prohibiendo el aparcamiento en los cauces de los ríos.

El estudio de las características del suelo y del subsuelo también se hace gracias al conocimiento de la orografía del lugar, sumando el conocimiento geológico del terreno. Esto es parte del estudio geomorfológico del terreno, y tiene múltiples aplicaciones y usos.

Cada país tiene su propio organismo encargado de dar a conocer toda la información relativa a la orografía. En el caso de España, esta labor la realiza el Instituto Geográfico Nacional, proporcionando información de las características orográficas actuales, así como registros históricos.

¿Cómo influye la orografía en el clima?

La orografía desempeña un papel fundamental en el comportamiento climático de una región. Las elevaciones montañosas favorecen ascensos y descensos del aire que propician unas condiciones u otras. Su influencia se deja notar en variables meteorológicas como la nubosidad, la precipitación o el viento.

No es posible un buen análisis meteorológico o climático de un lugar sin conocer la orografía de la zona en la que se encuentra, pues, como vamos a ver, pueden darse condiciones muy distintas en zonas próximas por su distinta orografía.

  • Influencia en el viento

A gran escala, los vientos están dirigidos por las grandes circulaciones a nivel planetario existentes. Por lo general, las zonas más expuestas a los fuertes vientos son las montañas y las zonas costeras al estar menos protegidas de otros accidentes orográficos. No obstante, la configuración orográfica de un lugar puede provocar que sea susceptible también a estas intensas rachas de viento.

El viento tiende a acelerarse en las estrecheces que deja el relieve, canalizándose a través de valles o desfiladeros, por ejemplo. De igual forma, debido a la diferencia de presión, el viento gana intensidad al descender de una cordillera tras atravesarla. Esto nos permite introducir el concepto de viento o efecto foehn.

En primer lugar, hay que puntualizar que la ladera de una elevación o cordillera expuesta al viento predominante (“choca” perpendicularmente contra ella) es la ladera de barlovento, mientras que la ladera opuesta es la de sotavento.

Cuando el viento se dirige de forma perpendicular hacia la ladera de barlovento, el aire se ve obligado a ascender hasta llegar a la cima, momento en el que comienza a descender y a acelerarse.

Este efecto, conocido como efecto foehn, desempeña un papel fundamental en las condiciones meteorológicas en las zonas próximas a grandes cordilleras, en función de la dirección en la que sople el viento.

Otro tipo de vientos habituales a escala local que vienen determinados por la orografía son los vientos catabáticos y anabáticos, conocidos también como brisas de montaña y valle.

Son unos vientos con comportamiento cíclico que cambian de dirección a lo largo del día y que aparecen cuando no se tienen unos vientos importantes a mayor escala. El otro factor que entra en juego para su aparición es la diferencia de temperatura entre el día y la noche.

Los vientos anabáticos aparecen durante el día, ascendiendo desde las zonas más bajas (valles) hacia las cimas; por la noche la situación se invierte, y tenemos los vientos catabáticos que descienden (el aire frío pesa más y cae por gravedad) desde zonas montañosas. Este hecho es fácilmente apreciable en los registros de la dirección del viento en las faldas de las cordilleras.

  • Nubosidad

Las elevaciones en el relieve provocan que los vientos predominantes acumulen nubosidad en la ladera de barlovento, debido a que el aire se ve obligado a ascender y se facilita su condensación al enfriarse. Es lo que se conoce como nubes o nubosidad de retención.

Estas elevaciones impiden en muchas ocasiones que las nubes pasen o que se formen al otro lado (gracias también al efecto foehn ya comentado). De igual forma, con el paso de un frente nuboso, si las nubes no son de gran desarrollo vertical, también quedan retenidas en gran parte.

Cuando las condiciones de viento son favorables, pueden aparecer las nubes lenticulares sobre la cima, llamativas por su aspecto de platillo volante y que asocian sistemas rotores en su base (muy peligrosos para aviación).

  • Precipitación

Indudablemente, sin nubes no hay precipitaciones, por lo que, según lo comentado en el punto anterior, éstas son más frecuentes en las zonas situadas mayoritariamente a barlovento de los sistemas montañosos.

Un ejemplo muy ilustrativo lo tenemos en la Cordillera Cantábrica, donde los vientos del norte en invierno provocan un ambiente mucho más húmedo al norte de la misma, en la costa cantábrica, y más seco al sur, en la submeseta Norte.

Como vemos, los tres parámetros meteorológicos están relacionados entre sí, y con la orografía, y además influyen también en otro factor como es la vegetación. La mayor sequedad en las zonas a sotavento provoca que la vegetación sea más escasa que a barlovento, donde predominan las zonas verdes por la mayor humedad.