Meteopedia

Clima

¿Qué es el clima?

El clima se define como el estado medio de las condiciones meteorológicas en un lugar determinado considerando un periodo largo de tiempo.

Se trata de una descripción estadística del tiempo atmosférico en términos de los valores medios y de la variabilidad de los distintos elementos o componentes del clima durante periodos que pueden ir desde meses hasta millares o incluso millones de años. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el periodo de promedio habitual es de 30 años.

Diferencia entre tiempo meteorológico y clima

A menudo se confunde el tiempo atmosférico (o meteorológico) con el clima de un lugar.

El tiempo es el estado de la atmósfera en un determinado instante y lugar. Cambia continuamente. El clima hace referencia al estado medio y a la variabilidad de la atmósfera durante un cierto periodo de tiempo.

Por tanto, el clima se refiere al tiempo meteorológico promedio, como medida de ciertas variables atmosféricas (temperatura, presión, precipitación, etc) calculado sobre un periodo tradicional de 30 años, y considerando también algunas medidas de variabilidad o situaciones extremas (respecto a ese promedio).

Concepto de “sistema climático” y “clima”

Para los meteorólogos el concepto de clima ha ido evolucionando en las últimas décadas.

A principios del siglo XX se centraba en el cálculo de valores promedio (mensuales, estacionales) a lo largo del año de la temperatura y precipitación en un lugar (clima local). Se introduce de esta forma el concepto de “zonas climáticas”.

A mitad del siglo XX comienzan a incluirse otras variables atmosféricas y a niveles más altos (ya no exclusivamente en superficie) al reconocer el papel del transporte de la energía, del agua y del momento en el estado de la atmósfera. El clima se determina por un conjunto de estadísticos atmosféricos a largo plazo. El concepto de clima se asemeja al de “circulación global atmosférica”.

Finalmente, a finales del siglo XX se introduce el concepto de “sistema climático”, definido como el conjunto de subsistemas en la Tierra que influyen en el clima.

El sistema climático es un sistema altamente complejo integrado por la atmósfera, hidrosfera, criosfera, litosfera y la biosfera, así como por las interacciones entre estos componentes.

De esta forma, se entiende el clima como el estado que define el comportamiento medio y la variabilidad de los diversos componentes del sistema climático.

Componentes del sistema climático

  • Atmósfera

Es la capa de gas que envuelve a la Tierra y que se mantiene unida al planeta gracias a la fuerza de gravedad.

Es el componente central del sistema climático, siendo imprescindible para la vida tal y como la conocemos. En ella tienen lugar todos los fenómenos meteorológicos. Su tiempo de respuesta es el menor de todos los componentes, desde días a semanas.

Los movimientos atmosféricos se deben principalmente al calentamiento desigual en la superficie terrestre.

  • Hidrosfera

Está formada por toda el agua en estado líquido que se encuentra en la Tierra. Incluye los océanos, mares interiores, lagos, ríos y aguas subterráneas.

Es el componente del sistema climático clave en el ciclo hidrológico.

Los océanos constituyen la principal fuente de vapor de agua y de calor de la atmósfera, y presentan una alta inercia térmica al comportarse como reguladores de la temperatura planetaria y almacén de calor. Además, actúan como sumidero de CO2 y fuente de O2.

El tiempo de respuesta de los océanos varía desde semanas o meses en la parte más superficial, a siglos o milenios en las capas más profundas.

Los movimientos son más lentos que los atmosféricos. Se originan por arrastre del viento en las aguas superficiales y por desigualdades de densidad en las aguas profundas.

La atmósfera y los océanos están fuertemente acoplados e intercambian energía, materia y momento en una gran variedad de escalas espacio-temporales.

  • Criosfera

Está constituida por las grandes masas de hielo (continental y marino) y nieve situadas sobre la superficie terrestre.

Su influencia directa sobre el clima se debe a la gran reflectividad de la radiación solar incidente sobre estas superficies (alto albedo).

Los cambios estacionales en la extensión del hielo marino y la nieve continental originan perturbaciones intra e interanuales en el balance energético superficial a escala planetaria (cambios en la temperatura).

Además, las masas continentales de hielo juegan un papel destacado en las variaciones del clima a escalas mayores de tiempo (cientos o miles de años, periodos glaciales e interglaciares).

  • Litosfera

Formada por los continentes, cuya topografía influye sobre los movimientos atmosféricos y oceánicos.

Es el componente con el mayor tiempo de respuesta, de manera que suele considerarse como invariante (a excepción de la superficie).

Interacciona con la atmósfera al intercambiar con ella masa, momento angular y calor sensible, y ayuda a disipar la energía cinética atmosférica y oceánica por efecto del rozamiento.

La humedad de la capa más externa influye mucho en el balance energético superficial. Además, las características del suelo influyen en el albedo y, por tanto, en el clima.

  • Biosfera

Constituida por la flora y fauna del planeta, tanto continental como oceánica.

La flora continental juega un papel determinante en el clima, ya que altera la rugosidad del terreno, el albedo, la evaporación, la escorrentía y la capacidad de almacenamiento de humedad en el suelo.

La biosfera influye sobre el balance de CO2 atmosférico y oceánico a causa de la función fotosintética. También influye sobre la presencia de otros gases de efecto invernadero como el N2O y el CH4. Son la fuente de los compuestos orgánicos volátiles, que influyen en la química atmosférica.

Es sensible a las alteraciones del clima, y su vez provoca nuevas alteraciones climáticas (retroalimentación).

Elementos del clima

El clima es el resultado de varios fenómenos meteorológicos interconectados que influyen decisivamente en sus características. Los elementos constituyentes del clima son: temperatura, precipitaciones, presión atmosférica, viento y humedad.

Tener registros durante muchos años de estas variables en un lugar determinado nos sirve para definir cómo es el clima de ese lugar.

  • Temperatura

Se define como la cantidad de energía calorífica que posee el aire en un lugar y momento determinado.

Es la variable más importante a nivel global, ya que de ella y de sus variaciones dependen en gran medida el resto de los elementos del clima. Es la que condiciona principalmente el desarrollo de la vida, ya que debe oscilar en un rango que permita subsistir a las distintas especies. Determina las sensaciones de calor y frío.

Su valor está influenciado por la cantidad de radiación solar que llega a la superficie, la cobertura nubosa, el viento, la lluvia y la presión atmosférica.

Normalmente en España se mide en grados Celsius (°C) con el uso de un termómetro.

  • Presión atmosférica

Es la fuerza por unidad de superficie que ejerce la atmósfera en un punto específico como consecuencia de la acción de la fuerza de la gravedad sobre la columna de aire situada por encima de este punto. En un nivel determinado, la presión atmosférica es igual al peso de la columna de aire existente encima de dicho nivel, hasta el límite superior de la atmósfera.

Varía inversamente con la altura, de forma que, a mayor altitud, menor presión atmosférica.

También existen diferencias en los valores de presión a un mismo nivel (misma altitud), que vienen determinadas por las variaciones en la temperatura y densidad de las masas de aire. El aire frío es más denso y pesa más que el caliente.

El instrumento con el que se mide es el barómetros. Las unidades de medida más habituales en meteorología son el milibar (mbar) o el hectopascal (hPa), que son equivalentes.

Normalmente se toma como referencia la presión atmosférica que existe a nivel del mar. En dicho nivel su valor normal se considera de 1013 hPa.

  • Viento

Es el movimiento del aire en la atmósfera, con respecto a la superficie terrestre.

Está generado por diferencias de presión atmosférica entre unos lugares y otros. El movimiento del aire se produce desde las altas hacia las bajas presiones.

Actúa como agente transportador de las masas de aire y el vapor de agua, además de efectuar los intercambios de calor.

Su velocidad se mide con un anemómetro (normalmente en km/h o m/s), mientras que para medir su dirección se emplea la veleta.

  • Humedad

La humedad absoluta es la cantidad de vapor de agua contenido en el aire, y se expresa en g/m3.

La humedad relativa es la relación entre la cantidad de vapor de agua que contiene el aire y la máxima cantidad de vapor de agua posible sin alcanzar la saturación a una determinada temperatura. A mayor temperatura, mayor cantidad de vapor de agua puede contener la masa de aire.

La humedad relativa se expresa en forma porcentual, de forma que un valor del 100% indica que el aire está saturado de vapor de agua, que condensa en forma de nubes, niebla, rocío o escarcha.

Su valor viene determinado, entre otros factores, por el régimen de precipitaciones de una zona, la dirección del viento o la temperatura.

El instrumento de medición es el higrómetro.

  • Precipitación

Es la caída a la superficie terrestre del agua contenido en la atmósfera. Puede ser en forma líquida (lluvia) o sólida (granizo o nieve), en función de la temperatura y la humedad.

Las precipitaciones suponen la fuente de agua de una zona y el sustento de la humedad ambiental. Es un proceso clave en el ciclo hidrológico.

Se mide en litros por metro cuadrado (l/m2), o en su medida equivalente milímetros de altura del agua caída en un cubo de base de un metro cuadrado (mm). El instrumento de medida es el pluviómetro.

Factores modificadores del clima

Los factores climáticos son aquellos agentes que determinan el comportamiento de los elementos del clima (temperatura, presión atmosférica, viento, humedad y precipitación). De esta forma proporcionan las características particulares de los diferentes tipos de clima existentes en el mundo.

  • Latitud

Es la distancia angular existente entre un punto de la superficie del planeta y el ecuador.

Determina la inclinación con la que incide la radiación solar y la diferencia en la duración del día y la noche. Cuanto más perpendicularmente incide la luz solar, más calor es absorbido en la superficie y la troposfera.

Las variaciones en la insolación recibida se deben a los movimientos de rotación (variaciones diarias) y traslación (variaciones estacionales) terrestres. La inclinación del eje de rotación terrestre determina el ángulo de incidencia de la luz solar.

La latitud divide la Tierra en 5 grandes franjas climáticas:

  • Una zona cálida a ambos lados del ecuador, entre los trópicos de Cáncer y Capricornio (entre 30°N y 30°S). Se conoce como franja tropical.
  • Dos zonas templadas, una en cada hemisferio, entre 30° y 60° de latitud, aproximadamente.
  • Dos zonas frías en torno a los polos norte y sur (entre 60° y 90°). Son las franjas polares.

La franja tropical tiene temperaturas suaves durante todo el año y con poca variación a lo largo del año. Suelen tener una estación de lluvias y una estación seca.

Las zonas templadas presentan temperaturas cálidas en verano y frías en invierno, con periodos suaves y variables entre ambos (primavera y otoño). Presentan, por tanto, 4 estaciones.

Las zonas polares se caracterizan por temperaturas frías durante todo el año, siendo gélidas en invierno, cuando apenas hay luz solar.

  • Altitud

La altitud es la distancia vertical existente entre un punto de la superficie terrestre o de la atmósfera y el nivel medio del mar. Se expresa en metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m).

Influye directamente en la temperatura y en la presión atmosférica. Al aumentar la altitud la temperatura disminuye, de forma aproximada, un grado cada 154 metros. Esto es debido a la menor presión atmosférica a medida que ascendemos. A menor presión, menor temperatura.

No obstante, en condiciones de gran estabilidad atmosférica, la temperatura puede aumentar con la altitud en las capas más bajas. Es lo que se conoce como inversión térmica.

  • Relieve

Por un lado, las cadenas montañosas actúan como barreras naturales al movimiento del aire. Las zonas expuestas a la incidencia directa de los vientos dominantes (barlovento) presentan un carácter más húmedo, al forzar el ascenso de las masas de aire. Por el contrario, las laderas opuestas (sotavento) son más secas.

Cuando los vientos soplan del mar cargados de humedad y “chocan” contra una cordillera se ven obligados a ascender, enfriándose, y el vapor de agua que contienen se condensa formando nubes y dejando precipitaciones en las laderas a barlovento. A sotavento, el aire llega con menos humedad, al descender aumenta su presión y por tanto su temperatura y las nubes desaparecen, dando un clima más seco. Esto se conoce como efecto foehn.

Un ejemplo evidente se tiene en las Islas Canarias, donde los vientos del noreste predominantes (alisios) provocan grandes contrastes en el clima del norte y el sur de las islas de gran relieve.

Por otro lado, la disposición de las cordilleras con respecto a la incidencia del Sol determina dos tipos de vertientes o laderas montañosas: solana y umbría. En el hemisferio norte, las solanas son las laderas orientadas hacia el sur, mientras que las umbrías son las orientadas al norte. En el hemisferio sur la situación se invierte.

  • Distancia al mar o continentalidad

El mar actúa como un regulador térmico, ya que tarda más en enfriarse y lo hace en menor medida que la superficie continental, e igualmente no se calienta tanto ni tan rápido como puede hacerlo el suelo.

Esto provoca que las temperaturas sean menos extremas en las zonas costeras que en las zonas interiores. La amplitud térmica es mayor en el interior de los continentes, tanto a lo largo de un día como a lo largo del año.

Los veranos son más calurosos y los inviernos más fríos en el interior que en la costa. Del mismo modo, las temperaturas máximas diarias son más cálidas y las mínimas más frías.

Por otro lado, las zonas alejadas de mares y océanos suelen tener un clima más seco que las zonas costeras, con la excepción de las zonas montañosas que favorecen la presencia de lluvias de carácter orográfico.

Las masas de aire de origen marítimo, al ir avanzado sobre el interior de los continentes, van perdiendo humedad, especialmente si tienen que atravesar cordilleras montañosas.

  • Circulación atmosférica

Está determinada por los vientos planetarios, que son los vientos predominantes en la Tierra a gran escala. Recorren grandes distancias y soplan casi siempre en la misma dirección.

Estos vientos provocan convergencias y divergencias en superficie, favoreciendo los ascensos (en el primer caso) y los descensos (en el segundo caso) de las masas de aire. Las regiones con descensos del aire (subsidencias) son anticiclónicas, mientras que las borrascas se forman en áreas con ascensos de las masas de aire.

Las zonas donde predominan las grandes borrascas son la Zona de Convergencia Intertropical (cerca del ecuador) y la zona de las bajas subpolares (en torno a 60° de latitud). En el primer caso, por convergencia de los vientos alisios de ambos hemisferios, y en el segundo, por convergencia de los vientos del oeste y los vientos polares.

Por el contrario, los grandes anticiclones se tienen en torno a los 30° por un lado, y en el entorno de los polos, por otro.

Esto no quita que puedan formarse borrascas y anticiclones en otras regiones por vientos de escala regional o local, o por variaciones en la circulación atmosférica habitual.

Todos estos centros de acción y vientos se desplazan al norte y al sur según las estaciones: hacia el norte durante el verano del hemisferio norte (invierno del hemisferio sur) y hacia el sur durante el invierno del hemisferio norte (verano del hemisferio sur).

Los vientos del oeste son un factor climático fundamental de las latitudes medias. En Europa son los responsables de las abundantes lluvias en toda la fachada atlántica. Por su parte, los alisios son los encargados de dirigir los huracanes hacia el oeste en Atlántico tropical.

  • Corrientes oceánicas

Son masas de agua que se desplazan a lo largo de los océanos y recorren grandes distancias. Pueden ser frías o cálidas, y modifican el clima de las zonas costeras y áreas próximas. Las cálidas favorecen una mayor evaporación (mayor humedad), mientras que las frías propician ambientes más fríos y secos.

Una de las más importantes es la corriente del Golfo, que traslada agua templada desde el Golfo de México hacia las costas de Europa y, finalmente, el Ártico. Junto con los vientos del oeste predominantes, contribuye a unos inviernos húmedos y menos fríos en el oeste y norte de Europa en comparación con latitudes similares en la costa este americana.

Paralela a la costa occidental de Sudamérica encontramos la corriente de Humbdolt, conocida como corriente del Perú, que traslada aguas frías de sur a norte, favoreciendo un ambiente más seco en esta costa.

  • Vegetación

En menor medida, la vegetación también juega un papel en el clima. Su abundancia favorece un ambiente más fresco y húmedo, con mayores precipitaciones.

Clasificaciones climáticas

Existen diversas clasificaciones del clima más o menos complejas en función de distintos parámetros como la altitud, precipitación o la temperatura.

Si consideramos exclusivamente la temperatura, podemos diferenciar tres casos:

  • Clima sin invierno. Se tiene en las zonas bajas intertropicales, donde todos los meses tienen una temperatura media superior a los 18°C. Temperaturas suaves o cálidas durante todo el año.
  • Clima de latitudes medias. Aproximadamente entre 30º y 60º de latitud. Existen 4 estaciones a lo largo del año.
  • Clima sin verano. Se da en las regiones polares, donde todos los meses tienen una temperatura media inferior a los 10°C (bastante inferiores en invierno).

Otra clasificación sencilla puede hacerse en función de la precipitación, de forma que tenemos los siguientes climas: árido, semiárido, subhúmedo, húmedo y muy húmedo.

La última clasificación uniparamétrica la tenemos en función de la altitud. Se considera que en la zona intertropical existen 4 pisos térmicos (pisos climáticos), ya que los elementos del clima varían con la altitud:

  • Macrotérmico. Temperaturas elevadas y constantes. Entre el nivel del mar y los 1000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.).
  • Mesotérmico o piso templado. Desde los 1000 m hasta los 2500 o 3000 m de altitud.
  • Microtérmico o piso frío. Desde los 2500 o 3000 m hasta el nivel de las nieves perpetuas (aproximadamente los 4700 m.s.n.m.).
  • Gélido. Es el nivel donde la nieve y el hielo aparecen de forma perpetua, por encima de los 4700 m.s.n.m. (aprox.).

Sin embargo, para tener una aproximación más real de los climas de la Tierra hay que considerar de forma conjunta tanto la precipitación como la temperatura (además de otros factores como la vegetación). Esto es lo que hizo Wladimir Köppen en 1884, con una nueva clasificación climática, conocida como la Clasificación climática de Köppen, y siendo la más utilizada desde entonces. Se detalla a continuación.

Clasificación climática de Köppen. Tipos de clima

Su autor define 5 grandes clases climáticas que se distinguen con letras mayúsculas: climas tropicales (A), climas secos (B), climas templados (C), climas continentales (D) y climas polares (E).

A su vez, cada uno de estos grupos está subdividido en otros, mediante el uso de varios índices, dando como resultado 13 tipos fundamentales de clima designados por la combinación de una letra mayúscula y una minúscula.

Por último, una tercera subdivisión es posible al añadir un tercer índice (otra letra minúscula), lo que detalla aún más los diferentes tipos de clima.

Los parámetros que utiliza para designar los diferentes climas son las temperaturas y precipitaciones medias mensuales y anuales, así como la estacionalidad de la precipitación.

Además, este sistema de clasificación considera que la vegetación natural guarda una estrecha relación con el clima, por lo que los umbrales entre los diferentes climas se establecieron teniendo en cuenta la distribución de la vegetación.

  • Climas Tropicales (Grupo A)

Se tienen en las zonas con temperaturas medias superiores a los 18°C durante todos los meses, y con precipitaciones abundantes, superiores a la evaporación. Son los climas del área intertropical. En función del comportamiento de las precipitaciones se dividen en tres grupos:

  • Clima ecuatorial (Af). Cálido y lluvioso todo el año, sin estaciones. Precipitaciones anuales superiores a los 2500 mm y con máximos de hasta 6000 mm.
  • Clima monzónico (Am). Tiene una estación menos lluviosa muy marcada y un máximo pluviométrico que se alcanza cuando está cerca la zona de convergencia intertropical.
  • Clima de sabana (Aw). Caracterizado por poseer dos estaciones bien marcadas: una húmeda monzónica y una seca. Es un clima de transición entre el monzónico y el semiárido cálido.
  • Climas secos (Grupo B)

Las precipitaciones son inferiores a la evapotranspiración potencial anual. Son los climas de las estepas y los desiertos. Se localizan en las zonas subtropicales y en el interior de los continentes de la región intertropical o de las zonas templadas.

La segunda letra indica el grado de aridez y la tercera, el régimen de temperaturas. De esta forma, tenemos:

  • Clima estepario (Bs). Las precipitaciones son escasas pero superiores al clima desértico. En función de si la temperatura media anual es superior o inferior a los 18°C tenemos el clima estepario cálido (Bsh) y el clima estepario frío (Bsk).
  • Clima desértico (Bw). Se tienen las menores precipitaciones del planeta, de forma que la vegetación es prácticamente inexistente. Con temperaturas medias anuales inferiores a 18°C hablamos de clima desértico frío (Bwk), mientras que, si son superiores, clima desértico cálido (Bwh).
  • Climas templados (Grupo C)

Son climas intermedios entre los climas tropicales y los polares. Se ubican en latitudes medias.

La segunda letra (s -verano seco-, w -invierno seco-, o f -húmedo-) viene determinada por el comportamiento de las precipitaciones, mientras que la tercera (a -subtropical-, b -templado-, c -frío-) hace referencia a las temperaturas veraniegas. De esta forma tenemos:

  • Clima mediterráneo (Cs). Veranos secos, con la mayor parte de las precipitaciones en otoño y/o primavera. Si se tienen veranos muy calurosos (> 22°C de media en el mes más cálido) hablamos de clima mediterráneo subtropical (Csa). Si no se supera ese umbral, hablamos de clima mediterráneo templado (Csb).
  • Clima templado subhúmedo (Cw). También se conoce como clima tropical de altitud. Se caracteriza por inviernos secos y veranos lluviosos, en latitudes subtropicales y subecuatoriales, normalmente a una cierta altitud. En función del grado de calor en verano podemos diferenciar entre la variante subtropical (Cwa) o la templada (Cwb).
  • Clima oceánico (Cf). Humedad y lluvias abundantes durante todo el año por la influencia marítima. Presenta las variantes subtropical (Cfa), en la costa este de los continentes entre 20 y 30° de latitud, templada (Cfb), en el margen occidental de los continentes entre los 40 y 55°, y fría (Cfc), más próxima a los polos.
  • Climas continentales (Grupo D)

Son climas caracterizados por una gran amplitud térmica entre el verano y el invierno. El otoño y la primavera son más cortos y variables. Son climas más habituales del hemisferio norte, debido a la escasa masa continental en el hemisferio sur en latitudes altas.

La segunda y tercera letra de los diferentes climas tienen el mismo significado que en el grupo C, añadiéndose una nueva tercera letra (d) para el caso de inviernos extremadamente fríos.

  • Climas continentales de verano cálido (Dfa, Dwa, Dsa). Inviernos fríos y veranos cálidos o muy cálidos. Interior de los continentes entre 30° y 40°.
  • Climas continentales de verano fresco (Dfb, Dwb, Dsb). Veranos más frescos que en el caso anterior. Latitudes entre 40° y 50°, o inferiores a mayor altitud.
  • Climas continentales subárticos (Dfc, Dwc). Inviernos muy largos y fríos, con veranos cortos e incluso fríos. Entre 50° y 60°, o algo más en algunos lugares.
  • Climas continentales subárticos extremadamente fríos (Dfd, Dwd). Inviernos gélidos (los más fríos del hemisferio norte) y que duran hasta 9 meses, y veranos muy cortos. Se dan en regiones del nordeste de Siberia.
  • Climas polares (Grupo E)

Se tienen en zonas con temperaturas muy frías durante todo el año y con escasas precipitaciones. Es el clima de las regiones polares y de las cimas de las mayores cordilleras del mundo. Encontramos dos subgrupos:

  • Tundra (Et). La temperatura media del mes más cálido es inferior a 10°C. Es el clima del extremo norte de Norteamérica y Eurasia.
  • Hielos perpetuos (Ef). Ningún mes tiene temperaturas medias positivas. No existe ningún tipo de vegetación. Se da en la Antártida, el interior de Groelandia y en las cimas del Himalaya.

Aunque no figuraba en la clasificación original, con los años se ha incorporado otro grupo, el clima de las tierras altas (Grupo E), para agrupar en una categoría a los climas de las zonas más elevadas de los principales sistemas montañosos del planeta (Andes, Himalaya o Rocosas). Son zonas con climas diferenciados respecto a sus latitudes debido a la altitud.

Climas en España

El clima en la Península Ibérica es muy heterogéneo, debido a su situación geográfica, rodeada del océano Atlántico y del mar Mediterráneo. Además, presenta grandes contrastes de relieve, haciendo que en escasos kilómetros el clima pueda cambiar bastante por la altitud.

Por otro lado, la situación mucho más meridional de las Islas Canarias hace que su clima sea radicalmente distinto, similar al de las regiones subtropicales.

De esta forma, a grandes rasgos podemos distinguir 4 climas distintos en nuestro país: atlántico, mediterráneo, de montaña y subtropical. A su vez, éstos pueden subdividirse en otros climas más locales.

  • Clima atlántico

Se extiende por todo el norte y noroeste peninsular, desde Galicia hasta los Pirineos.

Su principal característica son las lluvias abundantes repartidas durante todo el año, aunque en menor medida en verano.

Se tienen veranos frescos en general, aunque en momentos puntuales y áreas concretas de la costa cantábrica pueden darse altas temperaturas por el efecto foehn que provoca el viento del sur al atravesar la Cordillera Cantábrica. Los inviernos son fríos, pero menos que en zonas interiores. En las zonas más próximas a la costa son raras las heladas.

  • Clima mediterráneo

Es la variante climática predominante, ya que se distribuye por todo el litoral mediterráneo, gran parte del interior peninsular y las islas Baleares.

No obstante, existen diferencias considerables entre zonas, por lo que se puede distinguir entre tres subniveles:

  • Clima mediterráneo típico. Corresponde a la mayor parte de la costa mediterránea, pequeñas áreas del interior, Ceuta, Melilla y las Islas Baleares. Lluvias irregulares, principalmente repartidas en otoño y primavera. Inviernos suaves y veranos muy calurosos.
  • Clima mediterráneo continental. Se da en gran parte del interior peninsular. Destaca por sus temperaturas extremas, con veranos muy calurosos e inviernos fríos, siendo frecuentes las heladas. Precipitaciones poco abundantes, siendo muy escasas en verano.
  • Clima mediterráneo seco. Corresponde al extremo sureste peninsular (Almería, Murcia y sur de Alicante). Temperaturas suaves en invierno y muy cálidas en verano. Precipitaciones muy escasas durante todo el año (inferiores a 300 mm), lo que las convierte en zonas semidesérticas.
  • Clima de montaña

Se tiene en los principales sistemas montañosos de la Península: Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sierra Nevada, Sistema Central y Sistema Ibérico.

Destaca por sus bajas temperaturas, con inviernos muy fríos y con nevadas. Las precipitaciones son abundantes, especialmente a mayor altitud.

  • Clima subtropical

Lo encontramos en las Islas Canarias. Sus características principales son los vientos alisios y las temperaturas cálidas durante todo el año (normalmente entre 20° y 30°C).

Forzamiento climático

El clima está en continua evolución, en función de diversos factores. Por un lado, están los factores internos, debidos a la dinámica propia del planeta (interacción atmósfera-océano, realimentaciones, etc…), y comentados en apartados anteriores.

En este caso nos vamos a centrar en los factores externos, también conocido como forzamiento radiativo. Este puede tener un origen natural o un origen antropogénico, siendo el segundo caso el responsable del cambio climático actual.

Se entiende por forzamiento radiativo el cambio en los flujos radiativos (radiación solar y radiación terrestre) causados por cambios en procesos o en la composición química de la atmósfera que alteran el equilibrio energético del planeta. Este equilibrio surge de la diferencia entre la luz solar (insolación) absorbida por la Tierra y la radiación infrarroja devuelta al espacio.

Un forzamiento radiativo positivo indica que la Tierra recibe más energía del Sol que la que emite al espacio, provocando un calentamiento del planeta. Por el contrario, un forzamiento negativo significa que la Tierra pierde más energía que la que recibe, provocando un enfriamiento del planeta.

El principal forzamiento radiativo positivo y de origen antropogénico es el efecto invernadero intensificado que provoca la alteración de la composición atmosférica con las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, N2O, CH4, entre otros) a la atmósfera gracias a la actividad humana

Estas sustancias permiten el paso de la radiación solar hacia la superficie, pero cuando ésta es devuelta hacia el exterior en forma de radiación infrarroja, la absorben y vuelve hacia la superficie y la atmósfera interior. Ello resulta en un incremento de la temperatura superficial respecto a la que habría en su ausencia. Este calentamiento global es el principal causante del cambio climático actual.

Debido a este efecto invernadero conducido por el hombre, desde que comenzó la era industrial, se calcula que la temperatura media del planeta ha aumentado en más de 1°C. Además, se observa una tendencia exponencial en el crecimiento en los últimos años, de forma que se espera que las temperatura continúe aumentando.

Estas emisiones de gases de efecto invernadero se producen en actividades como la quema de combustibles fósiles (el tráfico, por ejemplo), los cambios en el uso del suelo (deforestación) o algunas actividades agrícolas y ganaderas, entre otras.

Por su parte, los principales mecanismos de forzamiento radiativo de origen natural son:

  • Variabilidad solar. Los cambios cíclicos en la actividad solar provocan un calentamiento o enfriamiento del planeta en función de la cantidad de energía emitida hacia la Tierra. El ciclo más conocido (de 11 años) es el de las manchas solares.
  • Variaciones orbitales. Las variaciones en la órbita terrestre alrededor del Sol provocan cambios cíclicos en la radiación solar que llega al planeta. Pueden alterar significativamente la distribución estacional y latitudinal de la radiación recibida. Son los llamados ciclos de Milankovitch, con escalas mileniales o superiores (hasta 100.000 años). Son los responsables de la alternancia de periodos glaciales e interglaciales.
  • Actividad volcánica. Las grandes erupciones volcánicas provocan un enfriamiento global, ya que emiten grandes cantidades de dióxido de azufre (SO2), cenizas y otros aerosoles a la estratosfera. Estas sustancias tienen la capacidad de reflejar la radiación solar, permitiendo un enfriamiento de la troposfera y la superficie. Por otro lado, el SO2 sufre reacciones en la atmósfera por los que acaba generándose ácido sulfúrico (H2SO4), principal componente de la lluvia ácida.

¿Qué se entiende por cambio climático?

Se denomina cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación puede deberse tanto a causas naturales como a la acción del ser humano y afecta a todos los factores modeladores del clima: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc., a muy diversas escalas temporales.

El cambio climático actual es antropogénico, fruto de actividades que alteran la composición habitual de la atmósfera global, y que provocan una intensificación del efecto invernadero, derivando en un aumento de la temperatura global (calentamiento global). Por tanto, el calentamiento global es la principal característica del cambio climático.

La temperatura media del planeta ha ido aumentando de manera considerable desde la Revolución Industrial. Desde 1880 la temperatura media global ha aumentado cerca de 1°C. Además, dos terceras partes de este incremento se ha producido desde 1975. Por tanto, el calentamiento global presenta cierto comportamiento exponencial.

En este sentido, la XXI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21) constituyó el primer gran acuerdo internacional para frenar el calentamiento global. También se conoce como el Acuerdo de París de 2015, y en él se marcó el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, preferiblemente en 1,5ºC, mediante la reducción de las emisiones.

El cambio climático trae y traerá diversas consecuencias que alterarán la vida en el planeta tal y como la conocemos hasta ahora, con el derretimiento de los polos, la subida del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos o la extinción de especies, entre otras.

El cambio climático supone el mayor reto al que se enfrenta la humanidad y su solución pasa por la acción conjunta de todos los agentes, llevando a cabo tanto acciones de mitigación como de adaptación. Es por ello por lo que hoy en día es habitual hablar de crisis climática e incluso de emergencia climática.