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que lugar aterrizar para molestar lo máximo posible. Después de gastar el bote de flix y tirarle todo lo que tienes a mano, sobre todo el mando de la tele, te levantas cabreado por que ya se te pasó las ganas de echar una cabezada. Eso sí, en el momento que te levantas la mosca desaparece de tu vida hasta el día siguiente que volverá con precisión suiza, a fastidiarnos nuestra tradición ancestral de la siesta. En mi desesperación he llegado a poner el aire acondicionado a diez grados bajo cero, porque dicen que no soportan el frío, pero allí aparece impertérrita con un jersey de lana y bufanda para seguir fastidiando al prójimo, prójimo que este caso soy yo, y que ya llevo dos pulmonías a causa del congelador en que se ha convertido mi casa. Acepto sugerencias para acabar con semejante monstruo, que encima me chulea porque antes de desaparecer me parece oír en su zumbido un ¡¡hasta mañana pardillo!!