Baños de contraste frío-calor: ¿son buenos para la salud?

Los baños de contraste frío-calor, que alternan agua fría y caliente en el cuerpo, ofrecen beneficios como alivio del dolor, reducción de inflamación, mejora de la circulación y recuperación de lesiones. Aprende a realizarlos en casa para mejorar tu salud.

Elena Plaza

Elena Plaza

Los baños de contraste frío-calor, también conocidos como terapia de contraste, constituyen un elemento fundamental de la hidroterapia, que implica el uso del agua para diversos tratamientos. Esta técnica, casi tan ancestral como la humanidad, se basa en el aprovechamiento terapéutico de las propiedades del agua.

Dentro de este ámbito, la manipulación de la temperatura del agua ofrece múltiples métodos de aplicación. Uno de ellos es la inmersión en agua fría para todo el cuerpo o solamente en agua caliente.

Asímismo, se puede recurrir a tratamientos localizados, ya sea sumergiendo una parte específica del cuerpo o utilizando compresas empapadas en agua.

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Los baños de contraste frío-calor pueden realizarse de varias formas: inmersión del cuerpo entero, de la zona afectada o con compresas impregnadas en agua. Fuente: banco de imágenes de Canva

Cuando se alterna el uso de agua fría, conocido como crioterapia, con agua caliente, denominada termoterapia, estamos ante lo que se conoce como terapia de contraste.

Esta puede realizarse mediante la inmersión total del cuerpo, alternando chorros de diferentes temperaturas –como en la ducha escocesa típica de los balnearios– o simplemente sumergiendo una parte específica del cuerpo.

En el campo de la medicina y la fisioterapia, la inmersión parcial del cuerpo en tratamientos de contraste frío-calor se emplea para inducir una respuesta fisiológica beneficiosa en distintas regiones del cuerpo humano, aprovechando las ventajas que esta terapia ofrece.

¿Cuáles son los beneficios de los baños de contraste frío-calor?

La alternancia de temperaturas frías, que promueven la vasoconstricción, y temperaturas calientes, que facilitan la vasodilatación, desencadena un mecanismo de bombeo que optimiza la circulación sanguínea y la oxigenación muscular.

Numerosos estudios respaldan los beneficios de los baños de contraste frío-calor, destacando su eficacia en aliviar el dolor, minimizar la inflamación y la rigidez, mejorar la circulación, estimular el sistema nervioso autónomo y acelerar la recuperación en determinadas lesiones.

En el ámbito deportivo, existen múltiples técnicas para fomentar la recuperación muscular, siendo la terapia de baños de contraste una de ellas. Investigaciones apuntan que, después de realizar ejercicio físico, esta terapia ayuda a reducir las concentraciones de metabolitos en la sangre, lo cual es indicativo de una disminución del daño muscular.

Además, esta práctica contribuye a disminuir la percepción del dolor, incluso hasta 72 horas después del ejercicio. También se ha observado que puede reducir la formación de edema post ejercicio. También facilita la eliminación de productos de desecho y acelera la reducción de factores inflamatorios.

No obstante, es importante destacar que los estudios no son concluyentes en su totalidad y a veces presentan recomendaciones y conclusiones contradictorias sobre la eficacia de la terapia, dada la variedad de condiciones, protocolos y resultados observados.

¿Quiénes pueden beneficiarse de los baños de contraste frío-calor?

Los baños de contraste frío-calor son útiles para la rehabilitación y fisioterapia de lesiones deportivas. Su implementación es común en patologías como la artritis reumatoide, esguinces, edemas postquirúrgicos y traumatismos que resultan en inflamación y dolor.

También se recomiendan en casos de distrofia simpático-refleja, muñones post amputación, fascitis plantar, síndrome de estrés medial de la tibia, síndrome del túnel carpiano, codo de tenista, tendinitis y síndrome de Sudeck.

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Los baños de contraste frío-calor son útiles para la rehabilitación y fisioterapia de lesiones deportivas como los esguinces de tobillo. Fuente: banco de imágenes de Canva.

¿Cómo se realiza un baño de contraste frío-calor?

A fecha de hoy, no hay un consenso de a qué temperatura debe estar el agua de los baños de contrate, ni de la frecuencia, ni del tiempo ni del número de intercambios entre el frío y el calor.

Respecto a la temperatura, la mayoría de los estudios indican un intervalo de temperatura de entre 35º a 45º del agua caliente y entre 10º y 20º para el agua fría.

En lo que sí hay consenso es en empezar siempre con el agua caliente. Así que una vez que tenemos los cubos o baldes de agua (o las compresas impregnadas) a la temperatura correcta, iniciamos la inmersión del miembro afectado en el agua caliente durante 3 a 5 minutos. Luego se alterna con el agua fría durante 1 o dos minutos. Y así, se realizan entre 4 a 6 cambios.

El proceso se termina con agua fría en lesiones agudas inflamadas y con edema. Pero podemos terminar con agua caliente en lesiones crónicas o articulaciones rígidas por largos períodos de inmovilización.

Es importante seguir las indicaciones de temperatura y tiempo para evitar hormigueos, congelaciones, quemaduras u otras lesiones en la piel. Además, hay que tener una precaución extra en el caso en el que tengamos alguna lesión nerviosa: hay que comprobar la temperatura del agua con la extremidad no afectada para evitar quemaduras.

¿Con qué frecuencia deben hacerse los baños de contraste de frío-calor?

Según un documento para pacientes del National Health Service (NHS) de Reino unido, el baño de contraste puede realizarse en cualquier momento del día, aunque puede ser más beneficioso por la mañana o antes de acostarse.

Respecto al número de veces que puede repetirse el ciclo entero, indican que puede repetirse cada dos horas si es necesario para aliviar el dolor, la hinchazón y la rigidez.

Además, completan la información indicando que utilizar el baño de contraste antes o después del plan de ejercicios prescrito por su terapeuta puede ayudar a aliviar el dolor, la rigidez y la inflamación mientras realiza los ejercicios o después de completarlos.

De hecho, en el caso de los esguinces de tobillo, en ocasiones el fisioterapeuta podrá indicarle ejercicios con movimientos de flexoextensión y rotación durante la inmersión en agua caliente y también pueden recomendar los baños de contraste con sal en el agua.

¿Existen contraindicaciones para los baños de contraste frío-calor?

Es importante tener en cuenta ciertas condiciones médicas que pueden verse afectadas negativamente por el uso de terapias basadas en cambios de temperatura y en las que no se recomienda la terapia de contraste. Por ejemplo, la enfermedad de Buerger, un trastorno vascular inflamatorio, puede agravarse bajo ciertas condiciones térmicas.

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El Síndrome de Raynaud es una contraindicación para los baños de contraste frío-calor. Se trata de una enfermerdad en el que las emociones fuertes o estresantes o las temperaturas frías causan espasmos musculares en dedos de las manos, de los pies, en las orejas y en la nariz. Fuente: banco de imágenes de Canva.

Asimismo, los pacientes que sufren de microangiopatía secundaria a la diabetes deben ser particularmente cautelosos, ya que sus vasos sanguíneos podrían afectarse. En casos de insuficiencia venosa periférica, es crucial evitar la exposición a agua que supere los 40ºC, ya que puede exacerbar la condición.

El síndrome de Raynaud, que implica una disminución en el flujo sanguíneo a extremidades como dedos de manos y pies, también puede empeorar con la exposición a temperaturas frías. Las personas con alergia o hipersensibilidad al frío deben evitar terapias que involucren bajas temperaturas.

En situaciones de crioglobulinemia, donde hay presencia de proteínas anormales en la sangre que se espesan con el frío, la exposición a temperaturas bajas puede ser particularmente peligrosa.

Finalmente, es crucial evitar la aplicación de terapias de temperatura en áreas con heridas abiertas o infectadas, ya que esto podría complicar el proceso de curación o aumentar el riesgo de infección.

Además, en el caso en el que los baños de contraste se estén realizando en la ducha, en general para todo el cuerpo, hay que tener cuidado con las personas de edad avanzada, diabetes, hipertensión, o enfermedades cardiovasculares.

Conclusiones de la terapia de contraste frío-calor.

Para concluir, los baños de contraste frío-calor, que son parte de la tradicional hidroterapia, ofrecen beneficios interesantes tanto en el ámbito médico como deportivo.

Alternar temperaturas frías y calientes no solo ayuda en la recuperación muscular y alivio del dolor, sino que también mejora la circulación y provoca reacciones fisiológicas beneficiosas en el cuerpo.

Aunque hay algunas discrepancias en los estudios, la evidencia general sugiere que estos baños, cuando se aplican correctamente, pueden ser una herramienta útil para la rehabilitación de lesiones y el tratamiento de condiciones como la artritis, así como para mejorar la recuperación después del ejercicio.

Es importante, sin embargo, tener en cuenta las contraindicaciones y proceder con cautela, especialmente en personas con ciertas condiciones médicas que podrían verse negativamente afectadas por los cambios extremos de temperatura.

La consulta con un profesional de la salud y el seguimiento de protocolos establecidos son esenciales para asegurar la seguridad y la efectividad del tratamiento.

En resumen, los baños de contraste frío-calor pueden ser una opción beneficiosa en ciertos contextos terapéuticos, pero su uso debe ser considerado cuidadosamente y adaptado a las necesidades y condiciones de salud de cada individuo.

Bibliografía

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