MeteoCine: La redundancia de los tópicos

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Después del gran éxito cosechado por la precuela de esta película, Ocho Apellidos Catalanes ha perdido el rumbo entre norte y sur, y se ha estancado en la búsqueda de una comedia a la altura de la primera parte.

En esta película Koldo (Kara Elejalde) se entera de que su hija Amaia (Clara Lago) va a casarse con un catalán (Berto Romero), después de haber roto con Rafa (Dani Rovira). Por ello va a Sevilla a buscar a Rafa y convencerle de que le ayude a rescatar a su hija de su prometido y su ambiente.

La primera entrega funcionó porque se acudía a los tópicos, algo que gusta mucho en este país. Ya sabéis, los andaluces son muy «salaos» pero muy vagos, los vascos son muy brutos, y en esta película los catalanes son modernitos y algo agarrados. En España nos encanta reírnos de nosotros mismos; por eso Ocho Apellidos Vascos funcionó tan bien.

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El problema viene cuando 4 de los 7 personajes principales son los mismos que en la anterior película. Se reincide en los mismos chistes una y otra vez, y las situaciones que una vez fueron graciosas, se repiten más que un bocadillo de ajos.

La película resulta divertida a ratos (no muy largos ni muy seguidos), sacándonos alguna que otra risa. En ocasiones parece recuperar la frescura de la primera parte, pero cae por su propio peso como una tostada recién untada. Y es que parece que se ha intentado correr demasiado para sacar la película adelante y no se ha prestado atención al desbarajuste del guion.

Ocho Apellidos Catalanes introduce una parte dramática y romántica a la historia, algo que ha hecho que pierda la esencia humorística que nos encandiló. No era necesaria tanta importancia a esta parte, ya lloramos suficiente al pagar la entrada de la película.

Los personajes que repiten no acaban de brillar, Dani Rovira derrocha humor allá por donde pasa, pero no con un guion que no está a la altura. Clara Lago hace un buen papel, pero su personaje anda perdido en una sucesión de acontecimientos dramáticos. Y Carmen Machi y Karra Elejalde pierden todo su encanto y poderío humorístico enzarzados en una pelea de pareja constante.

La introducción de nuevos personajes dan un aire nuevo a la película, el problema es que no están bien aprovechados. Berto Romero interpreta a un hipster catalán que quiere hacer creer a su madre que Catalunya se ha independizado, postureo puro. Tiene buenos momentos, gracias a esa renovación que provoca un nuevo personaje procedente de otra parte de España, y por tanto, nuevos tópicos y situaciones, pero no termina de tener tirón.

Belén Cuesta interpreta a Judit, la organizadora de la boda entre Pau y Amaia, un personaje con una poco elaborada construcción en guión, por lo que cae en saco roto también. Podríamos salvar a Rosa María Sardà que da vida a Roser, la madre de Pau, con una magnífica interpretación, pero que no sirve para levantar la película.

La mayoría de elementos de la película pasan más desapercibidos que Iniesta en una fiesta ibicenca. No destaca el guión, ni el arte, ni la fotografía y muchísimo menos la música. Se ha perdido la esencia que caracterizó a la historia original, y si surgiera hacer una tercera parte, dudo mucho que consiguieran recuperarla.

Desde luego en España nos encantan los tópicos y nos encanta reírnos de nosotros mismos, por eso Ocho Apellidos Vascos funcionó tan bien. El problema es que se ha realizado una producción a una velocidad inconsistente, tal como ha salido la película. 8 apellidos catalanes, es una película que podéis ir a ver al cine, y os hará pasar algún momento divertido. Pero desde luego queda a un nivel bastante inferior que la primera parte.

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