Roberto Granda
Estamos inmersos en una situación inestable, con fuertes tormentas y aguaceros que están dejando inundaciones en algunos lugares del país, así como granizadas y fuertes rachas de viento. La previsión de tormentas es complicada, y en estas jornadas más aún. ¿Por qué? ¿Cuáles son las razones atmosféricas que lo explican?
La modelización atmosférica es imperfecta
La predicción meteorológica es siempre complicada. En primer lugar, los datos iniciales con los que se realizan las previsiones no son perfectos: muchas zonas no tienen cobertura, y la precisión no es la mejor posible.
En segundo lugar, las ecuaciones empleadas para resolver la evolución atmosférica no tienen solución. Es decir, no hay forma matemática (actualmente) para resolverlas. Deben emplearse aproximaciones, lo que induce un error.
Por último, la resolución del modelo es clave. Los modelos meteorológicos usan «mallas«, generalmente cuadriculares, a determinada resolución. Es decir, están formadas por áreas (horizontales distribuidas en diversas capas según altura) donde cada lado mide una distancia fija, de, por ejemplo, 9 kilómetros. No son una representación 1 a 1 de la realidad.

Bajo estas condiciones, las previsiones son aún así muy fiables a corto y medio plazo. No obstante, hay fenómenos como la convección que son más complejos ya que pueden tener su origen en escalas muy pequeñas. Además, para que las tormentas puedan formarse dependen de numerosas variables atmosféricas, a veces, muy difíciles de predecir. Este es el caso de los vórtices en altura.
La previsión de tormentas: por qué se vuelve compleja con los vórtices en altura
Una de las estructuras atmosféricas que más condicionan las tormentas en los meses centrales del año son los vórtices y ondas cortas en altura. Son pequeñas estructuras con circulación ciclónica situadas en capas medias y/o altas de la atmósfera. Generalmente, alrededor de los 300 hPa (unos 9200 metros aproximadamente).
Estos pequeños vórtices son muy difíciles de modelizar, tanto en su formación como en su desplazamiento. En función de su evolución, condicionarán las tormentas, ya que serán más relevantes en su parte delantera (donde el viento sople de SW-S a NE-N).

Como son difíciles de modelizar y presentan un pequeño tamaño, ligeros cambios en la realidad respecto a la modelización puede resultar en cambios drásticos en la distribución de las tormentas, así como en su intensidad.
Esta situación es la que está teniendo lugar estas jornadas, con la previsión de tormentas variando notablemente respecto a las simulaciones. Las zonas generales suelen ir bien encaminadas, pero los máximos de intensidad y zonas secundarias no suelen ser bien resueltas por los modelos.