Fotos

de vapor, que acercaron pueblos y ciudades para ayudar a sacar nuestro país del subdesarrollo más absoluto, hasta situarlo entre la élite de los países más desarrollados. Hacer este reportaje ha hecho brotar las ramas del árbol de mi memoria, de aquel niño de cinco años que por primera vez se acercaba a una de estás máquinas, y que me recibió escupiendo vapor de sus entrañas ante mi mirada llena de asombro, y el temor de mi primer viaje en aquella máquina infernal. Después de aquel viaje vinieron muchos más, en vagones de 3ª en compartimento de diez personas en asientos de listones de madera, y en recorridos interminables de 30-35 horas. Compartiendo tortillas de papas, las morcillas del pueblo o trozos de lomo en aceite, con el clásico: toma, prueba, que te parece como está la tortilla, este pan es de mi pueblo y está riquísimo, o este vino de la bota es de mis viñas, etc. Cuando llegabas al final del recorrido, por fin!! te despedías de los compañeros de fatigas con lágrimas en los ojos, del afecto cogido entre el hollín del camino. Después de esta pequeña biografía, regreso al Museo del Ferrocarril de Vilanova, que con sus 25 máquinas de vapor y otras diesel y eléctricas forman en su conjunto unos de los museos más importantes de Europa, de máquinas de tren. Aunque todas las máquinas tienen su historia hago hincapié en dos, en la primera locomotora que circulo en España en el año 1848 entre Barcelona y Mataró, primeras fotos, y la impresionante Santa Fe, una espectacular locomotora de 213 toneladas y una potencia de 3960 cv. que alcanzaba los 90/100 km/h. y que fue la más potente y grande del continente europeo. Me hicieron de guía unos maquinistas de renfe jubilados, que de manera totalmente desinteresada colaboran con el museo en labores de cuidado y mantenimiento de las locomotoras, y que las cuidan con un mimo que me emocionó. Me enseñaron los distintos modelos de máquinas, me subí a la cabina para que me explicaran el complejo funcionamiento de las máquinas, y me contaron sus andanzas con estas impresionantes locomotoras por todos los caminos de hierro de nuestro país. Fue una verdadera gozada oír múltiples historias contadas por sus protagonistas, y que me hicieron sentir la emoción de ser un maquinista de renfe. En este reportaje van muchas astillas llenas de hollín, de mis recuerdos sentimentales más entrañables.