Ya hay 73 millones de perros en Europa: lo que implica en el equilibrio ecológico

El número de perros en la UE se triplica en ocho años. ¿Cuál es el impacto ambiental de nuestras mascotas?

Elisabeth Lahoz

Elisabeth Lahoz

El número de perros en Europa se ha triplicado casi un 200 % en ocho años, según datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE) a partir de las estimaciones de la Fédération Cynologique Internationale (FCI) y la Comisión Europea.

Los animales de compañía tienen un impacto sobre el clima. Según cálculos científicos, un perro genera buena parte de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que un ser humano debería producir si quiere contribuir a limitar el calentamiento global. ¿Cuánto contamina nuestra mascota y qué podemos hacer al respecto?

Más hogares europeos con un perro como miembro de la familia

Al cierre de 2022 había censados en la Unión Europea alrededor de 73 millones de perros. Es el triple que en 2014, cuando la FCI, la mayor y más importante organización canina del mundo, daba una cifra aproximada de 24,5 millones de canes en Europa.

La FCI recogió estadísticas de ejemplares de raza y mestizos procedentes de 52 países, la mayoría (43) europeos; el resto de países transnacionales como Rusia, Armenia o Turquía, y de fuera de territorio europeo (Israel y Uzbekistán). Los datos reflejan una tendencia al alza: cada vez más hogares cuentan con un perro como animal de compañía.

El ‘boom’ durante la pandemia

Estas cifras muestran una estabilización en la cantidad de canes en los últimos años tras dispararse durante la pandemia, entre 2020 y 2021. En ese intervalo, el número de perros se incrementó un 11 %, desde los 60,7 millones hasta 67,4 millones.

De acuerdo con la RSCE, las restricciones aplicadas durante la COVID-19, que permitían salir a pasear con los perros; la cuarentena, el aislamiento y la sensación de soledad, o la proliferación de redes sociales donde los influencers muchas veces aparecen con sus mascotas, estuvieron detrás de este auge repentino en el interés de la ciudadanía por tener un perro de compañía.

El impacto de los animales domésticos en el equilibrio ecológico

«Los dueños de perros deben saber que una gran parte de su cuota personal de CO2 lo consume su mascota», dice Matthias Finkbeiner, un experto de la Universidad Técnica de Berlín que en 2020 publicó un estudio sobre el efecto de los animales domésticos en el medioambiente.

El impacto es mayor cuanto más grande es el animal. Un perro de gran tamaño puede generar al año la mitad de las emisiones de carbono que un habitante del planeta debería producir como máximo para no contribuir al agravamiento del cambio climático.

Solo en concepto de alimentación, las mascotas generan más del 1 % de las emisiones de CO2 en España. Fuente imagen: Pexels.

Mantener un perro durante un año equivale a recorrer unos 2.830 kilómetros en coche, según cálculos de ESU-services, una empresa con sede en Suiza dedicada a la consultoría ambiental. Un perro genera en torno a 1.020 kilos de CO2 al año en distintos conceptos: comida, transporte por carretera hasta zonas para pasear, alojamiento, equipamiento, cuidados veterinarios, etc.

Mantener un perro durante un año equivale a recorrer unos 2.830 kilómetros en coche.

Cálculos de ESU-services, consultora ambiental.

Otros trabajos similares consideran para el cálculo tanto el origen y la producción de los alimentos como su envasado y transporte, pero también la contaminación ambiental de la orina y las heces y la consecuente limpieza de las vías.

Un perro medio produce a lo largo de su vida unos 2.000 litros de orina y una tonelada de excrementos, provocando una sobrefertilización del entorno en las ciudades. Con todo, la mayor parte del impacto medioambiental y climático se debe a la alimentación.

¿Cómo compensar las emisiones de nuestra mascota?

Además de viajar menos en avión, limitar el uso del automóvil o comer menos carne, hay otra forma eficaz para reducir nuestra huella personal de carbono: no sobrealimentar a nuestras mascotas. Los estudios estiman que hasta el 59 % de los perros domésticos a nivel mundial tienen sobrepeso u obesidad*.

En el mundo se dedican casi 50 millones de hectáreas a la producción de pienso para las mascotas, según cálculos de la Universidad de Edimburgo. La elaboración de piensos a base de proteína animal emite cantidades ingentes de gases de efecto invernadero (GEI).

Y el número de mascotas en los hogares no deja de crecer. De los más de 70 millones de perros registrados en Europa, unos 9 millones están en España. Junto con los gatos, estos animales «producen anualmente entre el 0,30 % y 1,20 % del total de emisiones de nuestro país», según apunta el estudio Cálculo de la huella de carbono de los animales de compañía de la Universidad de Alcalá de Henares.

En el mundo, casi seis de cada diez perros como mascota padecen sobrepeso, en buena medida por exceso de alimentación.

Balance ecológico y bienestar

¿Cómo mejorar el balance ecológico asociado a tener mascota sin perjudicar su bienestar? Hay muchas maneras, como incluir en su alimentación más proteínas vegetales (incluidas las de nuestras sobras, como se ha hecho siempre) y más producto local. La comida vegana con una gran proporción de aditivos de otras partes del mundo puede ser mucho más perjudicial para el clima que la que contiene carne producida aquí.

El impacto depende también del tipo de producto. El pienso seco es más ecológico que el húmedo, entre otras razones porque no está envasado en lata. También alimentándoles con carne y subproductos cárnicos que no comen los humanos, como ciertas vísceras (los pulmones de las vacas, por ejemplo). O con insectos como fuente de proteínas.

Ya se comercializan piensos y preparados con proteína de larvas de mosca. La comida a partir de insectos es menos perjudicial para el clima, pues para su elaboración no se necesitan grandes superficies de terreno ni se generan las emisiones de GEI asociadas a la ganadería intensiva.

Al margen de la comida, el equilibrio de nuestras mascotas también se mejora adoptando en un refugio antes que comprando a un criador o recogiendo las deposiciones. Finkbeiner afirma que la contaminación causada por la quema de la bolsa de plástico con los excrementos de nuestro perro es menor que el daño causado por estos en el medio.

Fuente consultada: *Larsen, J. A., & Villaverde, C. (2016). Scope of the problem and perception by owners and veterinarians. Veterinary Clinics: Small Animal Practice, 46(5), 761-772.