¿Qué es la alergia y por qué se produce?

La alergia es una reacción excesiva del sistema inmunológico a sustancias generalmente inofensivas, conocidas como alérgenos. Estas sustencias incluyen polen, pelo de mascotas, ciertos alimentos, polvo y medicamentos, entre otros.

Cuando una persona alérgica entra en contacto con un alérgeno, su sistema inmunológico lo reconoce erróneamente como una amenaza, desencadenando una reacción alérgica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado las enfermedades alérgicas entre las seis patologías más comunes globalmente.

Las alergias afectan aproximadamente al 20-25 % de la población mundial. Sin embargo, son más prevalentes en países desarrollados e industrializados, según el Libro de las enfermedades alérgicas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.

¿Qué tipo de alergia hay?

Las alergias se clasifican según el alérgeno que las provoca o el mecanismo a través del cual se manifiestan.

Las alergias alimentarias son reacciones adversas a ciertos alimentos que el sistema inmunológico reconoce erróneamente como nocivos, siendo los más comunes los frutos secos, los mariscos, la leche, los huevos y el trigo.

Las alergias estacionales, o rinitis alérgica (también llamada fiebre del heno), son provocadas por la alergia al polen de árboles, pastos y malezas, así como las esporas de moho.

Otro grupo de las alergias frecuentes son las alergias a los medicamentos. Penicilinas y otros antibióticos son causas comunes, aunque cualquier medicamento puede provocar alergias, incluyendo analgésicos, antiinflamatorios y medicamentos para la presión arterial, por ejemplo.

Las picaduras de insectos son molestas para todos, pero en las personas alérgicas a su veneno pueden resultar en una reacción anafiláctica. Las picaduras de insectos más comunes que pueden generar alergias son abejas, mosquitos, chinches y pulgas.

La alergia a los animales es otra alergia común. Es importante saber que estas no son causadas por el pelo de las mascotas en sí, sino por las proteínas encontradas en su caspa (piel muerta), saliva y orina.

Los perros y gatos son las mascotas más comunes que provocan alergias, pero otros animales, como por ejemplo los caballos, también pueden causar reacciones.

Por último, mencionar que existen otras alergias “un poco más raras y menos frecuentes”, como por ejemplo, la alergia al sol y la alergia al frío.

¿Qué tipo de alergia es la más común?

Según el Libro de las enfermedades alérgicas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, la rinitis alérgica es la más frecuente, afectando aproximadamente al 21% de la población general en España

En las consultas a alergólogos, la rinitis alérgica, el asma y las alergias a medicamentos son las más comunes, con frecuencias del 54%, 23% y 17%, respectivamente.

Le sigue la dermatitis atópica, que afecta al 4% de los niños en edad escolar. Las alergias alimentarias afectan al 3-5% de la población infantil, pero disminuyen a menos del 2% en adultos

En cuanto a las alergias a medicamentos, sólo un 29% de los casos sospechados son confirmados mediante pruebas alergológicas específicas, aunque más del 10% de los españoles creen ser alérgicos a algún medicamento.

Con respecto a las alergias alimentarias, cualquier alimento puede desencadenar reacciones, siendo la leche y el huevo los más comunes en niños menores de cinco años, y las frutas, cacahuetes y frutos secos predominan a partir de esa edad.

¿Cuáles son los síntomas de la alergia?

Los síntomas alérgicos pueden manifestarse en diversas partes del cuerpo, desde la piel hasta el sistema respiratorio.

En la rinoconjuntivitis alérgica, los síntomas más comunes son los nasales y oculares por una inflamación de las mucosas. Esto nos provoca estornudos (incluso en salvas), moco líquido, congestión y picor nasal y enrojecimiento, lagrimeo y picor de los ojos. En los casos más graves puede aparecer tos y dificultad para respirar.

Los síntomas cutáneos comunes son urticaria, eczema y dermatitis atópica, además del angioedema, que implica hinchazón de las partes blandas de la piel y puede presentarse solo o con urticaria.

En alergias alimentarias, los principales síntomas son náuseas, vómitos, diarrea, picazón en boca o garganta, y problemas dermatológicos. Estos síntomas pueden surgir inmediatamente o hasta dos horas después de la ingestión del alimento. Además, pueden afectar a uno o varios órganos y son una causa frecuente de anafilaxia.

La anafilaxia es una reacción alérgica grave que puede incluir dificultad para respirar, hinchazón de la garganta, una caída repentina de la presión arterial, taquicardia y pérdida de conciencia e incluso la muerte si no se trata a tiempo.

¿Qué hacer cuando se tiene una alergia?

Ante la sospecha o confirmación de una alergia, es importante gestionar adecuadamente la condición para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

El primer paso es consultar a un alergólogo, quien puede realizar pruebas cutáneas, de sangre o de provocación para identificar las sustancias causantes.

Una vez identificado el alérgeno, el siguiente paso es evitar la exposición a este en la medida de lo posible. Por ejemplo, en caso de alergia al polen, se recomienda mantener cerradas las ventanas durante su temporada alta y utilizar purificadores de aire.

Para las alergias alimentarias, es literalmente vital leer las etiquetas de los alimentos, evitar aquellos que contienen el alérgeno e informar en restaurantes o a quienes nos vayan a preparar la comida. En alergias a los animales o ácaros del polvo, la limpieza regular puede reducir los síntomas en casa.

Además, puede ser necesario que nos prescriban medicamentos como antihistamínicos, corticosteroides nasales e inmunoterapia (vacunas contra alergias). En el caso en el que las alergias provoquen asma, se pueden prescribir inhaladores de corticosteroides y broncodilatadores. Es esencial seguir las indicaciones médicas y nunca automedicarse.

En los casos más graves, es posible que el médico nos recomiende llevar siempre encima un autoinyector de adrenalina y que nuestro círculo más cercano (además de nosotros) sepamos utilizarlo.

En estos casos puede ser interesante considerar el llevar una pulsera o tarjeta de identificación médica que indique las alergias graves, especialmente si tienes riesgo de anafilaxia.

¿Cuánto tiempo puede durar una reacción alérgica?

La duración de una reacción alérgica puede variar considerablemente, dependiendo del tipo de alergia, la cantidad de alérgeno al que se ha estado expuesto, y la respuesta individual del sistema inmunológico, por lo que las experiencias pueden variar significativamente entre personas.

Podemos definir a las reacciones como inmediatas o retardadas, atendiendo al momento de presentación de los síntomas. Por ejemplo, algunas alergias a alimentos, picaduras de insectos y medicamentos manifiestan síntomas en minutos.

En cambio, la dermatitis de contacto como la causada por alergias al níquel o al látex, puede tardar de 24 a 72 horas en aparecer.

Y por último, la reacción anafiláctica o shock anafiláctico es la presentación más grave y rápida. Puede causar la muerte en minutos si no se actúa rápidamente.

Respecto a la duración de los síntomas, varía dependiendo del tipo de alergia. En las alergias alimentarias los síntomas pueden durar desde pocas horas hasta varios días, dependiendo de la severidad de la reacción y la cantidad de alimento consumido.

En la rinitis alérgica,  los síntomas pueden persistir durante semanas o meses, coincidiendo con la temporada de polen si no se tratan. Y hay casos de alergias perennes durante todo el año, aunque los síntomas pueden gestionables con tratamiento.

En las dermatitis de contacto los síntomas pueden continuar de 2 a 4 semanas, incluso después de eliminar el alérgeno.»

¿Cómo quitar una alergia naturalmente?

La inmunoterapia con alérgenos (vacunas) se presenta como la única opción con potencial curativo para condiciones como la rinitis y el asma alérgicas, así como para alergias a venenos de de abejas y avispas.

Ante la ausencia de una cura definitiva para muchas alergias, algunas personas optan por la Medicina Complementaria y Alternativa, sobre todo los pacientes con asma.

Estas prácticas incluyen la acupuntura, homeopatía, técnicas de control de la respiración, yoga, haloterapia y suplementos dietéticos. Pero, ¿realmente funcionan?

Pues respecto a la acupuntura, los estudios clínicos no han demostrado eficacia significativa para tratar la rinitis o el asma. Por otro lado, según la revisión más relevante realizada por la Biblioteca Cochrane, no hay evidencia suficiente que respalde la homeopatía como tratamiento eficaz para el asma.

Respecto a las técnicas físicas como el control de la respiración y el yoga, no han demostrado consistentemente eficacia clínica en el tratamiento del asma. Sin embargo, algunos estudios señalan mejoras en la calidad de vida de los pacientes.

Estos pacientes pueden inhalar sales aerosolizadas, lo que se llama haloterapia, y parece ser que mejora la obstrucción en algunos tipos de asma, aunque su eficacia general sigue siendo controvertida.

Otros remedios naturales como el Gingko biloba y la raíz de regaliz, utilizados en sintomatología respiratoria, pueden interactuar con medicamentos convencionales y causar efectos adversos serios.

Según el Libro de las enfermedades alérgicas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, el Gingko biloba puede producir problemas de sangrado en personas que también estén tomando el anticoagulante warfarina. Y la raíz de regaliz, que se utiliza para aliviar los síntomas de los asmáticos, puede aumentar la presión arterial.

La eficacia de la vitamina C, la naranja amarga, el extracto de semilla de uva y la Ephedra (efedra en castellano y para tratar la rinitis alérgica es cuestionable y, en algunos casos, puede ser peligrosa. De hecho, La comercialización de la Ephedra está prohibida por estar relacionada con algunas muertes inexplicables.

Por último, mencionar la irrigación con solución salina, que sí puede reducir la gravedad de la rinitis alérgica hasta los tres meses en los adultos y los niños, sin efectos adversos informados. 

En resumen, diversos factores contribuyen a la prevalencia, duración y tratamiento de las alergias, una de las seis patologías más comunes a nivel mundial.

Las alergias más prevalentes incluyen la rinitis alérgica, las alergias alimentarias y las reacciones a medicamentos, con variaciones significativas en su frecuencia según la edad y la región geográfica.

Para gestionar las alergias efectivamente, hay que identificar y evitar los alérgenos específicos. Esto puede incluir medidas ambientales como la purificación del aire y la limpieza exhaustiva, así como tratamientos médicos como antihistamínicos y corticosteroides.

Hay que tener precaución con la medicina alternativa o remedios caseros. Algunas terapias pueden ofrecer alivio, sin embargo, muchas carecen de respaldo científico sólido y podrían interactuar negativamente con tratamientos convencionales o provocar efectos adversos graves.

Bibliografía

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